ABRAZAR AL ABROJO
En los brazos del roble seco,
el plomo tentador,
la sangre, siembra, hambriento,
al eco que aguarda cada esquina,
de los párpados paletas.
¡Ardiendo!.
En las colinas llameantes,
nubarrones del extravío,
del polvo, emigrante,
del vidrio, negación,
incierto,
esclavo.
Después de sufrir al perfume,
cubierto entre agujas,
navegantes que perdieron,
al ombligo,
lengua,
marchita.
Antes de conocer las pestañas,
de las balas, vendedoras, raíz,
que devora las muletas.
Al infierno.
Del papel.
¡Verde!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez