ODA A LA LÁGRIMA (I)
Vuelas cantando dentro y fuera acuoso duplicado de ríos, océanos, lagos de llamas alegrías dolorosas en cada día minúsculo a tus ojos.
Una vez de muchas que llenas lavando lluvias formando arroyos desiertos cosechando arenas tempestuosas a veces camino y voz, y canto, y llanto uno solo en una gota, una de muchas millares de infinitos en el párpado esencial.
Que vuelve en en sí, la sal, en dulce, ácido, amargo, fuerte, débil, que vuelve heridas que queman, las sonrisas, engañando, las ventanas escondidas, en el silencio, en el aire, en el hueso.
¡Huecos midiendo humedecidos, los perfumes agudos y esféricos!. Si, sí, humedecidos, en el recuerdo derribadas, el recuerdo derribadas las pestañas amarillas, del oro humo de pronto.
Mil veces cicatrices en los ojos invisibles de los latidos ajenos a la piel propia en el tela mecánica insensata en el bosque en la pradera en los fuertes pequeños gritos bajo la lengua porque seguiremos viviendo, recordando, la soledad inagotable, enredada en el pecho que se sumerge estéril navegante tejiendo islas al destino de corales cascadas de pétalos tiernos y secos en tus fantasmas hay peces desfilando de cabeza en un relámpago fragante bajando y subiendo relojes en la escalera del suelo que perforas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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