(A María Teresa Cervantes, desde la admiración y el respeto) Quiso la tarde perderme en un paraíso de colores y alegrías donde el ayer se hizo presente y donde las palabras, todas, se vistieron de paz. Quiso la tarde que volviera a sentir mis pulsos, a revivir los asombros ante la belleza de un crepúsculo hecho verdad; en la hoja recién regada de una flor, en el canto de un jilguero, en el vuelo ligero de una paloma, en el agua fresca que sabe a vida ganada… Quiso la tarde que fuera cómplice y testigo de otro canto a la emoción, de otro inimaginable momento entre susurros de versos y ternura, de vida y muerte sin distancias, …como si fueran una. De ver las huellas del universo dejadas por otro “yo” comprometido con las palabras que llevan estallando, minuto a minuto, en el íntimo universo de toda una vida. Quiso la tarde que mis ojos vieran las montañas que esconden los ocasos; que llegara a entender el lenguaje que regala su cálida sonrisa; que supiera callar la pena que digo que me aflige … -¡que es mentira, que soy feliz!-. … Quiso la tarde. ©Jpellicer2013
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Poeta
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