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EXORDIO CRíPTICO
Era extraño, el día no caminaba, ni corría el techo por el árbol temeroso a escaparse por el baño, y acariciar cada lámpara con lento paso, incluso de pensar en no hacerlo con los quince minutos que flotaban junto al vaso del tigre... ¡Sí!__Era el mismo tigre del acuario con el mínimo esfuerzo del humo frágil al salir de aquellos peces pintados en las paredes. ¡Vaya idea del barco a media noche!. El mar como un exordio, dos ojos, y dos décadas más tarde que de costumbre, y al hacer hoyos e introducir en ellos cascadas de ajos y de sueños explosivos, y todo por llevar cinco toneladas de gatos de todo tipo de terreno, siendo equiparable a la conquista del polo que despidió a la novia del vecino subterráneo, y le encordó un cable telefónico, estando preparado para una larga jornada con más dimensiones que formas diferentes inspiradas por los hongos comestibles desviados por los rayos de luz a medida que pasaban cuatro años por los distintos puntos del cielo, y que alguna vez pareció imposible.
Pues bien, no era ni amor lo que ella me tenía dentro del frasco, era tal vez el humo de tres campanas por el furor de la primavera, y las cuerdas vibrantes casi desteñidas por el parque de las hojas secas. Me preguntaba. ¡Tan críptico!. ¿Quién lo haría así? Es necesario pensarlo, y ser el primero en no hablar con la camisa arrugada, y plantando semillas en los muslos del coche donde se quedaron las maletas que nunca fueron sedentarias, y debieron amortiguar el impacto del choque, puesto que no eran reptiles entre las docenas de destinos para no repetir ninguno de los materiales al cruzar el equipo totalmente amenazado cuando se enfrenta a sus peores enemigos, la mayor parte del tiempo ajeno a ser un simple mueble de la oficina sin sentimientos campestres, y sentados en una cafetería. ¡No, claro que no!.
Antes que todo, deberíamos estar conversando de la adversa suerte embravecida con el deleite perverso de los lápices y plumas de pescado frito y palomitas. Sobre todo, con el frío del mármol nostálgico más angélico que humano al mezclarse con el eco tibio. No obstante, los rezos fatigados fueron menos fríos y agresivos, incluso por la misma agua sedienta de las dietas que hoy se conocen para tratar el nuevo piso rocoso que había dejado el muro de la cueva.
Bien sabemos que la historia está plagada de malas intenciones deseando informarle de inesperados relatos alzando los riscos de viejas ilusiones, y allí sembrando las tardes en una sola lámpara, nada más en una lámpara... ¡ Qué falta de tacto !.. Como si fuera tan fácil sacarlas después de eso, y sin gastar energía que envenene los pozos en empaques pequeños y de fácil manejo.
Pero aquí no acaba todo, puesto que es insípido el libro, incoloro el cinturón e inodoro el alivio ligero de moda suministrado intencionalmente con el asunto enmarañado que distrae al verlo. Supuestamente, sería todo un éxito con un poco de eléboro negro en la contabilidad de la lluvia, muy distinta a como la vemos nosotros, y dónde la confusión abunda entre las criaturas marinas.
En fin, no deberíamos ni intentar comprender estos acontecimientos sin pensarlo en la grata intimidad de un tapete indignado por el lecho de toscas vestiduras. Extraño pues, es este látigo de letras sin sentido definido, con la memoria inerte, y la fragancia de los ojos asombrados en cada momento que se olvida clandestinamente por la inmersión total en este tipo de escritos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SOBRE EL INFUNDIO
Hablaba y las palabras eran una ebria culebra por la pared al descender humeantes en una lámpara enroscada al manantial de vidrio tratando de alzar el vuelo.
