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Cabañita de la luna cálida como ninguna, cabañita de dos aguas que enamoras y empalagas.
Cabañita acogedora, cabañita soñadora de maderas barnizadas, de las vigas adoradas.
Cabañita de Morales que seduces a raudales, cabañita del candor, del placer y el confort.
Puerta, entrada de tu vida, tapete de bienvenida, hoy pisé tu hermosa duela espero que no te duela.
Filtras sol por tus ventanas trillizas lindas hermanas, las cortinas son de seda mi cariño se te queda.
Que mullida está tu cama de noche y mañana sana, cabecera de primera tulipanes de Rivera.
Tu encanto me ha esclavizado, tienes fusil empotrado, un baño de la limpieza, lámparas de luz traviesa.
Silla, cómoda, perchero, burós de tu amor sincero, seis fornidos travesaños impiden que sufras daños.
Dios te cuide de goteras, de aquellas almas rastreras, del fuego, de las termitas, de seres que nunca invitas.
Cabañita de mil tablas hasta parece que me hablas, cabañita la bonita de Kutsi que está . . . bendita.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Desarrollo Ecoturístico Apúpato (Cabañas Rústicas), Lago de Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo México, a 18 de marzo del 2012 Dedicado a la Familia Morales Becerra Reg. SEP Indautor No. 03-2012-083012362100-14
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Poeta
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“Fue de la tatarabuela . . .”
Es un mueble antiguo con albor exiguo, su fina caoba el alma me arroba.
Madera morena sentida, serena, dura cual cobalto de aprecio muy alto.
De abolengo oscuro del tronco más puro, su puerta da paso en prístino abrazo.
Al vivo recuerdo del ayer que pierdo, del añejo tiempo la memoria templo.
Pasan por mi mente, en antes vigente, los cinco cajones pequeños arcones.
Resguardo de alhajas dignas de las majas, de cosas eternas, de prendas fraternas.
Preciosas rarezas de reinas, princesas, bizarros herrajes sus otros linajes.
Como el sacro espejo de sobrio reflejo que cuida esforzado el marco sagrado.
Cristal de diamante que evoco distante como aquella luna del cielo fortuna.
De luz que refleja y jamás lo aleja de efigies reales, de sombras virtuales.
De cuerpos presentes, lejanos, ausentes, del vivo recinto de tal laberinto.
Su lámpara alumbra toda la penumbra de los corazones plenos de ilusiones.
Muy digno testigo de esto que les digo la silla de un hada, mullida, soñada.
Uso prolongado no ha deteriorado al leal tocador, sigue lucidor.
Sin restauración es bien de pasión, siempre tan querido no sufre de olvido.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda. Reino de Tacubaya, México, a 17 de noviembre . . . Dedicado a mi abuelita “Conchita”, Doña Concepción Amaya de Ramos Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Tu corazón de ayarín, callo de vida . . . sin fin.”
Eres de madera dura Pichátaro sabia pura morena de la más fiel corteza color de piel.
Palo de doscientos años nudos, vigas, travesaños, fuiste troje, mora humana, bosque de vida lejana.
Morales tu pino acuña cabaña, agreste fortuna en Apúpato, tu casa, la ecología nos abraza.
San Pedrito, Michoacán, corundas, uchepos, pan, antigua agrietada vena “Nanita” cruje tu yema.
Pátzcuaro ribera asiento, duelas, zapatos, lo siento te piso calmo sereno levito sobre tu leño.
Tabla del lago cuarteada dejó atrás verde alborada, tus entrañas son destiempo termitas de otrora tiempo.
La vara se te ha secado más tienes cariño al lado de Lucía, Saúl, . . . glorioso, del “Pachorras”, “Perezoso”.
Tu corazón . . . de ayarín firmeza, tronco sin fin postes de vejez gozosa, de raja, astilla porosa.
El amor todo lo cura tu esencia el barniz perdura, sentí frío en el espinazo luego tu calor regazo.
