Poemas de reflexíon :  De López y la eliminación del fondo nacional de desastres
“Por un “gobierno” de pillastres . . .”

Durante más de treinta años,
para resarcir los daños
causados por los desastres
naturales y sus lastres.

México tuvo su fondo
de dinero en lo más hondo
de las arcas nacionales,
mas, arranques irracionales.

De López y su inconsciencia,
rayando ya en la demencia,
eliminaron de tajo
con el mayor desparpajo.

El tal “guardadito azteca”,
de infame, sí, mucho peca
el peje pues los dineros
fueron a otros derroteros.

Si no es que se los robaron
¿en qué fue que se gastaron
los trecientos mil millones
de pesos con sus tostones?

Ya llegarán bien los días
de las justas auditorias;
hoy, en Guerrero, sin recursos
le sobrarán los discursos.

Echará por las desgracias
culpas, hará mil acrobacias
de lengua y seguirá mintiendo,
ya casi lo estoy oyendo.

Cuenta con la sociedad,
la fiel solidaridad
del pueblo bueno y muy “sabio”
que, para eso, le entra a diario.

Así sea en centros de acopio
o dando el dinero propio
ya estamos en esos trotes,
por eso es que abusa López.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 30 de octubre del 2023
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Poeta

Poemas :  Claridad inexplicable
CLARIDAD INEXPLICABLE

Es
Claro
¡Qué no entiendo!.
Como la quietud destella.
Como diminuta transparencia.
En el espacio imborrable de memoria.

¡Amor indestructible de sangre a sangre!.

Porqué la vieja sombra era de papel en ella,
en su intento de ser luz, de tinta limitada ya,
por las camisas de una lasca pulida que vio,
la atención de las vértebras circunstancias,
durante el primer año de refugio desnudas,
las montañas en su profunda incredulidad.

¡Recuerdo qué no muere de tiempo a tiempo!.

Porque en un plato el tiempo plata desayunaba,
unos desdichados relojes inmunes y coloridos,
labios amasando al amor la garganta delicada,
del dinero propenso a sufrir relámpagos lentos,
del mismo quebranto del hambre del hombre,
donde saltamontes en bicicleta, comían nubes.

¡Pedestal de sentimientos en báscula rústica!.

Porque los geranios saltaban por los picos,
de las primeras alas del agua,
y en los gorriones de pobreza,
los gusanos merendaban enormes huecos,
con un sabor de almendra amarga,
vestidos de libros olvidados. Claridad que duele.

De
Mil
Modos
Meridianos
Impermeables
¡Lágrimas temporales!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Dime Thoth Toth Thot
Dime Thoth Toth Thot

¿Qué sabe la sopa del hambre de la cuchara?.
Y del viento que cree mover,
un volcán de lava de luna de lejos,
Tan lejos como el color de la luz,
de la emoción amarillenta noctámbula,
y del sueño por dormir sin dueño.

¡Dí, sí, Thoth Toth Thot, dime!.

¿Qué sabe de la posesión el dinero?.
El ópalo del árbol de hielo deshilado,
del dolor de la morfina sonámbula,
la heroína cobarde del anestésico,
¡Diamante despreciado egoísta carbón!.
Dílo, si lo sabes, sabor inodoro adolorido.

¡Dí sí, aunque sea no, ó nada importe!.

¿Qué sabe el dolor del sufrimiento,
de la piedra que descrucifica y fabrica,
religiones para el consumo, del atroz
perdón, en cualquier estrella encarcelada?.
¿Sabes tú lo que todo el mundo ignora,
inmundo encarnado, el aliento que no pidió?.

¡Dime sordo porque no tengo,
las orejas que me negaste!.

¿Qué sabe el que cree que sabe, contarle relojes,
al tiempo en la eternidad atrapado, y que no hay
saber si la humilde ignorancia lo abandona?.

¿Qué sabe la lengua del sabor enrojecido,
de las ausencias que los mismos labios no han pronunciado?.

