Anochecer de nuestra vida, heridas
Que aún no sangran sueños compartidos
En algún lugar del alma, gemidos
De infiernos helados sin luz, teñidas

De recuerdos lejanos deslucidas
Sensaciones que erizan tu piel, nidos
De pájaros que miran detenidos
En un tiempo que no existe, perdidas

Las esperanzas de poder, vestidas
Con ropajes de un ayer suspendidos
En el limbo, moribundos latidos

De corazones partidos, tejidos
Bajo un manto de penurias sonidos
Que se sienten, son tristes despedidas.

Por Conrado Augusto Sehmsdorf (Kurt)

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