“Nanita” te vi por dentro de tu alma muy adentro ya te estaba conociendo, salí, me estabas pariendo.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Desarrollo Ecoturístico Apúpato, Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, a 04 de julio del 2016 Dedicado a la Sra. Lucía Becerra Guerrero Reg. SEP Indautor No. 03-2016-092711430700-14
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Poeta
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Calor feroz (Polipoesía)
En tanto la hierba hierve Bebe y ve y beldad bendice Porque olvida cuando se hunde El humo humilde humillado humor Al an-he-lar al am-pa-ro. Bur-les-co. Co-co-tero. Roblizo/robado/rojizo/rollizo. Que-queso-al-fondo-forajido-forja. Flecha-flemática-flexible-flor-fluctuante.
Yate yermo yunque yerto
Y rememora/ la ventana/ ociosa Verde/ rumor/ de albergue atildado-atisbo-atónico-atosigado en las retinas con níquel ni/ni/ni neófito-netamente-neumático-nevado-nexo ni/ni/ni deshidratado/atado/ataúd/atascado enjambre de puertas pugnas magras negras indiferentes-indiscretas-indispuestas.
Como comen coco coléricas y algodones con el rostro las piedras ¡pam! ¡pom! Y… Por/por/por porfiadas porosas portátil portavoz portentosas zaz/zaz/zaz mientras al fondo duermen dramas dudas dunas deudas donados duelos con el barato afán de las manzanas.
Y el océano renueva campanas cadenas calmadas caballos callados calvarios en vano ignoto y frágil sedoso sediento sedimento brotando en el fondo hondo dócil=a la suerte=hiere =dulce y dudosa vaga una sombra sobria sola en la nueva cueva cuando cuarenta cuadros cuenta desclavando las caricias de madera madura maldad maleable malherida y el cabello en la lengua luego viejo vive vigilante vigoroso virtuoso visible y quita el desmayo de los lirios lenguaje boscaje celaje entre la lira y el delirio vestido de camino color calor fragor.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL FUEGO
Que no quema al mar con la cintura ni los muslos de miel ni los sueños ardientes como una guitarra de arena abajo, arriba, de lado, en la ceniza renace más allá del amor innumerables veces de los labios de la tierra de la madera en el mundo del alma única en la carne del aliento por el agua del vientre y la luna encendida.
¡Oh, fuego!. Juego. Del destino. Hoy como siempre, alimentas la vida verde del amarillo la muerte azul del rojo invierno triste del cielo abandonado con sus estrellas.
Llama canto ígneo. Del hielo alegre, en la boca triste en el viento en la mirada sorda y muda de la noche a la mañana.
Del hogar del tiempo. De la familia del espacio. De la soledad. Del hogar, tu casa de arcilla de carne humana.
Te llama flama del origen de la chispa del ser celeste porque respiras pasiones vivaces pasiones jugosas presiones desbordantes presiones pródigas.
De aquí y más allá, de las cenizas, de las pupilas, de los huesos, de los cuerpos.
Del polvo viviente. ¡Oh, fuego del aliento!. ¡Oh, fuego del sustento!. ¡Oh, fuego del portento!.
De las cenizas que viven. Del vigor invencible. Del calor pétreo, que camina, duerme y despierta, levanta y cobija.
Que sucede, solamente. De mil formas. Infinitas. Más allá del dolor. Más acá del recuerdo. Afuera y adentro. ¡Animoso, brioso!. Sangre de los soles. Aliento de las vidas. ¡Hoy este canto te recuerda!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR LA INOPIA PALMARIA
Adiós al pasado de mil presentes, en el futuro que ya se ha ido, derramando días como lágrimas furtivas.
Por la inopia palmaria.
Adiós adiós a los esqueletos, de las noches noches estrelladas, en las ventanas cerradas, que amaban dormir en el bosque, que traía de regalo un brumoso lago, que abría sus ojos al jinete.
Por la inopia palmaria.
En los cabellos trigos y abejas, marchitando las pupilas de la madera, con el puño del viento de la tarde, con la sangre del vino de la playa, sin el alba naranja de la huerta, enemiga del castillo encadenado, del grito de la higuera. ¡Lloviendo noches sonámbulas!. ¡Nevando mañanas dormidas!. ¡Secando tardes despiertas!.
Por la inopia palmaria.
En las paredes sin techo, con lechos desvalidos inermes, por donde los cielos huyeron, por donde las casas murieron, en las campanas calladas, y las calles hechas nudos desnudos. ¡Por el obscuro silencio sin tiempo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ATEMPORALIZADO...
Mucho se ha detenido el reloj, por contar minutos nuevos, entre campanadas de arena y sol, que nos dirá como fuimos. ¡De luna a luna de piel a piel!. Soñados sembrados de otoño, ondulantes, de madera y ceniza y mar y algodón soñados. Las nubes emergen, los suspiros descansan. Miradas, fuegos serenos, ídolos genuinos. ¡Del saciar la sed después del apetito!.
¿Qué más contará?. Si mueren los minutos por inventarse, los recuerdos que no han nacido, nítidos, perlados, opacos, tibios, duros, lejanos, dorados, fríos, extraños, ligeros. ¡En la gloria engañosa vencidos sin pasado! Porque las puertas cierran cualquier ventana, entre las paredes perdidas por el piso, de segundos horarios diarios. ¡Por el tiempo sepultado y sin memoria!.
Una vez. Tal vez. De muchas. Manecillas rotas borradas abandonadas. ¡Por el reloj sin tiempo que murió ignorado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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IMPACTANTE DESCANSO
En la punta perdida donde el gris es mentira, bajo el polvo escaso del equilibrio desbordante, del color menos remoto del amplio punto, con el velo infinito de la verdad falsa, con la historia que al futuro rinde culto, entre las acuáticas arenas, del olvido apasionadas. ¡En esa débil libertad que muere mucho! Por ser... ¡La ausencia más que mínima!.
El descanso es una madrugada de manzanas. Impactante en madera en plenitud ígnea. Al dar vueltas las esquinas vertiginosas, repartiendo curvaturas, palpitando escalofrío. ¡Tan astutas como espuelas distraídas!. ¡En la disipada diplomacia de una lápida!. Serena y ambiciosa, con su temporal recato. Por ser la oruga de sabor beligerantemente alegre. ¡Con todo el pequeño asombro en fiera calma!.
Descanso que brama terribles verdugos, en los campos con lutos de nieves cuadradas. Siendo impactante descanso el arrojo ciclópeo. ¡Qué clama más desinterés!. ¡Qué espera desatar al tiempo!. ¡Qué malgasta la carencia!. ¡Qué apena al Caos con disimulo!. Arpas lanzas nenúfares fusiles vistosos, los ayunos las zarzas las turbiedades temerarias.
Impactante descenso al desceñir la imperfección. Descanso inicuo de la abyección benevolente. En la enemistad repudiada del abrigo inquieto. ¡Por todo el consuelo calamitoso expandido!. Siendo tan próspero en denigrar la bajeza. ¡Diseminando el olvido en impasibles sobresaltos!. Por la transparencia descomunal arrolladora. Por la radiante opacidad en plenitud excesiva. ¡Oh, inicuo asueto sin faena, sin cadena, sin condena!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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L.U.N.Á.T.I.C.O.
Su aliento quedó clavado en el tronco de la luna.Todo había sucedido como nunca, pero su sombra,sabía del último grito del rayo. Lentamente se subió al agujero desde la cumbre dónde había estado descansando, y corrió unos centímetros, luego se vio en el espejo... En la orilla de una sonrisa de avestruz. Invisible el reflejo tembló, luego se levantó por el marco equivocado de los látigos serenos encerrados en el pecho, como movidos por el humo, en el ciervo del cristal de la ventana, pero regresó a la última posición, entonces se arrodilló ante la fuente lejana. De pronto escuchó un lento silencio verdoso entre la madera con la muchedumbre del aguardiente y las playas en una burbuja, con el frenesí de las cucharas. Transpiraba un olor cerrado por la noche que no es llanto, en un pacífico torbellino de manos impías... A lo lejos, durante media hora vino a reclamar la ceniza que no era de ella, porqué había suspendido el fuego por un siglo pegado a la idea de que nada le dolía. ¡Es preciso cruzar la piel del viento con espinas grises y el rumor de las ardillas dialogando con mariposas!. Era el momento de varias horas entre la niebla de largas filas cuando los grillos cazaban elefantes al prestar atención a leves ruidos de pimienta dormida entre caimanes gimiendo como los cantos grises que hubieran disparado gratas luces. Pero era inútil gritar, nadie vendría. Ni siquiera los pulpos con la cera de faisanes y de cuervos. Ni mucho menos se entretendrían en entender la sombra enorme sin esfuerzo. El mundo había hundido sus raíces entre la goma y los marineros cultivaban alfileres con las lupas de las tardes degolladas.
