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Sabes Dios cuánto te he amado desde mi latido balbuceado en el barro. Cuánto amor ha estallado en mis dedos al tocar la flor consciente de tu verbo hecho color, suave vitalidad... en la efímera gloria de un coro de pétalos.
Cuánto te amé, te amo, cuando doblo mis rodillas ante el océano...
Cuánto te ha esperado mi jardín de místicas violetas.
Respiro la sinfonía de átomos que has puesto en mi camino. Y mientras mi muerte me sople hacia adelante, hacia tus huellas... yo seguiré amándote, siempre en remolinos puros alrededor de tu beso inasible.
Maite Sánchez Romero
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Poeta
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