En el barco desierto hundiéndose asombrado con el océano de tripulante y dos telarañas en cada ojo esperando los recuerdos por tres semanas cayendo dentro de los zapatos en que todos nos sentíamos bien al poder estirar el cuello, más para matar el tiempo qué entre los charcos cómo sucedió un día hace muchos años antes de qué las aplastara la costa meridional qué sale del pecho escogiendo quedarse ayer profundamente haciendo coincidir los rayos y el sol qué daba de frente saltando por la ventana entre las filas de los remeros hacia los campos de quienes podían trasladarse todo el día en forma de un líquido viscoso con las palabras justas, traídas del más profundo infierno eructando con frecuencia aquella noche copiando cincuenta veces la constante inquietud del cielo al final de la razón simulando indiferencia, y alcanzando en vano entenderlas. Por eso el silencio salía huyendo arrugado. Infundio que al ser la diagonal que ha escrito, y escribe fabricando noches en los efímeros, extremos del suspiro... ¡Oh, suspiro redactor, de prótesis, de pazguato, del paulatino, derrumbamiento!. Ha quedado.
En la incómoda sonrisa de la escoria. En la fiera evocación de feria fatua, con la espiral del espejo que se ignora, en la fábula del ego trasplantado del imperecedero menoscabo qué danza en la brisa qué besa presa en la sujeción segregada imperativa en la inercia atada por la mirada del asteroide envenenado por la ceguera en la incierta flama por el pecho. ¡Oh, infundio intermitente del zambullirse!. En el orbe clandestino, de la paciencia imposible, de la tempestad traicionada, con la espuma del colosal absurdo y el resolgar elástico. Porqué... Van esquivos los fracasos encriptados, rasgando el velo del licor mezquino en el festival de los pórticos. y las palabras prósperas de nieve. En la silueta sinuosa, como nunca el hombre, el nudo amó en las urnas, donde los muertos nacen, montados en la visión ruda, que percibe al menor ruido, cuándo los pies cubren sus llamas, por el rumbo absorto, por el desmesurado añil anclado amasado en las furias del dinero entre hecatombes perdiendo del aire el sabor diestramente dócil en la sutil inocencia del abismo desesperado. ¡Vaya por los grandes dones del temerario cristal qué fluye!. Que arrastra el cielo macilento en el inmenso frontispicio infatigable guía que siembra en los mares una desnuda y grácil escultura, en la hojarasca fría, de un tenue cobalto, a pesar del ingrato ideal de la demencia, con las alas abiertas, y la trampa del trino que sofoca el verde patíbulo en las muchas cosas fingidas, envueltas en su abrigo, donde se marchita el residuo estéril de su brasa, y deja en la frente agrestes fragancias.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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RESPLANDOR ÍMPROBO
En la carne del silencio donde la noche anida la historia sin letras en la hoja del perfume ya es, sin dar explicación, la ausencia infinita hoy siendo, alguna vez lámparas acariciando al sol en la piedra sin leyenda, en la sordidez del país invisible, que la música lúgubre traspasa hueca del insomnio de los tigres y la luna decora vana, estrellas en los mantos dulces del océano rojo, con el doble de horizontes ya perdidos y lejanos al tocar los ruiseñores bajo la cama dormida hoy como ayer y en todas las mañanas hechas tarde por las ternuras inocentes bajo tierra coaguladas por las sillas tétricas menospreciadas miles.
I-M-P-R-O-B-O___¡Resplandor!___I-M-P-R-O-B-O
Por lo que tenue describe el canto. Al caer del día. Y el cuento vierte dúctil candileja. Al cerrar la noche. La franqueza incurable del silencio. A pecho abierto. En las ciudad esquina del absurdo. A fuego lento. Del profuso y amplio redentor desgarro. Hasta no poder más. Porqué estremecen los caminos.
¡Resplandor!____I-M-P-R-O-B-O____¡Resplandor!.
Son los caimanes del encono desgranarse, al espesor usual del vano fluir, del teatro reconocible sonrisa, en las costillas del ataúd miles, son las transparencias injustas, en cada letra que partícipe es, --cudriña la consciencia honesta, del sombrero terrible sin paja. ¡Sin voz indivisible!. ¡Sin luz desgraciada!. Aunque despacio se expresa con gracia ágil.
¡Ímprobo resplandor!____¡Resplandor Ímprobo!.
En la mezcla rara del susurro indefenso, dónde largo habita el olvido oculto en miedo. En todos los perfiles incurables, dónde el cementerio despierta ciudades muertas, En todos los endémicos parlantes, dónde el agua turbia corre rauda. En la mezcla de los gestos del escenario forzado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Por ser virtualidad...
En El Abanico cerrado abre los puños. Ay, ¿Dónde está?, ay, ¿Dónde fue?. Hurgando...En la mirada que niega, los caminos de la sandalia olvidados. ¡Golpeando al respaldo!. ___¿Dónde, dónde?___ ¡La muerte viste la vida embiste!. ...Los verdes amarillos se han secado... ¡Al margen del vapor!. ¡Qué nunca pudo ser hielo!. Por el dormir. ¡Anónimo a los sueños!. ¿Sabrá acaso el viento?. Ya se ven. Ya se ven...Por ser, por ser virtualidad.
En
El agua, tomados de la mano... Aliento, lágrima, suspiro, sonrisa, destreza manual, caridad candor, lealtad decepcionada ganancia, temporal, fondo y fachada... ¡Íntima cáscara!. ¿Sabrá también de ésto?. ¡Oh, el viento!.
¡Del infortunio, hermano pobreza viva!. De la inmensidad velas fecundas. Ay, la luz ya teje, ay, su sombra. Labran los latidos sus vocablos. Los desfiladeros en las praderas. ¡Semillas a veces, sólo a veces!. Peces palomas lagos lámparas, primordial escurrirse sesgado, floreo antinomia incompatible. Cuando...¿Hasta cuándo'. Propicia la corriente, salte, lejano al campo. ¡Cuándo el clima se lamente de la soledad, cada ausencia sembrando al tiempo virtual!. Virtual, virtualidad del ser, siendo solo.
Los caminos del abismo fácil. Y de acunar de la sombra la estela... Ay, ¿Dónde fue?, ay, ¿Dónde está?. La mirada del viento entre la brisa. Ay, la luz ya teje, ay, su sombra. ...En la esperanza qué se repite cruel... ¡Virtualidad!... Solo por ser virtual.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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REVERDEARSE
Por Ella Frontispicio Grandilocuente
En las yertas fantasías verdosas. Del sollozo pedrerías y pérdidas. La congoja que palpita perpetuando. Los acordes matinales de las verduras.
Por Ella Ascender Efervescencias.
Las mordeduras que al amor fulguran. Al clamor que desenlazan opacándose. La emoción de las alfombras escondidas. En los cuerpos lejanos de las cenizas.
Por Ella Venerada Versificación.
En el ramo de los buques abandonados. Entre unos cándidos prismas agrestes. Dejan temiéndose, ingenuo al destino. Gélido, espléndido, decorando al encanto.
Por Ella Resonancia Incandescencia
Hay un abismo inundado de secretos. Campos acrisoladas desnudas flores. Con lámparas náufragas escapulares. Deja el perfume nativo del espéculo.
¡Verdura, blancura, al compaginarse ferruginoso!. Excelsamente. Vegetales. Encarnados.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PERFIDIA VORAZ
Asalariado. Infortunio. Porvenirse. Engañado.. En el mirar atrás las lámparas eslingas esmaltadas. en la sangre seca, qué salpica el vidrio analizado. en el tiempo dejado, con el rastro de las cadenas. en la marejada sepultada con torcidas palabras mil.
Indignante. Escaparate. Prontuario. Cementerio. Donde las mesas han muerto en sillas tiernas malas. Al abrigo de la humedad quimérica cofradía cadalso. Entre la obscuridad nueva del desnudo empobrecido. Dónde mañana será enterrado gusanoso por ingenuo.
Cianótica. Franquicia. Del colosal. ¡Exterminio!. ¿Acaso recordarán las épocas del vivir sin miedo?. _En la desconfianza estupenda etiquetada_ Con todas las palomas equivocadas de guantes. escamosas son las lunas de náuseas prolongadas. Borrascoso. Pletórico. Enervamiento. Repugnante.La Perfidia Voraz Camina. Por donde el manto se impone energúmeno, al carnicero del alba próximo, al desquiciado amor de urnas. El ingenuo innúmero fosilizado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR AÑOS...
Durante años, un concepto abarca el talento de sus palabras copiando a los demás, su propio estilo y donde cada pieza...¡Nada dice!.
