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FRAGOR INSÓLITO
Será en el ayer El ruido de la montaña perdido en la noche Porqué al desdar habrá entrevisto. ¡Qué retorna en la luna débil!. Insólito fragor. De los cristales ahumados. En los pétalos del silencio...¡Cómo cubos plenos!. Esferas agudas, incólume incultura, arrugada nube. Y lo qué entrevea cada cuna. Del humo simétrico. ¡Con la destreza del jade!. Insólito.
¡Dónde la edad se moja volando!. Al fragor del trigal. Con un pequeño anhelo embotellado del filo frecuente. Ayer será, dicen qué dijo, me dices. En la cosecha del rocío ermitaño. Y tal vez entreviesen la tormenta, piensas decirme. Como cada mes fugaz en la mañana. En el cobertizo qué hubieron contradicho. Lo que anuncia una cabaña tímida y tibia.
Del ruido de la noche barrida. Por la risa de los pinos abundante. ¡Dónde se ha perdido el último sabor frío! Por más qué contradiga la calle sigiloso... Dices, pienso. ¡Con el olor del tiempo blando!. ¡Fragor insólito!. En las aves del pañuelo café. Del vaso verde césped. Un huésped, solo. ¡En la sombra qué vibra evidente!. Aún antes qué contradigan las arañas... Del tiempo. Con la mirada del vaso suficiente párpado y retina. Aun después qué contradijeren las telarañas. Ignorantes.
Por el fondo del cabello alegre, al desencantar el descontento. ¡Insólito!____ Como se ha perdido. un cuadro, en el cubo. En el ruido, en la ruta incierta, en la puerta infeliz, al fragor. Del trino imagen, de auroras esbeltas, murmullo frondoso. ¡He quedado, como el forjador de las quimeras malogrado!. ¡Dices!___Qué digo: En el insólito fragor, olvidada la marca inicial. En la montaña de noches donde el silencio anida.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN UNA ARISTA
Un día nació redondo en el calendario más cuadrado con el deseo de triangular un momento separado de cualquier instante. Y marchó por el bosque submarino para buscar esa gota, pues solo eso podía ser una gota sin el tiempo atrapada. Pero el desierto estaba absorto en cada nuevo espejismo.
Y muy cerca el sonido penetraba coronado de silencios con sus cuerdas púrpuras en las manos de una estatua veloz. Colocó el dolor que nunca muere al lado del placer enrojecido y sudoroso. Dentro y fuera perlas espinosas, líquidas antorchas en los labios de una oruga, el vestíbulo pintado en jade y en las tumbas flores de fuego.
El mismo vestía un traje de relojes en llamativos colores en las aguas que brotaban del espejo reflejado y muchos espacios se abrieron donde una mirada termina en los pedazos que devuelven las pasiones en las graníticas caravanas del desierto y la seda. Pero el día no terminaba con el cielo despejado y recortaba las negras hojas al viento.
Hora tras hora cabalgando el desdén fabricando su aliento entre los aserraderos montañosos donde guardaba los tiempos de viejos amores secretos de la realidad que se aleja y los cultiva en la fantasía que cuelga de los techos. Y el día, solo era el mismo, un día simple y sencillo, pero en sí diferente en las paredes andando junto al corazón que palpita, y grita a los fantasmas taciturnos que nunca existieron.
¡Ah!___Semana a semana corría tras los meses, los años, los siglos, y en su esencia pintando pajaritos al alpiste encendiendo al alba noches y tardes. En el fondo, su camino a la sombra del tiempo circular con frecuencia tomaba espirales escarpadas del polvo sonoro al color del relámpago dejando en el cristal de su memoria minutos henchidos de dogmas en la mitad de una orgía por la indignación de la guerra hecha negocio de pocos en la propia degradación de su borrasca indiferente alfombrando el piso de muertes y engaño. ¡Sólo el pasado vive en el efímero presente qué nunca termina de hacer el futuro cierto equitativo y bondadoso en todo humano!. Vaya carne de Cronos del infinito fracaso permanente...
Aunque tres veces heredó la misma arista que ahora sentía más suya que nunca, se dijo a sí mismo en cada segundo, en cada minuto de sus veinticuatro horas bien que mal pasadas en la eternidad que a lo lejos indiferente sabía que nada era fuera de ella. No obstante, ahora. ¡Ah!__Su corazón de día íntegro, esencial y transitorio, no toleraba el después de la noche grotesca ni los gestos haciendo cabriolas.
Al fin, se arrodilló y arrojó su deseo por la ventana, entrando como siempre se había hecho antes de ser el día un día como cualquier otro fuera del tiempo o el espacio imaginado antes de todo antes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FOGARADA MOCEDAD
Extraña Miel Hay En el rincón de tierra Pacífico El follaje de la selva ¡Tranquila! Del Bosque ¡Amor de música! Más El Rega...Lo. Penetrante... Inolvidable, del ciruelo anhelo.
Fogarada ¡Al bambú, buscando, al búho! Historia, idílica Del Sueño...Sobre la tierra Del sol sobre la luna Extraña Y sobria mocedad...Despierta, la noche una estrella, el suspiro del viento, al aliento.
¡Fogarada mocedad! Fo Ga...Arada...Cultivando orquídeas noble...
Fo Ga...Arada...Al crisantemo tranquilo. La blanca margarita. ¡Amarillando, al girasol, llamando!. Amando, amando, amando. ¡La luna, teje, montañas!. Leyendo, los escritos, en los latidos. ¡De leyendas, vivientes!. Con tan tierna habilidad. ¡Consejera entre destreza!. Mo Ce...Dad...Fogarada.
Los líquenes, gozan, profundos. Los pétalos dentro, primaverales. Al movimiento. ¡Ermitaño!, del sol, del día, del siglo. En el invierno...¡Qué lejano huye!. ¡Copo de nieve ardiendo, lento!. Un viaje surge al centro. ¡Navegando la riqueza, ausente, del humo dulce!. En La chispa humilde. __Compañera del incontable jade. ¡Extraña miel!. Anida en el pecho del alma, alma núbil.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Pensar de Orión
Si El huracán enloquece Por Tener más de lo que necesita. ¿Que le queda?. ¡¿Cómo inmóvil, rueda, el raudo vacío?!.
Piensa A veces en sus rayos y truenos El viejo Huracán (Maya) En La constelación Transformado... En el más allá.
Aire en el purgatorio incapaz de defenderse del hambre y de la sed con la insatisfactoria relación maligna, incompleta, entre las cosas que dañan, la tortura del alma de cañones candorosos en los pobres cuerpos que envilecen una a una las mismas horas zurcidas y a las almas de vestuario verdadero y del poder cerrar la cera, flama, vela. Donde se afanan las cuarentenas nerviosas se retocan a los pobres de solemnidad barata vivificándolos. ¡Cómo híbridos huracanes!. De Tropical perturbación. Y atmosféricos latidos en el noble pecho humano.
Y Las nubes se dispersan En la bóveda de jade, y son cada vez menos, detrás de los horizontes, solemnes y más pobres, desapareciendo tardes, lo que ya es bastante grave, gira del regreso, débil por el suelo, que un solo hombre todo un año marcha, o una sola mujer por el día galopa, y ambos contemplen cuantas gentes van por las riquezas muriendo, sin tomar reposo aún bajo mil techos distraídos del horizonte. Híbridos, huracanados, en el hueso pisciforme.
Donde lo montes, se levantan, y suben a las cumbres escarpadas. Prisioneros de los estandartes al octavo compás inundado de rincones iluminados, pretendiendo, apresar la luna, semejantes a una corriente que pasa, por el agua pensativa, oculta entre bambúes, donde sauces silenciosos observan, los lagos donde la luna se refleja, y que salen, de este sueño que cuentas.
Y piensa, dice, sueños crea...
¡Que la ortogénesis es incontrolablemente interna, válvulas de amores, perfumados odios de sillas, y salones destrozando, platos, en las juergas de claveles, y como él, de una pierna, cojo, el rayo con el trueno, en una dirección determinada del perdido rumbo inmóvil!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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De tu boca
Reuniendo tus bbbesosss. Voy haciendo mis labios.
En el presente. En el mañana.
De ayeres cual jades. Y como cccuentasss.
Un collar al tttiempooo. De riqueza y tristeza.
Voy por tus bbbesosss. Haciéndote presente.
Hoy fugaz. Mañana estrella.
Luz de flor. Madre noche, padre día.
Luna sin llanto. Águilas agitadas.
Reuniendo tus plumas. Voy haciendo mis alas. Por ahora. Por ahora.
Y en la mañana. Y en el pppresenteee.
Sueño tu jade. Collar adorado.
Tus labios en mi tiempo. Sigo reuniendo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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