¡Dime Thoth Toth Thot, si no, nada importa al que nada sabe!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Babélica hibernación
BABÉLICA HIBERNACIÓN

Hacía un calor de nostalgia por
el frío en el yerto cristal
qué había olvidado olvidar
sobre el hielo supersticiosamente
remunerado cómo velas de la fortuna
con el humo de cera,
pero una llovizna invisible
disfrutaba alargando la nieve de
limón en el salón lleno de gente.
Es un hombre extraño
inventando el amanecer oyendo
a cualquier otra persona,
por la prisa de sus dedos.
y su imaginación algodonosa
caminando en las manchas sonoras de sabores encantados.

En aquellos días remotos el color de los automóviles era sobrio,
de un color negro intenso, terminado,
en tricapa con un juego
de franjas laterales rojas,
que corren a lo largo de los costados
y la defensa trasera con frecuencia cromada,
en algunos, en otros
los altoparlantes se localizaban sobre las puertas, pero a él nada de eso le importaba.
Pues, a veces transcurren siglos,
comprimidos en unos simples años,
y se le atribuyen poderes de barrer.
un tapete lubricado bajo el césped
azulado sin sentir miedo al sol fresco.
encendido por un camaleón.
Aunque he de confesar que a veces siento ligeras dudas al tratar de entenderlo,
y desmadejar el misterio de las circunstancias.

Sobre todo porqué tiene en la espalda,
una etiqueta qué imagino,
no sea una medusa real durante.
un rato inundado por las campanas
qué suenan a lo lejos, en la rueda de los perdones más profundos en las fugaces fiebres,
que irisa por ser dueño de tantas cosas en las voces de las sombras pródigas joyas arcanas.

Cómo el año pasado, apareció demasiado tarde,
y nada ganaba de leer
bastante bien situado en la esquina de un parque dibujando un arañazo en el semáforo descompuesto por el veneno de un bache que cortó su
parte delantera, incluyendo plataforma,
y túnel central donde había colocado
el cableado necesario bajo el cofre,
que dejó en la llanta de refacción.

Puedo decir, sin arrogancia, que con frecuencia fabrica sus ideas al cruzar un arroyo,
calculando el precio de un periódico viejo en la basura al dar la vuelta sin comprar,
las pastillas y tragarlas.
Esa vida le gusta sobre todo,
después de reponerse completamente del aparador en la blancura de sus manos con alargadas uñas,
bañadas por el sol ardiente, y un balde de agua
fría colgado de un balcón en el preciso momento que pasaba sobre él una paloma semidesnuda, y antes de correr las burbujas hacia las coladeras.

Un perro corría con la velocidad de una tortuga en la livianidad pervertida,
por la desilusión de una poderosa locomotora, y el desenfreno pasajero de los hechizos a medias entre unas nubes ferroviarias.
En las cercanías una bicicleta sonreía surcando el cielo tenuemente por sus resecos tirantes, y rechinaban unos niños atrapados en una panatalla.

Una vez otro hombre le dio incienso sin descifrar las muecas de su cara
reduciendo el círculo al dolor de la calle en el bronce de las almas descuidadas
por los vicios de la plata derretida , y la mirada perezosa apasionada por las flores salvajes, y el miedo al naufragio de una gota, modesta y obstinada en secarse.

Así vivió el último siglo cambiando de una profesión a otra; Adornaba hojas cada
otoño por el amarillento suelo lustroso en opinión de las penas y los sonrojos,
y una lágrima asomaba asustada de vez en cuando por alguno de sus ojos, luego
cambiaba de oficio pasándose de un extremo a otro de la calle, y temblando de
lujuria estrenaba nuevos trajes entre lujosos autos preguntándoles: ¿Cuánto vales?.
Siendo muchas veces el héroe de las pistas y el toreo efectivo a media calle.
Reconciliado con el polvo decidió un buen día regalar su demencia al ritmo bárbaro
del mercado sin dinero ni verdura.
Bueno, digamos, con más exactitud, por la
vecindad alucinada de las últimas verdades metafísicas, donde todo se compra y
se vende, incluso insignificantes idiocias de bolsillo lleno de hambre gloriosa, y el
mismo apetito ensordeciendo a la pobreza fabulosa de un rascacielos, harto de la
mantequilla con su silencio alambrado.

