Ecos plañideros
Entre las huellas de la palabra,
no dicha por la arena, hablando el polvo,
que humedece al mar su hogar,
de azúcar entre los colores,
de la paz obscura del hielo,
en el fuego vagabundo del humo,
del veneno que tirita grácil.
¡Abanicos acodados acreedores!.
En el pájaro que ladra al sol, quemando,
cada flor indiferente al sabor salado,
cada noche soplando al viento inmóvil,
encendiendo verdes al púrpura labrado,
con las huellas del otoño entre los labios.
Ecos vivos, del espectro, del espejo núbil.
Del disfraz de los paréntesis vendidos.
¡Befa beligerante boicoteadora!.
Mostrando el balcón halcón del rostro.
Del hollín filibustero néctar de nácar,
de música el perfil, y las rejas pasmadas.
Emplumando arboledas y tapices,
que llueven escribiendo al mármol,
del instante fabricado con orugas,
plenos uniformes hechos gas.
¡Cavernosa cavilosidad consuntiva!.
Ecos benignos crepúsculos magnéticos.
Ecos paisaje de cereza y ópalos lacustres.
Ecos en la carne de los lirios acuchillados.
Ecos plañideros que fueron al futuro a quejarse.
Plañideros de las nupcias del cadalso con el teatro.
Plañideros de los guantes sonrientes por los dientes.
Plañideros pedestales del patético patíbulo parlante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez