Pasan las nubes sin dejar las lluvias,
el hombre del campo, triste las mira.
Por falta de agua se mueren sus plantas.
Pena ninguna, las brumas se marchan.
El campesino se queda sin agua,
tendrá que regar con sangre del alma.
Viendo tanta sed se me parte el alma
Y clamo a mi Dios que lleguen las lluvias.
También la tierra clama por el agua.
No lloran los sauces, nadie los mira.
Poquito a poco los hombres se marchan.
Solas y secas se quedan las plantas.
Tristes los campos y mustias las plantas.
Por un buche de agua se vende mi alma,
grita un campesino, mientras se marchan
tras de los vientos, en pos de las lluvias.
Deja sus campos, con pena los mira.
¡Cuánto sufrimos por faltar el agua!
¡Cuántas miserias nos llegan sin agua!
Secas su raíz, perdidas las plantas.
Puñados de tierra en sus manos mira,
ve que está seca su tierra del alma.
Con tanto calor no llegan las lluvias,
una tras otra las ranas se marchan.
Campos vacíos las gentes se marchan.
¿Dónde, las nubes, te llevaste el agua?
¿Cuándo, por pena, nos darás las lluvias?
¿Cuándo, por pena, regarás las plantas?
Hombre del campo que vive sin alma,
camina en su tierra, ya ni la mira.
¡Nubes lejanas! El hombre las mira.
Llegan las gotas, las moscas se marchan.
El campesino recupera el alma,
la resucita lavando con agua.
Llegaron las brumas, ríen las plantas.
Se va la sequía, llegan las lluvias.
¡Charcos de lluvias! El niño se mira.
Vivas las plantas las dudas se marchan.
Bebamos del agua en copas del alma.
Mel