Poemas :  Acrisolado viandante
ACRISOLADO VIANDANTE

Me dices que digo:
Anocheceré temprano en lo que cabría una tarde.
Porqué piensas que pienso. Acrisolado viandante.
Siendo soñado por el viento.
Y que. En la medalla de sueños hay una montaña,
con un violín de cristal adormecido,
en la mitad de una burbuja,
por donde un glaciar esponja indemne.
Viandante siendo solo pienso.
Porque cabían mas sombras tibias.

Viandante, viandante, solo viandante.
Por el ruido del albañal giratorio y pasajero.
Por el cubo de dos manos etéreas y vacilantes.
Por el peregrino del pergamino fiero y llano.
En el plácido gorjeo del infinito.
En las espaldas virginales del candado.
Con la entrada del crepúsculo bañado.
En la flecha del viento y de la jungla.
Tanto como si hubiesen cabido las paredes.
¡Por el vidrio que camina al borde del lago!.

Acrisolado solo por el hálito impropio.
Allá por donde el árbol forzó la nube.
En la tortuga gemela del metal.
Como si la nube hubiere forzado la tarde.
¡En un intachable tilde protervo!.
Como si la tarde forzáremos soñando.
Por el vano atemperarse execrable.
Ante el llanto del débil y del inocente.
¡Con todo lo tétrico hierático y servil!.
En la estaca necia de los adobes mercachifles.

Viandante, viandante, del acrisolado ultraje.
En las jaulas del tedio inactivo seríamos.
¡Bicarbonato bienhecho de bicicletas!.
¡Pescadores del polígono perplejos!.
Entre el amarillento perentorio.
Entre la verde indecencia.
Entre la ecuánime transparencia del rojo.
Entre el azul fogón del menosprecio rosa.
El olvido más gris del basurero más cercano.
Leyendo las tenues jorobas del patio enlodado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Desmembrada complacencia
DESMEMBRADA COMPLACENCIA

Está,
donde el tejado tenaz estampa el vuelo,
inflamable escolio,
entre las olas del mayúsculo abandono,
pedestal réplica.
Del terrón abolido del inconsciente.
Intrépida prominencia.
En la invernal historia de la infamia.
Por los cangrejos del silvestre estanque.
Complacencia
Desmembrada.

Ya vendrá el mayor apocamiento del cobertizo,
al tiempo que desgarra ensangrentado,
el sonrojamiento del empalago,

en la faena de la enorme palangana,
por el absurdo minuto estéril,
y la represión de paralítica titánica,
en la respuesta paralela,
en la turbada incertidumbre.
Desmembrada.
Complacencia.

Consternada la fatalidad.
¡Qué carcome la sombra invertida!.
La seca espalda de los líquidos murmullos.
En los vagones del ayer escalofrío.

Con los mañanas sin cuerpo arrastrando.
La tristeza de la cobarde impotencia.
Apuntando los cuadernos al arco delirante.
De la memoria.
Con las náufragas esponjas exhalando.

Complacencia.
Entre los tobillos del oráculo profundo.
Desmembrada.
En la intensidad de las retinas.
Complacencia.
En las cortinas del incendio.

En la muerte ambigua de color lechuza.
En los alfileres sangrando dóciles.
Por el pobre cloroformo solitario.
En la enorme violeta corrupta.
Petrificado escrito trabado.

Intruso desecado abarquillado.
Complacencia.
Entre las bífidas lenguas del trepanado pecho,
y los quejidos suspendidos del entrecejo,

que incitan las atascadas cremalleras,
entre las noches asexuadas del retrete,
y la sutileza amarga de las desilusiones,

vespertinas.

Con la lengua del granizo en cuarentena.
Con el platino de moribunda muela.
En la lista que al arado hiere.

En la fiesta sembradora de la sombra.
Por el placer de los minutos intrascendentes.
En el camastro de los vestigios enamorados.
Va la consumación inminente.
Por el crepitar de las córneas.
Y el alivio enmascarado.

Donde la intensidad del estallido explota el gozo.
Los luceros que aturden cada cimiento.
Entre la mirada elemental del sentimiento.
Los pechos del feroz fuego.
Entre las metáforas sedientas.
Y los círculos de recónditas succiones.
Más allá de las orillas de la espuma salpicada.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta