“¡Ay, que bonitas manchitas, si no me amas me marchitas!”
Son míos los lindos lunares por cierto crepusculares negros, color obsidiana, de una primorosa dama.
Todos éllos son redondos de sentimientos muy hondos, son pintitas, cual joyel, pintaditas con pincel.
Como oscuro moscatel que le adornan bien la piel andan cerca de sus labios me dan ganas de besarlos.
Coquetos en la mejilla, situados en la barbilla, son reflejos de la luna en mujer como ninguna.
Aquel pegado a los ojos es dueño de mis antojos, el de arriba de la ceja el corazón lo festeja.
Son de un influjo benigno, signos de su rostro digno, el misterio los envuelve ni la magia los disuelve.
Sus embrujos son tan castos, ¡lindo enigma de esos astros!; yo, quisiera interpretar, fantasear, poder soñar.
Profetizar por su forma la señal que los conforma, ver en éllos el futuro para hacerles un conjuro.
Augurar feliz destino que un hechizo sea su sino, adivinar buena suerte ojalá que mi alma acierte.
Y si es en vano el intento no hay encono me contento, lunares son esas pecas que, si las tienes, . . . no pecas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Santiago de Querétaro, Estado de Querétaro, México, a 26 de mayo del 2010 Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612580800-14
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Poeta
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