Feliz, sentado en un rincón, abandonando
el aliento prestado, y sin sufrir mucho el medio suicidio comprado en cómodos
abonos que nunca dejó de pagar durmiendo en cualquier calle, y sin molestar al
desprevenido pavimento. En el mayor frío de la historia reconstruyó la mítica torre.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Somnoliento
S.O.M.N.O.L.I.E.N.T.O.

El seducir verdadero.
En la carne del motor tiembla.
Y tarde o temprano. ¡De la costumbre despierta!.

Somnoliento en la brisa del gris uniforme.
Por los miles de ausencias trepando el cielo.
Al dinero comprensible del hambre honesta.


Entre las pálidas naranjas en zigzag. ¡Oculto!.
Dice, siendo impune, de miles de inocencias yertas,
¡Toda la piel que le cubre de culpas miles más!.
Somnoliento.
A lo lejos piensa desaparecer las pesadillas.
Por la gente que vive dentro de los libros.
¡Hecha polvo y ceniza olvidada!. Por el sueño.
Del peor cangrejo escarabajeador infame del planeta.
¡Somno__Lento__Somno__Lítico__Somno__Tétrico!.


Es
Para salir de paseo al subir la puerta de mil tumbas.
El mar de monedas en una concha e infinitas culpas.
Donde.
Por lo menos necesita emborracharse el viento.
Encontrando los consejos de las noches acribilladas.
Girando la música...¡Serpentina en cada latido!.
¡Qué por la mañana fabricaba fácil!___¡Cuándo podía!.
Ensillado, entronado, envilecido, enajenado, engañador.
Al frente del público con los pasajes ocultos. Ebrio vulgo.
¡Qué con alguna fuerza extraña sueña cambiar el mal en bien!.
¡Somno___Tétrico__Somno__Lítico__Somno__Lento!.


¡Porqué nadie había escuchado el miedo en falsete!.
Ni el seducir la comodidad exactamente cercenada.
Contando y recontando. ¡Nubes invisibles con sangre!.
En la serenidad de un anuncio mudo cada nudo crudo.
Después de repetidas llamadas de fuegos lentos.
¡Al despedir y desemplear cualquier pregunta laboriosa!.
En la derrota íntima de cualquier ignorante piedra del zapato.
En cada imagen obscura, en cada racimo inocente.
¡Aquí desarmados los mismos armadillos del membrillo!.
Por no pensar en el café helado al sol profundo humedecido.
En el resultado de la voz del equipaje, de la cosas arregladas,
del marfil y menta de los cómplices igualmente culpables.
¡Somno__Lítico__Somno__Tétrico__Somno__Lento!.


Esto es. Esto fue. ¡En la tímida convicción pálida!.
Descubriendo al sufrir idéntico por el aire mismo.
En la inocencia impotente y desarmada siempre.
En un traje clavada luz.¡Cruz de miles cientos!.
Del rostro sin presente... De las familias deshechas.
Despojos de la intemperie intempestiva impotentes.
En la próxima inquietud de cualquier fortaleza desgajada.
¡Del cantar en el parpadear joven del abandono indiferente!.
Por las esquinas del ojo que siguen rojas todas las pestañas.
Por las serenas cortinas cansadas dormidas a medias.
Por los caprichos de la belleza inconstante injusta injuria.
Por la dulzura perfumada del ácido ayer inolvidable desastre.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Desvivirse
DESVIVIRSE

Des
Vivir
Se
No es querer lo que se vive.
¡Historia muerta!.
Un poco después de calentarse las paredes.
Del nogal incuestionable.
Donde se fueron descongelando los talentos.
Del patán la pataleta patarata.
Cuidando al desorientado cielo.
Con el saldo raído del hombro.
Procurando divertirse por el camino.
Con la invalidez rutinaria de las conchas.
¡Allá dónde, en cambio la escalera fue hábil!.
Des
Vivir
Se
¡En el ruido de la nada!.
Con el rostro en el dinero inútil.
¡En la brusca prenda del vestuario!.
En los trámites del retrato vaccinieo.
¡Y un acceso difícil perturbando!.
Del ratero miserable al levantarse.
En el lenguaje ensordecedor de la mirada.
Mucho más libre qué agitado, frasco fresco.
En la silencia lucidez abrumadora, mecedora.
En los talones elegantes, efervescencia, elástica.
En las cacerolas olvidadizas, cucharas y tenedores.
Des
Vivir
Se
Tan vestido a la moda, divagando, boreal bórico.
En la voz baja del tapete.
La misma escena ilustre mosca.
¡Por los disimulados muros!.
De las maletas imponentes.
Y la razón escurridiza de las paredes.
Del desconcertado barril en mano.
Enciclopedias repetidas de madrugada.
De la mirada penetrante, urdidera y uranometría.
En el trayecto al despertar la medianoche.
¡Satisfecho anfitrión en una jarra!.
Des
Vivir
Se
¡Con el infinito en el equipaje!.
Sin saber recelar entre lentejas, de albaricoque.
En los años de ligero peso, del zumaque.
¡Cómo lo hubiera hecho mañana enmarañado!.
Sin bostezar ni entreabierto un cuadro.
del coloquio, cobre, carbón, cabreado.
Con el ánimo guardado.
En el vestíbulo del vapor aturdido.
Y con toda la anomia interpretable.
En la vigilia del espacio un curvo cuervo.
¡Cómodamente e inveterado un ficcionario!.
Con los vecinos inolvidables, del bancal barajar.
Des
Vivir
Se
Y acariciar un oculto diccionario estentóreo.
Tomando la verdadera historia.
Sentado a la mesa anudado.
¡Antes de empezar la mañana por la tarde!.
Sin ser insólito de nada.
¡Solo sepultando la broza de bruces!.
Lo que sonríe al margen predestinado.
Pasión de momo mollete y momia.
En la voz del soplete y el taladro.
Con todo el subarrendar emplegariado.
Y la ejemplaridad del cementerio.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Un día de menos... (Anticuento Fantaciencia)
UN DÍA DE MENOS

El día parecía interminable, ola tras ola, escondida la brisa en un calor doble con las palmeras en el cuadro. En la esquina la tarde reprochaba, en silencio, esa tolerancia cibernética, qué se materializó en su silla vacía, al pié de la cápsula recitada de la historia. Rumbo al pasillo, la cerradura ahora
dejaba pasar un desgarrado flujo, aire espeso, cantos y murmullos metálicos, entre los blancos y lisos muros.

En el agua, estaba atrapado, el pensamiento de la sangre derramada, deformada, olvidada, sembrada a diario, entre la voz monótona acusando sólo a los pterodáctilos y los gusanos, electrónicos y plasmáticamente teletransferidos entre los tóxicos ingeridos, por los micrófonos y las pantallas.

No podía evitarlo, nada era ya insólito, las invasiones de planetas se planeaban cruelmente, la inhumanidad tejía redes asociales.
Pero el pensar, eso sí, era como hecho insólito,
misterioso, terrible.

La historia se repetía, ahora se eliminaban los pequeños intercambios mercantiles personales, la individualidad era sólo cosa del pasado milenio, después de la destrucción imperial, en las estrellas quedaba un ambiente triste y desolado.

Menos ese día, la nave en Neptuno, él, en aquél planeta desolado y contaminado, con mutantes rabiosos, enloquecidos y metálicos millonarios,
en las pantallas extensibles, altavoces, programas holográficos, y los últimos datos de telemetría así lo indicaban.

¡Pobre madre tierra, ahora era como una viuda pobre, y la humanidad hija, la había traicionado siendo una informe filicida en toda la historia de su biología!.
Y luego, el error del terror, las inmensas falsedades de armas de destrucción masiva, no lo eran tanto, pues el azul del sultán y los imperios y tiranías se habían multiplicado, el control ya no era de humanos, sino de personajes informáticos, robóticos.

Caminaba y las planillas en sus manos se mezclaban, cómo los insectos tropicales insisten en no dejar dormir en paz. Hacía varias décadas qué lo analizaba,el contacto por la red, sólo aseguraba su presencia, en realidad inundada en aislamiento, no importa el lugar, el gobierno de la galaxia asesinaba inmpunemente, así como en la Historia de aquél Nerón en los incendios de Roma, y luego los cristianos interactuando con los leones.

En algunos lugares, muy raros, aún quedaban consciencias y sitios inaccesibles, en el fondo del alma de unos seres humanos originales, plenamente encarnados, totalmente autoconscientes y con el potencial incalculable de automodificar su código genético a velocidad vertiginosa, controlando y generando antipartículas, sin embargo en la galaxia el gobierno continuaba asfixiando con impuestos, eliminando a cualquiera qué se opusiera, en fin los pterodáctilos servían para todo, y de todo se lespodría culpar.

Y repetido millones de veces, en los miles de medios de retransmisión de la información, deformada, distorsionada, sónica, satélites, microondas, discos, fibra óptica, y los medios visuales con combinaciones sensoperceptivas dejaban prácticamente inermes a todos los individuos.

La luz de ésa luna, se interpuso entre las otras, aún así, centelleaba y alumbraba la cara del tiempo desecho. ¡Seis años luz!.
¡Completamente perdidos, las imágenes gastadas, toda la energía liberada en las infinitas almas desencarnadas, el plasma mismo cambiaba de consistencia, y el mal afectó los mismos códigos genéticos, el dolor quedó incrustado por varios siglos concéntricos a la visión termogénica!.

Así lo había estado analizando, auxiliado por algunos cientos de miles de mensajes analizados por sus equipos, biomoleculares, y los instrumentos de astrofísica, en combinación con el consejo de varios sabios semimortales, y la ciencia paralela desconocida qué contenían varias cadenas neuronales heredadas. Más ahora, y a pesar de la reciente teletransportación y las últimas inyecciones de.

¿Vale la pena?. Repetía, en su intento por rediseñar radicalmente los menores detalles de la mujer del vapor a bordo en la revista.
Las facciones holográficas eran tersas, palpables, incluso el olor desconcertaba, por lo inesperado, por los muslos y el apetito del aliento agitado. En la nave, para decirlo con franqueza, estaba una energía dañina, flotando en el ambiente, (tal vez antifotones del agujero negro de los seis tiempos detenidos).

Y se sentía como el más miserable, su incapacidad agudizada para la deshumanización progresiva le había fallado... Incluidos los fantasmas de en su viejo corazón terrestre, rejuvenecido por las radioactivas biomoléculas de su laboratorio personal de nanomedicina, se las autoaplicó el mes anterior.

Pero... Ni los ruidos eran consoladores, los reflejos multicolores deltablero alado, las noches de placer, los amigos en los otros sistemas novicios, cómo rebaños de pastores, le temían en la profundidad amistosa de tantos años...

El se decía, en voz baja, a solas... ¡No, el universo es más amplio, su expansión es reversible, hay un fuelle universal, y dentro de la antimateria las posibilidades son infinitas...
Bien lo sabía, sólo se percibe en lo profundo de la mente, en la misma raíz del no-pensamiento,
(en el shamadi, en el satori, después de aniquiliar todo ego e ilusión, con el dharma en las mismas arterias neoformadas)

Y sin embargo... Se preguntaba, ¿O quizá, sin darse cuenta, compartía la incapacidad de tolerar mutuamente, la muerte injusta y la vida involuntaria?. Hacía ejercicio, con ayuda del equipo y la vibración grabada entre sus genes, en la relatividad de la historia humana los huecos son inmensos.

