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CANTO AL DESENCANTO
Pero, fueron horas, los siglos. Muchos, pasados, con pico. Especialmente, nacieron y expiraron. Todavía prósperos en la tierra. No cándidos temores, tienen las nubes a los vientos. Claridad presurosa y tarde, sobre diferentes partes. El acero voraz, problema. ¡Encierra frescas alas!.
Por el dulce canto... Cuenta. Un sentimiento... Encanto todo. Estudio desprendido. De la vez primera. ¡Un mundo!. Acuerdo ardiente y recogido. Con la tersa mañana. ¡Ésto van sembrando!.
En el regazo silencioso de la noche. En el mágico tesoro de la tarde. En el amable lecho de la ilusión.
La grandeza sublime humilde. Interna, de oro nítido, con ésta. Contradicción de álamos ufanos. Uno, de los deseos esclavo. De pura y generosa llama. Los antes de ventura rosa. Básicos suspiros y anhelos. ¡Ilimitados!. Es de la ladera el monte. La verdad sincera. Vela, fuego. Base del ruido mundanal. Ya roto sueño, mar impetuoso. En la vida sin reposo. Sí ésto, no cambiamos, en sí. ¡Al mismo vidrio cauteloso!.
Así, precioso, con ánimo valiente. Cesa la queja satisfecha. Su desprecio del sosiego en ésta. Capacidad sin márgenes ni orillas. Del todo esférico y fugaz. Conocer al hermano. De semblante sedentario. Cambiar el horizonte es. La divina planta. ¡Semilla!. Sucesión de la raíz al fruto.
Por un día y otro siglo diferente. Lo necesita cada frágil desespero. Menos mármol de funesta servidumbre. Para juntos, tejer el áspero destino.
Lo caprichoso de la dicha. Viejo rumbo del escombro. Y la necia vanidad. Lo sublime de la memoria. Nuevos dueños del abatido mundo. El Tiempo Envejeció Y sin provecho Nuestro corazón moja su ardor No hay Menos murallas En la sangre sitiada En la paz encorvada Donde las miradas son opacas Donde los recuerdos solo duelen Y la riqueza Es frialdad de roca Es hambre primera Del alba humanidad perdida Del inflamado vientre a cuestas Del dolor mediante Cada párpado turbado sueño En la copa derramada y seca hoja.
¿Quién podría vivir feliz así?.
En el vaso del embriagador veneno, la piel oprime crudos arrecifes, la lejanía de marismas desérticos, el futuro duerme triste y suelto, los perforados pantanos inmóviles, al arrullo gemir de cada grito ruin.
¡Solo desencanto... Y con la ilusión perdida!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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***ARENA QUERIDA***
En esta morada, playa Dónde tejen los vientos Dorados telares ¡Querida!
Lloran los recuerdos Y oran Los minutos, los segundos ¡Sin borrar su rostro! Ningún rastro... Ha quedado.
¡Detengámonos! Tú, disipándome Las tinieblas abundantes Las olas rebeldes Las heridas clavadas. ¡Querida!
Areneandome, amor, arena.
¡Querida! Viña de mi vino Desnúdame tu cuerpo ¡Tu alma, en éste lecho! Cuerda, melodía... ¡Sinfonía! Eres... ¡La plata! De un espejo, pulida, esbelta.
Toda, toda tu En mí... ¡Arenémonos! En las manos, racimo y dátil En el fondo... ¡Arenas, amor! Perlas hay... ¡En tus labios! Dulces.
¡Dulces valles de mieles! Piernas seducciones Hay, en él, frágil Perfume blanco, de tus. Algodonosos y firmes ¡Pechos, uvas, olivas!
Arenas, areneándonos, amorosos. Eres, aquélla... ¡Querida! ¡Qué sostiene presa la mirada! En, él, entusiasmado ...Eco, de cada latido... ¡Qué enarenas todo mi desierto!
Corazón De ... Mis ¡Recuerdos!... ¡Querida del desierto!... ¡Hoy, hoy tan adolorido!.. Por otros.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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