En la ventana estaban las gladiolas. Extraño a las hormigas que silban mansas como cobras con el tallo reclinado ingenuamente pasando por las manos, al tomarlas delicadamente de una vieja nube seca. Indiferente el desierto tejía arena con arena inventando soles fríos en la epidermis del verano y la risa de gorilas angustiados por la tarde. Aquella primera vez la noche calentaba cada estrella con el agua bajo el lago en la desnuda soledad del banquete de una araña desmedida entando entre la corriente, contemplando innumerables veces los vacíos que fumaban el espacio de un tierno hueco, persiguiendo el intenso olor de los metales con el desmesurado baño de las rodillas saliendo a decorar los manuscritos en el hielo guitarrero de unos cuantos escondrijos. Al día siguiente, despertó con los ojos alquilados de una ebria ventana por la esperanza de una puerta alucinada en la cadena de candados inocentes por la brevedad recortada de una falsa eternidad. ¡En la luna, se dijo en voz baja!. Sorprendido por el impacto en las hendiduras del trabajo, con la dulce angustia del saberse abandonado, en la difusa certeza que tocaba los recuerdos con la cama... Decidió no moverse. Aunque empezó por descolgar el cielo atrapado en la manzana de una parra con el sumo placer de la vergüenza decidido por la fuerza, libremente, porqué ya había comenzado la lluvia en los intrincados pasillos de la primavera, desesperada por el mar bravío, en la perspectiva del claroscuro de los trigos calcinados por el misterio desbocado.
Sólo, como pocos, por la multitud acompañado, experimentó el sabor desconocido del semblante cariñoso, y serio del olvido, por los sórdidos murmullos que viven en la mente del crepúsculo silente, que no supo de maldad ni de ambición como una amapola extraída del peldaño de una música de plata en la nevera. Dejó un regio tesoro de muestra, y la puerta custodiada de acertijos que bebían los mares de algodones puntiagudos de la dura hierba hecha de la sombra blanda donde la urbe enmudece por el turbio oleaje de la ígnea metralla que aspira la silla en la máxima razón del absoluto ignorante que ama el peligro de saber que ama algo en la noche, algo en el cielo, algo en el todo que desconoce.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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N.E.V.O.S.O
Porque no pude morirme a tiempo. Me fui quedando. En la madera latente. Al decir la misma nada corre. ¡Bajo el nacer íntimo del tiempo!. En La Estatua Donde las nieves claudican. Del manumitir su fríoDe proceridad pueril, agiotista de la incuria. Temerario mancomunarse sin ayuntarse. ¡Incendio al quemar el fuego! Por No Morirme ¡A tiempo!. De tiempo en tiempo, sin contratiempo. Porque. Impostores nos mueren. Los... los que de seda velan injustas tumbas. ¡Sombras que se agolpan!. Luz desesperada en antena ingenua. ¡Sombras en barricadas!. Luz desvencijada, del sillón goteando. ¡Sombras cruentas!. Del tiempo que solo se marchita. Pobre tiempo...¿Qué sería de él sin nosotros?Siendo Solo Del efímero cántico un céntimo. ¡Si qué nevoso, nevoso!. ¡Quedando me fui quedando!. Por No Morirme A tiempo.. De la manipulación de moda. Prerrogativa, dique o embalse. ¡Sepa dios!. Y si no, lo mismo da, nevoso, nevoso. Invernalmente primaveroso. ¡De por sí, sin mí, o a pesar de mí!. Por No Morirme A La Moda ¡A tiempo!. Con lo que a la tinta tiento. Del celeste desenfreno. Del perdón seguro. En fin, latente, la misma nada. ¡Corre dónde la nieve claudica!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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