|
ANACRÓNICAS MAÑANAS
Al canto del baile hermano Afortunadas. En mala hora nacen. En la voz Escrita, de la belleza, nacen. Del estanque caídas. ¡Mezcla del tiempo!.
Golondrinas, a las piedras, nacen. Nidos del romance mudo. ¡Qué se inclinan al llamado estilete!. Como El espejo al reloj que se pregunta. Como El canto prodigioso del zenzontle. Es La red que llora intrusa el gorrión. En el ojo peculiar del bosque. ¡Intriga dentro reliquia pobre!. Porque. Habla de ello, el camino, y ausente nace. Del amurallado desencantarse. En la selva la grafía del tigre. ¡Habla digo!: Sin vendarme, la cuesta, del piso que recuesta el techo. Al lecho.____Las paredes frías del optimismo.
En el fruto de las viejas semillas. Del pueblo nacido en sangre fresca. ¡Fresa y cereza, secas uvas vanas!. Por la vida escriben los años, dices, digo. Nacen____En el horizonte, pertinaz, vertical. Nacen____En el campanear sueños solos. Nacen____En el embeleso campiñas secas. ¡Alechugado____Ensortijado solaz!.
Con La Brumosa joya gris. Una verdad a medias. ¡Ponderada vindicación que ingenia!. El embriagado baile brusco canto. Busca imposibilitar. El dañar calamitoso. ¡Al descalabro concurrente opuesto!. De la llanura. Certera la palabra hiere____Aves, peces, leones. Porqué nacen_____Muy lejos del rastro blanco. ¡Dónde el círculo libre, se eleva bajo!.
La voz. Del recinto mimbre. Del estanque caídas. ¡Las horas nacen y nacen!. A veces viejas ya, otras aún no. Las Horas Nacen Mañanas Nacen Al reloj sin manecillas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
DEL FRUTERO PASADO
Se han desprendido rejuvenecidos los años, con la mímica, humilde sapiencia. ¡Qué por supuesto era un poco mayor!. Balbucientes meses a veces, en el presente grano, grácil, latente. ¡Fruto, en el frutero qué llegó al futuro!.
No siempre. Ni claro, agradable, al despacio tiempo tienta, en la bodega de los meses y los climas. Se tejen más o menos. ¡Cómo ningún otro, piñón grosella fresa!.
Aún en la mañana, de vidrio porcelana, golondrinean la piel los años, de ataraxia, un tiempo, enriquecido mango, de melones y bellotas, pendulares y artilugios. Aún abajo del todavía, de nuez y avellana. Del Frut Ero...¡Pasa!...Doo.
De barro, cerámica persuasiva, recipiente. Latón aluminoso a veces. Como varían y han variado. De la mesa posesión. Al durazno manzanero. De frutero. ¡Pasado uva!.
Por el disfrute sobre algodonales algas. En el lecho bajo cañas y bambú. Callada flor al centro. Del comedor.
Frutero del pasado hoy. Hecho del hierro. Disfrute. Maduro. Mesura. Dooo. Por encima, frambuesa, más allá. Cereza más acá. Por debajo. ¡Alfombrada la guayaba!. Sin más más.
El frutero sigue ahí, allí...¡Ah!. Pasando al antes de la cigüeña. ¡Demasiado pronto!. Aceitunas del olivo, higos, sidra. Era. Era como hoy hay más neblinas. Mudas. ¡Lácteas manos promoción del eslabón!.
En El frutero en la mesa. En Ambos. ¡Ayer, como hoy, y mañana tal vez!.
Frutero venerable de la cera. Mica, porcelana, lana, lana. Algodonosa cerámica. Era como ahora es. Es la época. Pasada. Uva, uva.
Uva Y Jugosa Maternal Mente ciruela Del Frutero.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
DULCE LUZ
Por las calles de unicornios. Van y vienen. Las orugas, las tortugas y las perlas. En las ostras. Son las hadas, aladas, sal y mar. Salientes cascadas de pupilas. Sonrientes lagos de hierbabuena.
Por. Los lirios. ¡De ruiseñores!. Van y vienen. Los amores, los aromas y los rubís.
Con el trópico brillante. Se defienden los delfines. ¡Se cubren los viejos peces y grillos!. Sí, sí, los grillos vanos. Pura lengua, lengua.
En el verano del durazno. ¡Profunda luz!. Amor. ¡Amor de fresa!.
Unicornios instalados en un semáforo. ¡Dibujaban y borraban Con plata, con cristales las azucenas. En los parques. Con los jades. Agrupados en caracoles.
Cantando las hormigas. En la higueras. Las tardes no se olvidan.. ¡De su gracia!. Y Desgracia La luz en la frente de los niños. ¡Llueve!.
Contando. Los sueños. Y... ¡Las paletas!. Y... ¡Los unicornios!. De las calles... ¡Solo dulce luz!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
El Octavo Pecado
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel Y como la noche quiere una luna blanca Que ilumine el rojo de tus besos a la orilla de un mar de fresas. Te quiero como quiere el alcohol alguien para tomarlo Y quiero emborracharme en el olor de tu perfume; Quiero hacerte gritar por mi cuerpo en arrojo A una eternidad sin nada más que tu cuerpo en vestido rojo.
Te quiero hacer mi único pecado, Aquél por lo cual no hay perdón Y, si me exigen, me voy al infierno Para tenerte siempre en mi mente en ropa interior; Pero en ropa con color de fresa, ropa en color rojo, Aquélla que me puedo sacar con un gesto simple Y que jamás volverá a acariciar tu cuerpo.
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel; Te quiero como la noche desea oscuridad Para ocultar pecados en calles vacías y serenas. Te quiero hacer gritar por mi cuerpo en arrojo Porque lo único que me queda es el tono rojo De unos besos estirados por mi cuerpo Por estos labios blandos que el invierno no resfría Y que el infierno no calienta.
Te quiero porque el Amor no es rojeado Y sí porque el tono púrpura de la sangre en tus venas No hacen justicia a tus palabras amenas Sino a tus labios que me matan en pecado.
|
Poeta
|
|