N.I.C.T.A.L.O.P.I.A.
Entre los sueños que parpadean las noches,
más allá de las pupilas de un espejo roto,
con las alas breves de un latido prolongado,
en el aroma que esconde su rostro cardinal,
que hace de las plumas plenos vuelos.
Van las noches que ven las estrellas estériles.
asesinas en la práctica del teatro del tesoro.
del color intenso a pulpo con la destrucción.
compasiva de la pulpa tetramorfa de su culpa.
entre los cobres ingentes, más acá fervientes.
del emblemático pasado, y de la caridad de
una madera. entre los incendios que acuosa
marca los descuentos a la razón en crisis gris,
devorando las monedas, en manadas y mentira,
en el culto a los perdones crueles del sabor.
Nocturno y visual el tapiz taciturno del tabaco
es, porqué a la brisa sumisa estremece frágil
el aliento que a la playa consuela contemplando
la vibración de las miradas jugosas incisivas ya
cuando la niebla se esfuma brillando evaporada.
Ver la noche con el sable del orbe insalubre solo
ubicada a tres horas de la pubertad congelada.
¡Sí, sí!... Congelada angelada alojada alquilada,
siendo escaso el fuego en el miedo del colágeno,
de los órganos erectos, en veinticinco pisos lisos,
a la altura de los ojos de medusas cariñosas caras
y urticantes como besos retorciéndose rebeldes,
tan ultrasónicos, tan en trance, tan torpemente,
entre los cilíndricos centímetros tramas trágicas,
que penetran fantaseando un lacustre lecho.
Por el peso que pasa un verso sonoro.
Por el silencio encarcelado de un ojo.
Una pestaña en la sombra saneada.
Siembra los sueños en grato secreto.
Cultivando al destino en dasatinos.
Solar un camino que empaña la mirada.
Solar un adiós que engaña al denso velo.
Del espejo desesperado por cada reflejo.
¡Verano en declive, primavera ingenua!.
¡Otoño inquieto, invierno impermeable!.
Himnos en gotas,
que hacen olas,
con tormentas,
con suspiros.
¡Viendo solo noches!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez