Atavío Anhelado
(Texto Neosurrealista)
Lo curioso de ésto, es que sea tan común y corriente,
como la sed elegante, salada, que del mar se desprende,
arrojando al desierto azúcar, con la carne de sol marino,
con la ternura compasiva, y habitual de unas tumbas,
salvajes, envueltas por el camino recorrido en la memoria,
sembrada con ramas, en la multitud de tímidas cortinas, que
llaman a la calle sin escucharla, y despiertan al espejo en la
mañana, por el ruido de la puerta meciendo una ventana, y
sentando al árbol en un viejo vaso de hojas invisibles, por el
más lento relámpago durmiendo.
Helado
Antes
De vestir la desnudez
Atada
Al
Navío bordado, engalanado, al frente.
De los tropeles de los caballos encendidos, por el morral fiel
al perdón, que los placeres brindan, que al alma erizan, y la
nieve hundida se agita enfebrecida, tenaz en plenitud, tierna
enardecida, en el esplendor de los verdores deseados, vistiendo
a la luz afanosa, con la inmensa soledad callada, como un lirio
teje y desteje al destino, de los jardines transparentes, de los
suspiros vestidos de súplicas, por los riscos resignados, y la
sombra voluptuosa en su blancura... Sin embargo, lo más
importante que revelan las crisis sobre nosotros mismos, es
lo que hacemos para encararlas.
Por
El espacio
Tiempo
Pequeño
en el pasado
con el
amor
en un instante
con
gotas
de oceánicos
oleajes
del cielo
prometido
tan azul
y
común
como
curioso.
¡Anhelo desvestido, transparente, invisible e inservible!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez