OBNUBILACIÓN LUBRICADA
Neblina pura irresistible muro de matorrales muslos del horno de las plantas a las palmas pies de leña manos herreras de rincones relampagueando junto al aliento ardiente junto al silencio hoguera, higuera, horizontal, húmedo, huerto.
De tantas mieles de golondrinas, de luz cambiante mustia, en la más infeliz de sus regiones, paladar del alfiler salado, donde se traza la semirrecta, que forma el ángulo agudo, en el perímetro tibio, de las diagonales del eneágono frígido, por la demostración maravillosa, que no cabía en la estrechez del óleo incorporado, tan ácido yodhídrico, por el anverso y el reverso, siendo una misma y única reacción bajo el ombligo.
Del topacio que se derrama en la escalera del humo frágil oveja enredadera con tantas ganas en el fondo verde complicado contigo revive la luz que muerde al olvido escondido ensortijado en la humedad del monte, maquinal, manipulado.
Por la pupila del incauto molino, que trina por la mudanza del grano, a la noche bruna, que reclama las estrellas en el lecho, sin espuma, que apremia láctea la distancia del cobalto tenue, por la ilusión del tronco trémula, la falda y el sombrero péndulo, azulado ensueño del nido, y los sonrojos, al pedir que llueva oro, por las súplicas fervientes del zapato, que destella el orgullo vano, ¡Más allá de los estímulos multilaterales obligados!. Sin aceite.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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