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IDIOSINCRASIA (Experimental Latín-español)
CRESCIT CUM AMPLITUDINE RERUM VIS INGENII La carne fiera devuelve a la vida el tiempo ido, sin servil osadía, ni desdén soberbio del ayer. Siendo ínfimo al infinito, no teme ni niega, al rostro siniestro, ni a la creación entera. Es hueso la razón y músculo el sentir. ¡Poliédricos!.
CORRUPTIO OPTIMI PESSIMA Un laurel desborda hiel hostil expuesto. Como tibio hielo suave mórbido, sombrío en la sombra, teje tumbas crudo. ¡Donde óyense carcajadas y lamentos vanos!. Con el aliento al coronar enredaderas.
CRESCIT AUDACIA EXPERIMENTO En la edad dorada clavel temprano. ¡Teje!. Con cada cosa en su lugar. ¡Sueño y realidad!. Cordura, inspiración, prudencia. ¡A diario!. Entre valles yermos y puro circo. ¡Combate!. Del fondo a las alturas. ¡Con tenaz paz!.
CRESCIT SUB PONDERE VIRTUS En el fino enredo la faz doliente. El silencio obscuro lágrima viva. ¡Aunque se estremezca el alma trunca!. Mil sueños duerme en su almohada, y la suerte contraria bebe glorioso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PULCRA SORDIDEZ (Neosurrealista)
Abajo en el fondo, alto detiene su punta, el gris callando, al silencio del piso, que pasa, que pesa, encima.
Dejando atrás las huellas de sus seis uñas guiadas, a control remoto, porqué cavó en un suelo fino, como la harina, en medio de un panel solar, con un alto contenido de silicio, a mediados del verano, como un rosal tempranero de líquidos cristales. Por suerte, llevaba puestas las ruedas en el corazón, que rebotó más de quince veces, por el espectrómetro de rayos X y protones alfa, para analizar la composición de las ropas interiores, y aquéllo que sostiene la vista fija, en el futuro vaporoso de nubes, y el paisaje bajo cero.
Por la bruma del amor al péndulo el abecedario baja una escalera bien lavada en el vértice de miel...
Pero el timón gira; las cuerdas suenan cuando las velas son pudorosamente realineadas, con un tamaño de tres metros al nacer, situado en la bifurcación de la espuma, que había sido convertida en una pasión alargada, al borde de los bancos de hielo, y las bóvedas de fuego sospechoso, de realizar algunas reparaciones menores y reabastecerse, antes de hundir suavemente su dispositivo portátil, en los botes, respetando las señalizaciones borradas por el tiempo, en la medida que son coherentes, y complementarios al ser su destino, forjado por la voluntad, en época de confusión, y de total decadencia espiritual. ¡Al devenir puro del cambio!.
Más allá el agua abre la boca seca llena de huecos rotos con la seria mantequilla en los zapatos del barro.
Por supuesto, en la pupilas, en que los olores han sembrado sus virtudes, se tejen los destinos, con los hilos del tiempo que la vida consume, agrupada en la fertilidad del cambio, en la regeneración periódica, en la polarización del ser-no-ser, forma y contenido, esencia y apariencia, por la sucesión de moda, donde nada eterno puede suceder, por la ley del devenir, con la abolición del tiempo, donde ningún cambio es definitivo, con la evasión confrontada, donde cada transformación no es, sino palingénesis, con la más modesta práctica, que da la fe de la santidad telúrica, que no puede conseguir una litera en una choza, que paga cuotas al olvido, que obstruye las salidas de emergencia.
Por esa pulcra indiferencia que con languidez arranca las letras fatídicas y bellas de la sordidez en ruinas. ¡Dónde un ósculo fogoso, en su estertor expira!..
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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YA ENCAMPANADA
Ya, ya... Ya encampanada. Sembrando su miedo va la sombra, tras los rayos angustiosos de la noche torturada, y dolientemente iluminada por el aroma desterrado. ¡Donde las estrellas se aletargan cayendo entre pestañeos!.
En campa... ¡Nada, nada, nada. Ya va... En los sueños. Temblorosos del espejo. En un pedazo de recuerdo. ¡Enfebrecido!. En la carne ya.
Encampanada. Entre las paredes. Hay inquietas esperanzas. De paso esquivo en las palabras. Que guardan sus llaves al pan de los candados. Corrosivos en la nube que fragua dulce al fuego ya.
Campaneando. Donde la mirada. Se sumerge vespertina. En la sonrisa del espejo ya. Ya no hay asombro ni desdén. En las rutas legendarias del arrobo.
En el tren de un lenguaje fino con la vaga consistencia. De la ceniza, con el roble que avanza al fondo. Por el monte de la cuna sólida y blanda. Entre la creciente inauguración. De la fruta lisa y jugosa. Entre las orquídeas.