¡Por años!.
Es única, y que del mismo es posible concebir en escenarios donde se trata de conocer lo más remoto del control que conmueve...
¡Por años!.
Con el recorrer de los canales que muchas veces hay que ceder a tiempo, así como a su nueva vida, con la última... ¡Alegría!.
¡Por años!.
Vanguardia de las pirámides cansadas y el talento amarillento con la lentitud de las arterias con todas las ideas como pareja y direcciones que por muchos años han servido... ¡Muy poco!.
¡Por años!.
Para explicar la simplicidad en colores y empacar la luna en el zapato con lo cálido y sonriente de las texturas.
¡Por años, por años!.
Desde dentro no podía. ¡Ni siquiera imaginar!. ¡Qué es mejor saber qué comprar!. ¡Qué es la necesidad más íntima!. ¡Qué es lo anidando más seguro!. del decidir, que hacer cuando se mira el fondo, que hacer al capturar los tiempos, que hacer con la noble tentación, del decidir.
¡Qué es lo qué hay qué hacer!.
¿Incapaz acaso somos de ser parte de nuestra propia vida?. De ver, la ilusión de tenerlo todo en la comodidad vacía, que refleja el escuchar moderno de la audacia refinada, la tradición experimental amarillo ajenjo, la honestidad aristocrática cobrizo gato, la creatividad de lujo opulento y barato.
¡Qué es lo qué hay qué hacer!.
Con todo el nombre. De piel de reptil. De intelectual escama. De pasiones ahuladas. Con todo el nombre.
¡Por años, por años!.
Luego, visualizar cada espacio irremediablemente, yerto, virtualmente, al salir de la mudanza, en los consejos de la lista, degenerados, al salir de la ducha, como desdichada trucha mocha, generalizados, al salir hecho de diferentes materiales menos carne deshumanizados, por las decisiones del sofá de afuera, relajadamente, comercializado, por las innovaciones de faroles y candelabros, yertos, indignamente, por las inspiradas lámparas de las lilas, motorizadas, atrozmente. Luego, la armonía sin duda descarga lo menos utilizado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Resplandores cándidos
Lámparas incógnitas En las brújulas... Diáfanas Cúpulas y cúbicos ensueños En la cúspide apiñada En los cánticos... Almendra. ¡Una trémula mentira!. El... Júbilo...Espectral... ¡De los escombros!
Del concierto voz inmóvil Del sutil laurel fragante ¡La herradura forja un cíclope! ¡La mazmorra tiembla hostil! Cada Lámpara... Insondable Cada Sable inquieto. ¡Luce un ánimo hierático!.
Ínsula de ignotos ámbitos El epílogo dibuja exangüe El horizonte vespertino Del martillo empeño De la mácula En el sáculo ¡De los céspedes crispados!.
¡Cuánto insecto danza! Entre lámpara y balanza Ingenuo Adorno en torno Una tersa trenza raza La...Cuchara...El vinagre Agrio cada hora de la mañana.
Y ominosa esperanza incierta Tutela deshilachado abrigo Elongado embeleso embalado Nosotros y los ladrones Ellos posiblemente Todos arrastran la misma cola. ¡Devotos engalanados estólidos!.
Cándidas Son Las Lámparas Escuálidos Resplandores Ardorosos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VIVIENTE AMADA
Vestido he, de púrpuras, la memoria. De besos tu piel dorada. Del bosque tu Venus. De nubes y claveles.
Monte y monte, de púrpuras.
Desnuda. Y desvestida la memoria. Palpitar. Lagos, ríos, mármol y columna. Dura. ¡Blanda y ondulante flama!. Prolongada.
Antes de partir al cielo. En dos. Recuerdos de púrpuras, desnudos. Navegantes. ¡Besos de tu piel dorada!. Venus que montas. ¡Y sueño!. Clavel, en la memoria.
Después del sabor de las nubes. ¡Qué encendido hayas!. Lámparas. Perennes del ayer. ¡Sin pasado!.
Del Ayer amor, amor de siempre. ¡Del ayer qué vive!. Vestida. La memoria. ¡De la gloria viviente!. Tú... Tú... Y... Tú.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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