Antes del colapso, los Sistemas económicos ahogaron la más mínima ética, y el exterminio fue atroz, tan veloz cómo el terror, y tan paralizante como el miedo qué asaltaba en cualquier noche. Los mismos terrestres erandesterrados, los humanoides se habían apoderado de los puestos importantes, y muchos eran rechazados, otros, arrastraban los instintos de poder y de riqueza, pero lo más peligroso, era.

La consciencia distorsionada, el lenguaje absurdo de cambiar las palabras y creer cambiar con ello los sucesos, los hechos mismos. ¡Vaya!. Más primitivos qué las últimas generaciones de antropoides del hiperespacio del centro de un agujero negro. Pues bien se sabía, desde varios siglos atrás, esto conducía al vacío, es más, lo generaba expontáneamente, conducía al espacio increado, sin dimensiones, al absurdo de las almas enfermas, y hacían qué el mal fuera contagioso.

El engendro, al amor increíble al dinero, a costa de cualquier cosa, la vida sin valor, nadie sabía qué era el honor, y toda esa fanaticada de perdones eternos a culpabilidades transitorias, temporales.

En fin, es muy largo de contar, tal vez en otra ocasión, pues el gobierno de la galaxia bien podría mandar eliminarme, y los pterodáctilos eran efectivos, y hay una energía espesa en el aire, ajena y arrogante, con características de una negación alucinante de los propios errores astronómicos... Y microscópicos bajo la piel de esas bestias informáticas recubiertas de piel humana.

Y ahí, bajo el agua, estaba el candado enorme, la mecánica del programa psíquico maestro, los códigos y métodos detallados de la gran cadena qué ata el pensamiento mismo, qué reduce la voluntad progresivamente, y con sus programas campimétricos, y qué finalmente reducen toda libertad hasta extinguirla, con el
desconcertante resultado de que casi es imposible darse cuenta de ello.

Por eso estaba su pensamiento atrapado, bajo el agua, su mirada, clavada en el sangriento candado cibernético, impenetrable.
Entró.
Entró lentamente en el teletransportador, de nuevo,
y regresó a la nave que lo esperaba en Neptuno.
Y así terminó ese día.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Allá cercano
ALLÁ CERCANO

Hubo una vez, que vino, añejo,
un allá de aspecto manso.
¡Tinto recuerdo de miel!.
Enfrascado, interminable, relámpago,
con el poder agridulce de un mordisco.

Allá
Cerca
No.

De un allá cargado de esperanza.
¡Justo estremecimiento del querer!.
Al anochecer un rubor ligero,
luminoso fluir bugambilia,
espaciado, en blanda frescura.

Cerca
No
Allá.

Un allá, venerado, en la cicatriz,
de un domingo no deshecho entre los lunes,
lidiando, vengativo, el frío, periódico,
en el asiento del ferrocarril un peregrino,
chismoso, de falsas intimidades.

Allá
No
Cercano.

Al cabello que sacude.
¡Todavía verde!.
La piel de la champaña.
¡En una lata!.
Más allá cercano.


¡Cerca la cerca, qué acercando, cerca!.

Ese allá de futuros prestados, al negar,
el ánimo que naufraga océanos,
gratificantes, del paraíso mediocre.
¡Lujo de servidumbre y doradas nimiedades!.
¡Un allá, del alarido de la raza!.

Un allá.
Cercano, allá, cuando menos sea esperado.
¡Allá se acercará y cercará!.


Verdadera residencia de los mendigos,
de las monedas repartiendo medicinas,
doblando cautamente, la sequía cada vez,
cada vez, menos tortilla, y más engaños,
dulces golosinas, más nada de más.

Cerca, cercando.
La cerca se acerca.
Tan allá, muy allá, desde su desierto.
¡Dónde hubo uvas, jugo de secos higos!.
Infinitamente. ¡Unión, ustible, urticácea, humareda!.


............................


Así la historia, culpable de la calle,
al fondo, sería de nuevo un recuerdo,
menos lento, más enorme, minúsculo allá,
ligero, al volver goteando los ojos, la
cabeza inclinada, las rodillas, las
escalinatas, el allá sorpresivamente,
borrado, pidiendo al espejo reflejos,
imposibles, anteriores al supermercado,
de verdolagas grises, carnosos quelites,

espinosos, calabacitas hijas de armadillo.
¡Y nopales semilludos parientes del cangrejo!.

Canto, canto.
¡Nuevo canto!.
(Pálido sabor de transgénicos olores).
¡Allá nadie se muere de hambre!. Nunca, nunca.
Sin embargo.... (Nadie... Pensaba... ¡Asustado!).
¿Nunca?.


Aunque... nadie ...convivía con hambre,
el hambre lo amaba, ella, con lenguaje.
¡Sabor gruñir, se negaba a ignorarlo!.
En verdad. Nadie.¡Era tomado en cuenta!.
Y nadie, satisfecho, deseaba aquél
allá, allá cercano que lo cercaba.
___ ¡Pero acá!... En este lado___ ¡Sí vivía!.
Para él, para su hambre que lo amaba, y aún vivía.

Pero
Nunca, detrás de sus castaños, ojos,
de ajada piel morena, se fue al otro lado,
y nunca regresó, con dinero en cada palabra,
extraña, entraña de un lenguaje,
mezcla de marmasa, acasia, lobelina. ¡Qué cicatrizaba!

Y nunca, se regresó, pero. Ahora con un
vacío mayor. ¡El mismo engendro del...
original hueco!. Vestido, con las huellas
de ayeres inexistentes, dando brincos,
al encuerarse con las raíces en la garganta
seca. Allí, atado a las paredes de allá.

Cercano allá, que cerca acercando, cercas.
Pero nadie, se sentía feliz,
invertía en acciones del cielo, etéreo,
ingrávido, primordialmente metálico,
desfilaba el alma enferma, donde la bondad
misma se compraba, y el verdadero mal,
se transformaba en absoluto bien,
por un buen precio, a crédito y con
toda la razón armada. Lista para usarse.

Pues había una vez, leído esta historia,
de mitos y leyendas, del todos fueron
felices, y colorado frijolito en labios
de buitres, desayunándose una lombriz
en abundante cosecha de rapiñas.

Allá cercano, allá cercano.

Hubo una vez que ya no vino.
De un añejo allá.
Nunca, satisfecho, de caminar ausente.
Nunca con trabajo y dinero a crédito,
en un pedazo de cuerpo el alma había,
enfermado, y terminó invadiendo, infernal
mente, la menor esperanza de la higuera.
¡Clonando olivos en el más allá cercano!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Amor de ceniza
AMOR DE CENIZA

Enamorado al final del fantasma dormido,
queda una sonrisa leve de insomnio,
cuando el tiempo se desvanece,
subiendo la lejanía al cielo.

Con la punta en la frente obscura carga,
de la nada la mitad sin esperar,
la llave que llueve tinta hábil.

Ocupado en diversos oficios entreabiertos,
llevan de moño un vaso gris,
del color de la modestia fútil,
impermeable al gran arroyo.

Caído de la tienda sangrienta imagen,
muere frío el olvido llorando,
en la calle inundada,
aunque no los vea,
el domador que resulte.

Las felpudas lámparas de los peines azules,
progresivas bambalinas de calles,
dejan en el mercado las tortillas,
qué pintan sonriente al cabrito.

Como rueda el dinero marchitándose,
bañando con números cada palabra,
sin mirar que llueve una obscura,
concha al antojo sin sonrojo,
de la marea al retirarse.

Con la sexta voz de los dientes amargos,
el tacto sutil da pena espesa,
empañada parcela del cristal,
hay un chubasco calcinado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Opacidad crepuscular
OPACIDAD CREPUSCULAR

Hecha de allí, de allá, de cualquier parte,
los pétalos al alba, la flor, el alma,
al olor ido, del perfume, oído,
melodía vacía del mediodía.
¡El siglo, qué aborta, cada trabajo!.
Arriba oceánico, abajo, fuego, desempleado.
En todas partes. Parte vientres incompletas,
y pacíficas, solas, perlas, conchas.


Tal vez mañana,
el sol sea diferente luna.
¡La noche sin zapatos!.
¡La estrella estalle cada polo!
Astronáutico harapiento.


Otro día, menos hambre, tenga el alma.
Otra semana, vaya y lo encuentre, el cuerpo,
tranquilamente laborando.
Pero solo hay. ¡Opalos opacos!.
C.r.e.p.u.s.c.u.l.a.r.e.s.


En el mañana que no llega.
En la moneda que falta.
¡El delfín por el desierto!.
En la sangre que no habla.

Por
Eso
El cándido escándido
Lenguaje.


Y
Seco, eco, es, eso, así, sí, y...
Del plu
Maje. Plumea cada verano.
Inviernoso.
Opaco, copa, capa-razón.
Co-razón. Ausentado.
El
Eco, nada y queda. Sin
fónico crepúsculo.

En un atónito silencio rojo,
aterciopelado, el humo, en urnas.
Piernas, piedras, perlas, pardas.
Las.
Cenizas inocentes.
Hechos.
Ignorados, insepultas, lenguas.
Lagos y arroyos.
¡Crucifican las arterias!. Arteramente.

Cataratas opacidades crepusculares.
Por la vida, vid, añeja ensigladora.

Hielos y jabones en el piso.
Balas en los techos. Alambrados.
Retorcidos huesos agusanados.
En los bárbaros alegres.
¡Distracciones inútiles!.
Caen los cántaros sedientos.
En la voz, de ausentes, familias.
¡Nadie, se desfamiliariza!.

Solo hay opacidad crepuscular.
En la noche, quejumbrosa huérfana.
¡Ahogada por las cadavéricas estrellas!.


En la voz de los ausentes.
¡Parados, enconos, hirvientes pestañas!.
Agrio lamento, el alma, la mente, la menta.
Una vez.
Y muchas noches eternizadas, huidizas.

Por
La... Opacidad crepuscular.

Otros muchos, más, de una vez.
Las
Tardes grises, azulados, amoratado
Los crepúsculos, de sol, y dados.
Dominó, cartas, ajedrecísticas ignorancias.
Donde la luz,
de la razón, ya no domina.
¡Solo, hambre, del poder, dinero y cementerio!.

Crepuscu---
Lar
Opa
Cidad. ¡Edad, desertificada!.

La consciencia, cremada, húmeda y polvorienta.
Por el vacío. Bolsillo, silla, masa mece.
¡Qué protesta, la cesta, bolsa testa!.
La prueba..
Y la testea deshumanizadamente hábil.
Tal vez, pensó mañana, el ayer, el futuro.
Y... Dialogue. ¡Su monolítico sentido!.
Con los balidos de corderos embalados y baladas.


Con
Los
Balidos
De... Corderos... ¡Embalados y baladas!.
Y ya sin balidos.
Tal vez, eternamente reposen, tal vez.

¡Gota, rota, opaca, poco a poco!.
La
Opacidad crepuscular y catarática.
¡Bota a bota, el vaso llene con sus huesos!.
La bayon etaque destruye stem udomundo.


¡Quema, la conscien mil ciencias toasdirc!.
Del foutur joih en los retoños.
Del ambi entehos til.
Del ced ro seco, eco, inmó vil lado.
Hecho, helecho.
Delma ñana desventu rado.
Arado este opaco crepusculorizado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta