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DISECÁNDOSE
Entre las olas el viento se baña, sus lágrimas de flecha y fechas, en las gotas del pasado cargando, la pura voluntad pasajera del otoño, amarillo en la pradera tempestuosa, negra la paloma desempleada sufre, verde al cielo ardiente confidente, enrojecido enmudecido envanecido, por el agua del metal del campanario.
¡No!. El remedio amargo es el destello, en la vitrina dibujando en hielo flores, medallas temblorosas en dulces días, caminos polvorientos en noches frías.
¡Sí!. Asustando al bosque con gotas, de aserrín de hachas de fuego de sequía. ¡Qué incuba huevos en la lengua larga!. Arrugas del tintero entre las uvas flamas. Veladoras boquiabiertas como estacas, anudando al zapato escalofríos ligeros. Entre los dolores redondos en la frente. E iracundas las paredes hechas hueso. Silencio. Las tumbas sepultan las noches, del humo que muere gritando, en pedazos de historias del polvo, en recuerdos que muerden presentes. Silencio. ¡El viento, disecado, disecado, ha sido bañado en lágrimas secas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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P.O.E.M.Í.T.I.C.O.
¿Qué buscas en las letras, qué no sientas en las retinas?. Dice al corazón, el aliento inspirado.
Nada sé de los mares que se embravecen, ni de la mirada atrevida, ni de las sombras gastadas, solo anegados los campos de fraguas, solo propósitos medrosos del pasmo. Míticos Perfumes Pasiones de terciopelo Poemas, poemas, poemas... Heroicas letras negándose a morir. Periódicas músicas queriendo ser oídas. Por el cisne que dialoga entre pescados. En la entrega temeraria de sus plumas. Entre las dudas de potros ligeros. ¡Con las estrellas obscuras y desnudas!.
¿Puedes decírmelo ahora?.
En los áridos lamentos de las últimas memorias. ¿Qué buscabas?. Cuando todavía no se había resuelto, el problema de las paredes del agua, donde surgió a la vista el desierto, en el momento que se viene bajo él. ¡Sótano, precario!. Haciendo mal a mares. ¡En las peripecias del ven ado!. Y en el buen arranque del topo.
¿Cuándo y cómo decirlo?.
En estos tiempos las lluvias vuelan. ¡Hacia arriba, no lo olvides!. En la raíz de las viejas hojas. En el bosque invisible del susurro, felizmente acompañado del olvido, guiando a las brújulas del camino, en la punta globosa de un cráter.
Y Ahora Poemítico Mira... ¡Mira, sí, mira, mira!.
De seguro que aquellos cipreses lo saben, por la constancia de la mala suerte en él, bolsillo de la ciruela, de la última luna, serena en el valor del sombrero del trabajo, perdido del célebre trópico. ¡Poemítico!.
De seguro. ¡Sí, se seguro!.
Porqué... Habiendo citado a ésta incertidumbre, nunca llegó para establecerse sola, con su barba de menta cultivando, los caballos indistintos de cangrejos, asustados, los gatos risueños en él. ¡Nombre del poema más desconocido!.
Hecho en la leyenda que nunca existió.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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