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SOBRIEDAD ESMERALDINA (Neosurrealista)
Hoy la memoria me ha vestido, con el pálido recuerdo del olvido, en los ojos de la noche bajo el techo, en las manos del tiempo fallecido.
Hoy que soy mi ayer en el mañana, del espejo que arruga sus perfumes, en los labios de las flores secas, en los ríos de las nubes duras.
Ahora que una lágrima me llora, entre los viejos párpados del silencio, con tantas sombras bajo el sombrero, con tantas luces rojas cegando al ojo.
Ahora que la esperanza ebria está, y teje a la fe con la soberbia, entre tantos caminos sin zapatos, entre tantos silencios sin pestañas.
Ahí donde los sollozos son más grises, que azul el violín del cielo triste, en el alma abandonada de una herida, al final de la muerte temblorosa.
Ahí estará nuestro pasado sepultando, y el futuro con el viento bajo el agua, de la sed que se levanta inquieta, donde pasa, y pesa. ¡Espesa la esperanza!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Apergaminado
Y fue un papel que deseó escribir, sobre la tinta. De la luna enamorada. De la noche del fracaso. Del silencio del miedo. ¡En la esfera menos espinosa e incolora!. En el sol pájaro en el viento medusa, terso pétreo arisco erial acre insano.
¡Apergaminado destintarse vano!.
Lloran, lloran las piedras lúbricas lavas. Con la furia lujuriosa del perdón enamoradas. ¡Como el hombre que debe ser alabado!. Pues a su mismo creador ayuda. Con la tinta con la lengua con la mano. Álabe creyéndose importante. ¡Dándole su humedad al agua!.
¡Vano destintado apergaminarse!.
De la misma naturaleza humana evacuatorio, dando conferencias de la muerte al cementerio, descubriendo al iluso ser sabio. Y ¡Oh, milagro !, inventando el agua tibia. Implorando a las rodillas que se arrodillen. Y al jardín de los cristales amar su silbido, azul de ausencia, rojo débil, amarillo humilde.
¡Destintado apergaminarse vano!.
Porque fue papel en trance líquido, de la tinta peregrino en el desierto, fabricante de ojos para vigas ajenas, enseñando al asno a hablar de orejas. Y a las aves a volar y a las flores perfumar. Y a cualquier dios inventarle poderes infames. Por ser ayudante del creador débil que le implora, culto, y promoción.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL CAMINO Y LA META ...Carl Sandburg ( Estados Unidos ) 1878-1967.
Poeta, historiador y novelista. Considerado maestro en el verso libre, brillante historiador en un estudio sobre Lincoln, obtuvo el premio Pulitzer 1940. Este es versión de: Miguel Martínez-Lage.
El camino y la meta
He de recorrer la senda al crepúsculo por donde vagan las sombras del hambre y transitan los fugitivos del dolor. He de recorrerla en silencio, de mañana, y ver deslizarse la noche en el alba, oír cómo se levantan lentos los vientos poderosos allí donde son altos los árboles que jalonan el camino y se comban cargados.
Los pedruscos rotos a ambas orillas no vendrán a conmemorar mi ruina. Será el pesar la gravilla que triture. Buscaré en el cielo esbeltas aves de ala rápida que rolan donde el viento y los truenos empujan a las procesionarias de la lluvia.
El polvo del camino recorrido me manchará las manos y la cara.
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Poeta
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SUCINTA RESPUESTA...
¿A dónde corrió el porqué, a esconderse, del desnudo, fondo abismo?.
La respuesta en las retinas. Túneles torneados del tornillo. Laberíntico y vertebrado, preguntarse. ¡Desolando vacíos y huecos!.
Adonde, solicitar la solución, fue una bienhechora bicicleta, tu pedalear imperativo, llamarada sin poder, cenizo el dinero, carta y damas, en el casi, no, de mil cosas, de la cuerda, un trampolín, justo, del ganado final al fondo, de la estepa secreta, fosa, como suele suceder, siempre.
No, solo, el ganar, existe, al perder, la eternidad, un sueño, y dulce canto, junto, al quehacer, sin misterio, la costosa paz, tenaz, de los susceptibles cementerios, suscripción, descripción y realidad.
Este bosquejo, inconcebible, juego fugaz, de vivir y morir cicatrizado, toda noche y tarde, acrobática, una vez de muchas, bromas, brumas pesadas, ya desafilados acantilados, en la inválida mirada, soberbia, no es nada, más, no es nada.
Un adiós, tan rápido, hemos de hacer, adiós de partir, sin despedirse, lúcido talento, y desasistiendo al desengaño.
Por eso, del vivir el vuelo, el ave. Vuela el viento, generoso, cielo y campo, bienestar dibuja la mañana, de las nubes manos, llenas de pasión empecinada, que el pueblo, puebla, en despoblados polvos, aunque lejano, no tenga, aladas penas, y le honren, ágiles y gráciles historias, por el ser, sucinta la respuesta, y virtuosos de los años y los siglos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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