Yo me propuse escribir desde la felicidad y lo he logrado, ya sea en la poesía que se eleva en humanismo para resistir e inventar el día indispensable, en el nacimiento de mis hijos, en la pasión errante que besa las montañas donde se esconden gordas milenarias, en la pasión cotidiana que me liga a mi compañera, en su individualidad indómita y en esa capacidad de inventar futuros derrotando juntos a la muerte artera. No creí nunca en la impostación de artista, ni necesité estar ebrio o drogado para redescubrir el infinito, rompí paradigmas de pseudo bohemias y me levanté temprano para trabajar con ganas cada día, dejando espacios cuadriculados en el éter para las gotas poéticas que han enhebrado mis trabajos. Próximamente con más dedicación buscaré mayor difusión mediática a esa poesía escrita desde el emprendimiento y la doctrina del esfuerzo, es decir la felicidad.
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Poeta
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