DEL SER POSIBLE
Con
La
Faz, sin amañar. ¡La paz!.
Y
Las
Murallas sólo de adorno.
Por
El ser
Del posible
Ser.
Y del trueno, en corto número,
donde viven caseros los convites,
al son de los acontecimientos convidados,
con el sobrino de la tarde violeta,
y del viento vivaz esplendoroso,
al
rebramar, el brillo sin pereza,
el rostro qué duermo y siento,
sosegado,
de púrpura ropaje,
arrullado,
el hielo,
menos,
frío,
por
el mar, que pasa de vena en vena,
y renueva la cabellera.
Del
Ser
Posible
Ser.
Con la flecha de las llamas.
Con la forma que no cambia.
Enramada en la ribera.
Enramada y labradora.
Flecha humana.
Del amor.
Del amanecer abundante trueno en los deseos.
Admitida el alba en marcha desencarcelada.
Del empeño inútil veterano enemiga.
Admitida la osadía de querer.
¡Cambiar al imposible!.
Del ser
Posible
Ser.
Del amanecer.
Sin sumo trabajo arrojando solo rueda por los estruendos.
Sin sumar y repartir el provecho a los vasallos.
Del anochecer.
Con la fuerza de costumbre.
Con la carne del verano.
Del recrearse.
¡Sin cambiar al posible!.
Con el poder.
Que nadie tendrá nunca de ser el mismo que tú eres en ti mismo.
¡Ni tampoco de ser por ti lo qué ya eres!.
¡Ni de sentir el dolor tuyo, sin ser tú mismo contigo!.
Y
Mucho menos con todo el poder que cualquiera tuvo después de ti.
Y
De ser posible, espera, solo lo inesperado.
¡Cuando escuches el silencio del ser posible!.
En la sombra interior fastuosa del tiempo.
En la campana exterior humilde del fuego húmedo, tierra celeste del ser posible.