HILANDO EL FRÍO
El hielo tiene ventanas en la tarde lejana
de los trenes asustados en la mirada
y los cobres sin techo exprimidos
en los filos del anís y las aldeas
en los pergaminos agonizantes
de la cocina sin panes ni risas
en las páginas de lágrimas yertas
en los miedos de rápidas conchas.
El hielo viene del humo roto de las lupas
con el suelo de testigo y de sirena
donde el filo de la rueda el fango escucha
las mañanas de paisajes enterrados
en la nieve que duele
en la rodilla que muerde.
La verdad herida de la burla viviente
al otro lado de los dientes
en las lenguas del abeto y hojalata
en la manzana vestida de ceniza.
El hielo aprende el tumulto sin cuerdas
en la soledad planeada prevista
por las alcantarillas de los dedos
distantes mandolinas de tronco hueco.
¡Cubriendo al cielo desnudo!.
inocente polvo de alfileres.
Hilando el frío amable confidente.
De los vagos ecos inermes.
Ya suena la tórtola lejana.
En la variedad de los zumbidos.
¡Qué la selva inculta del asfalto tiñe!.
Enmarañando el paladar del ritmo,
que inunda la opacidad anheloante,
de irrefutable vorágine ligera.
El frío hilando está, las húmedas mejillas.
Del olvido ladrador entre silencios.
Con los inagotables sueños en pedazos.
Destejidas las esperanzas desmañanadas.
Entre las arañas de mañas vanas.
Telarañas del hielo vegetaciones del silbido.
De las ventanas asustadas sin techo ni cobijo.
Hilando el frío hilando de las muertes vividas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez