DESACUATICARSE
Por donde el agua llora con su desierto,
al viento inmóvil que vive bajo la arena,
en la excelsa beatitud de labios secos,
estrellando al firmamento en las olas turbulentas,
donde solo viven los recuerdos y la muerte.
Porque
El
Anhelo
Mata.
La certeza homicida de la falacia.
La desnudez del aliento de la espiga.
En la radiante espesura del olvido del pasado.
Porque...
Ahí es menos muerte antes de haber nacido,
la ribera de los párpados en un instante,
con los caudales que fraguan los desvarios,
en los dedos del barranco lácteo con saña.
Acuaticado.
Siendo.
Habitantes del olvido del humo frío,
entre la colección alegre de súbita agonía,
por la tarde verde que teje azules,
los mínimos grises trastornados de los tigres,
en las rocas dormidas y soberbias,
del valle que estremece los silencios estelares.
Entre
las diademas de la pobreza engañada.
¡Encuadernadamente desnudándose!.
Como arde la amargura en la llanura,
con las indómitas desdichas del tiempo,
a la luz profunda de los sonidos abrasantes,
con la fragancia sedosa de una frugal sepultura.
Porque
Acuático
Es el lamento de la tortuga,
que cultiva letanías con el espacio,
en la estrofa del espejo agazapado encima,
del granito resignado a morirse en la espada que, sucumbe con las brumas voluptuosas,
de los estertores. ¡Oh, sí que sí!. Murmuran los
ignorados no que no, en la muerte probada, de los agravios con la vehemencia exagerada,
de los perdones baratos,
y la grandeza en oferta de un lamentable trino.
Porque
Acuáticas
Son
Las indómitas desdichas del tiempo,
que cultiva letanías con el espacio,
peregrino de la memoria que fallece,
entre la fe de las orugas,
y el rugido mariposa del desierto.
¿Quién creyera al futuro que se desangra inmóvil en el silencio?. En el fondo de la lágrima infinita,
de los dioses que nunca nacen esclavizando,
los perdones y vendiendo edenes.
Des
Acuaticarse
De
Las
Gotas de soledades ficticias que huelen la vida, inagotable en la luz de los filos almendrados,
y en la cuna que nada mece con los versos,
que buscan perpetuarse tejiendo el aire al fuego.
En
La entraña dura del quisiera,
y las ramas de las nubes en los ojos de los peces, dibujados en los sueños del pasado que nunca fue, verdad por el milagro infernal,
de las monedas que viven derramando el olvido,
en los racimos congelados de los fantasmas,
y la paz que susurra su desencanto que fuma, felizmente fulminado cualquier intento,
de la más extraña naturaleza de la escarcha.
Des
Acuaticarse
Des
Acuaticarse
En
El
Patrimonio peregrino de las velas que desprecian, cualquier vida a cualquier costo en el mismo, consuelo que desconfía de la esperanza,
del hondo escarabajo en su tinte purpurino,
en el fulgor de la nada. Evaporarse en la sed,
del agua falsificada esculpida,
con la calma ignota.
Por
El
Instante
Inmóvil
De
Una
Letra
Seca... ¡Más allá de la misma sed del agua!.