Allá en mis verdes campos cuando el sol se pone sólo te queda la luna para conversar porque la soledad se marcha cuando los árboles empiezan a murmurar.
Así, entre grillos y medianoche aún no sê… cómo tu cariño entró en el mío y te empecé a querer sabiendo que las rosas todas traen espinas.
Pero al escuchar tu divino acento llegando como un siseo en medio de mis penares me dio un vuelco tal en el corazón que casi ahí mismo mi vida acaba…
Lo demás es harto conocido, después de todo el amor que nos tuvimos llegó la tormenta aciaga llevándose hasta el agua que bebimos.
Hoy sólo ante mis ojos tengo rosas marchitas… un jarrón vacío y mil espinas en el corazón, aquellas que voy quitando, con estas manos heridas que sólo te supieron acariciar.
Delalma Viernes, 3 de abril de 2015
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Poeta
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