Va, va, encampanada la sombra sembrando su miedo. Entre el quebranto de los edificios que bailan, en la fragancia de las últimas promesas, en la desnudez de las arenas va, va, en la peregrina campanada, en la tarde grisácea.
Nada el océano por el cielo!. Todo, todo. Todo quieto. En la espuma sin olas. Sin el capricho fantoche ya no. Es ameno y pegajoso oleaje. Alcaloide y contratiempo. Intacta sal y burbuja.
¡Campanearse!. En el corazón de las esquinas, arrugadas las tardes que sus muletas mecen, entre los ojos de los teatros y venenos, donde pronuncian y queman rojas, las agujas oxidando los insectos, en las propias venas vanas.
¡Ya encampanada la melodía del silencio teje su ausencia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Enlunada Solitud
La soledad va mojando los dedos en la luna que navega perdida en el camino que amargo indaga en el mañana que nunca espera.
Enlunada Solitud Enlunada Solitud
Ya cortan los minerales suspiros Ya buscan los cementerios alegres Ya tejen los fuegos helados Ya cantan los alambres dorados.
Solitud Enlunada Enlunada Solitud
En la esquina de los cajones del viento. En la grieta de los caimanes del sorgo. En el amor de los canguros del dátil. En el dolor de los cartones del mástil.
Enlunada Solitud Solitud Enlunada
La soledad mojada está entre cuatro columnas de barro debajo del mar enrollando una serpiente entre cuatro cables tranquilos, mojada está.
La soledad está mojada, para comer los encrespados acordeones, para dorar los maquinales truenos, para plantar los ejes a los caminos.
Cruda la cuchara en el fino fondo está, y ya implanta el hambre la espuma, y recoge insufrible el taciturno otoño. Porque... Cruda la cuchara es la voz de la intemperie.
¡Oh, enlunada solitud! ¡Oh, solitud enlunada! Eres ya...¡Soliviantable solista del silencio! Eres ya... ¡El silencio solutivo del desencanto!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Apología Siniestra
Por esa fugacidad de las sombras. En la orgiástica desidia crece yerto. Clavando al mar un ciprés ebrio ya. ¡Del tiempo perplejo mil cenizas hoy!. Entre la revista oblicuo al pensar vano. La resonancia del eco insalubre llanto. Por inclinarse al capricho repentino. Un caparazón su diario intimar luctuoso. Del pasado singular anticipación mortal.
¡Más nocivo qué equivocación siniestra!.
Con el hálito de carne y dramaturgia. Dejó reventando al corazón de fuego. La delicadeza irracional. La voz qué impone gris. La reunión de la termitas. E inconcluso al tiempo intenta burlar. Alejando la ley de toda mano humana. La maligna indiferencia electrizante. Con el ritmo maquinal del desencanto.
¡Apología del espejismo diestra!.
Al situar en lo previsto la nada escrita. Con el hipnótico bisturí de los vahídos. Del revelar al espacio caliente al hielo. ¡Con la garantía del olvido verde!. Sueña. La corriente clara y luminosa noche roja. Hoja del salto una fisura del cielo mismo. ¡Con amarga destrucción de la conciencia!. Al sacudir la esperanza de la visión yerta. Entre cada Caos haciendo falta más.
¡Siniestra desaparición incurable!.
Llagosas, tétricas, la tierra desentraña. El mismo plástico parodiar del sapo. Del verso torturar lo estremecido. Al vértigo elemental del ribete fino. Un auténtico seccionar la inminencia. Al vincular inerte al hombre al hambre. Al trayecto difícil de la retina alambrada. ¡Dónde vibra cercano el distanciarse!. Con la sucesión de la tragedia dentro.
¡Siniestra desnudez, apología del desconsuelo!.
Cultivó las plantas del nervioso instante. Ebrio el hecho de la opinión remota. Demencia oblicua de la cavilación dureza. Al meditar veloz la incertidumbre podrido. En la mezcla de los pliegues bifurcados. Cuánto alumbró su cerebro flaqueza infame. ¡Aquéllo sin término de la digital estrofa!. Al vapor de las inabarcables ausencias. ¡Vive!...En la guarida de calaveras blindadas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TALLER MODERNO (Soneto)
Por el aire del cuarto, saturado de un olor de vejeces peregrino, del crepúsculo el rayo vespertino va a desceñir los muebles de brocado. El piano está del caballete al lado y de un busto de Dante el perfil fino. Del arabesco azul de un jarrón chino medio oculto el dibujo complicado. Junto al rojizo orín de una armadura, hay un viejo retablo, donde inquieta brilla la luz del marco en la moldura. Y parecen clamar por un poeta que improvise del cuarto la pintura las manchas del color de la paleta.
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Poeta
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