EN LAMA QUINACIÓN...
Del febrífugo.
Alcaloide de quiniela.
¡Quinina para el palurdo!.
Inútiles pasan los años.
A veces atigrados los meses mecen.
En
Los años disecados en calendarios.
En
Los nombres obedientes en escritorios.
Con
Un ligero sabor a importancia.
En los insípidos panteones.
Sosteniendo una taza.
Grisácea.
Con los huéspedes gentiles.
Dedos
Mordiéndose sí, sí... Lencio,
el labio inferior,
después de tanto tiento tinto,
el tiempo,
en la soberbia del sobre,
inter mina ble___alado,
del sillón___esa misma noche,
quinina y paludismo.
Enlamado.
En un almacén de segundos.
Pantanos.
Maquinados.
Milenarios semanarios diarios.
Cuando empiezan al final haciendo el mismo.
Pálido alarido___ ¡Maquinal!..
Y
Con el tigresco mariposear
Veranean muriéndose juntos.
De vez en cuando, playa y pecera.
Caminando los puentes hechos.
¡De pozos picudos mosquitos!.
Al primero.
¡Qué aparece al último!.
Y no se muere___¡Porqué no quiere!.
En lamaquinal___¡Sorpresa!.
De las horas frescas.
Reloj y rascacielos___Del infierno.
En una simple palabra.
Basta.
Intraducible, inexpresable.
¡Ya!.
Como... (Hambreado).
El humo fumaba su tabaco.
Cómo... (Sin sed).
En la ceniza inútil del destino.
Indiferente.
Herida la máquina.
¡Amablemente!.
Imaginada en la red resentida.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez