Oscura y abandonada veíase la casa, la luz del atardecer silenciosas sombras dibujaba
Estaba yo sentada en el viejo sillón se oía el inquietante tic tac del reloj
No había nadie, no había ni un alma, pero una presencia inundaba la sala.
Los muebles,el sillón, su cama... silenciosos me hablaban, con un eco lejano me decían que él ya no estaba
Las oscuras sombras que la moribunda luz dibujaba en silencio susurraban que él ya no estaba...
Y entonces comprendí que lo que inundaba la casa era la soledad de mi propia alma
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Poeta
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