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PAROXISMO ESTRAMBÓTICO
Síncope, rudo rapto y ceguera.
Del espejo es la promesa dulce, en el reflejo verde del mar rojo, que de encanto fábulas revive, en un instante de luz encarnada, donde escasea la vida, escarlata.
Confesando al descubrirse falaz, alabando con perspicacia sofismas. ¡Desnudando tenorio bataholas!.
Caprichosa, excentricidad aguda.
Devora en ello a lo que sustrae, la luz del pasado y sus ausencias, que ingratas deben a la fortuna, dichas dónde flaquea el ánimo, y el aliento descansa imperioso.
Aunque factible en rosicler sea, pespunte pertinente opulento. ¡Impoluto y pletórico insufrible!.
Dirimiendo al estorbo diligente.
El perfil orgulloso, ligero florea, reflejando muy vivo al recuerdo, donde silabean las horas paganas, al péndulo de cobre, que medita, pegado al suelo, el cielo, lacónico.
De los senderos abiertas las alas, del oleaje furores, el infierno es. ¡Del resquicio escocimiento el sol!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALAMBICADO INTRÍNGULIS
Sobre un lago de sueños largos, anidan blandas las ventanas, los pasmados pasillos, el turbulento entusiasmo, deglutiendo malabaristas malmandados, allá donde los párpados resucitan fábulas, e instantes de plata, e inquisidores encantos. * ** ¡Ni lo pienses!. El fuego ocioso muere solo, y las ausencias permanecen, y el horizonte desaparece, como esplendente portento, como vínculo insondable. ¡Facsímil al culebrear, al lisonjear, al desagraviar, escabroso pululando!. ** *** ¡Oh, lámpara peregrina!. Hierve al destino gris. Desnuda la llama tierna y adversa. Sin encubrir lo intrincado. Sin dispersar demorando, al inusitado insolente, friático, atosigante, viscoso desfiladero, en la ingente ingenuidad del incauto. *** **** Como los relámpagos que lentos huyen, abriendo relojes donde mueren sueños. En las mañanas de seda, de cera, de lodo, en la fuente de los pantanos. ¡Ni lo pienses!. Hielo e hilo es lágrima al desvanecerse. ¡Como ola pensativa!. Como consuelo en las rodillas. ¡Sin futuro!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Henchido el corazón de la quietud que se escapa por los ojos queriendo ser paisaje –otro protagonista inconmensurable- de tan singular belleza, el silencio del tiempo que ya fue, regresa recorriendo las arrugas de la cara con los dedos sin mácula ni odios, ni venganzas por cumplir; solo la paz del ahora, la que ha sabido perderse del ayer y del mañana.
A solas con los que ya no están y escuchando todo lo que un día se dijo, quedo esperando la palabra del color y la sonrisa de la hoja; sigo mirando lo que vive tras la puerta y sintiendo lo que muere tras esta ventana mía que de par en par sigue abierta.
Frente a la vida, -mar de anhelos- tantos momentos vividos como tantos perseguidos; todos son los que veo esculpidos entre las sombras del mármol de esa fachada que tampoco lo fue; así, perdido en la fábula, acaso de otra vida, sigo creyendo que pronto me veré salir.
©jpellicer
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Poeta
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