Arácnido de techo
Era
Solo
Una
En
El
Techo
Sobre
El
Lecho.
¿Quién, quién, fuera?.
¿Fuera quién estaba?.
Fuera de suyo pasajero,
esperando,
encima de nosotros,
llegando.
El agua corre lento,
si la sed aleja cerca,
encantada, humedeciendo,
por
acantilados
desaparece
entre fuego secreto
debajo
en la piel
encima
las almohadas queman,
transparentes muslos,
huellas, labios alegres,
del rostro relampaguear,
dentro del cuerpo.
Arac... ¡Aovar!.
Arac... Amar.
Arac... Lácteo.
Arac
Nido
Del techo, del lecho... ¡Queso, quiso, casi!.
Aquél.
Día... ¡Todo, toda, tela, araña, y dactilar!.
Aquél día.
Será hilo llameante.
Cada noche.
Fue duplicada.
Esa madrugada.
Aquél fruto jugoso.
¡Abundante racimo anida!.
Tibia nave de lava llena.
¡Volcánicos manantiales!.
En
el
sueño tendiendo, extendiéndose blandos.
Después...
De la rigidez sobre la cama una almohada.
Un recuerdo, una magnífica noche húmeda.
Mente mana días enrojeciéndose.
Y
De
Plumas nevando inviernos.
¡La frescura vigorosa telaraña!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez