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REVIVIÉNDOSE
Por Un Latido Cualquiera Llueven Pálidos Los tiempos Danza de silencio Perlas, laberintos, camas, ardillas y velas. Por Una Pupila Se anudan
Desnudas mariposas Espinas algebráicas, manos, juegos y miedos. Reviviéndose Libremente Se renaceAl un ísono crepúsculo del círculo Al flexible fénix del saltamontes Reviviéndose Intactos prohibires desenroscándose Las semillas destejen sus calaveras Entre incógnitos polvos celestes El alma desgrana su flamaRevi viéndose
En Un Latido Cualquiera De pasados agrid ulces Se decoran los vuelos Tormentas abovedadas, instantes congelados Reviviéndose Se humedecen las arenas en un cerillo Leyendas de ceniza y m arfiles almendrados Donde La Piel De La Tarde. Alumbra con su música el espejo. Reviviéndose en la esencia del reflejo Reviviéndose los muertos tiempos raudo Queda Uno Más En Sí.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENDENTECER Y ATENACEAR
Sobre los cielos desapareció. Los Cielos Desapareció, desapareció, desapareció. Inmóvil El Silencio. En los bordes inevitables silencio. Entre Tantas Profundas Heridas de primada ejecutoria del cortejo. Las Espadas En Lo fúnebre desnudas. Bajo la tierra enmudecida. Añeja. ¡De pronto!. Empobrecida. Flébil fleco inopinado insalubre. Entre Mixtura celeste Y Monopolios Cadavéricos Y Borrascoso alevoso en enverdecer al retorcer. Llegando en pantomima panegírica. Con El Requilorio Réquiem Con El Bicéfalo Berenjenal. ¡Más qué befa consunción del semejante!. Amoríos del patético patíbulo. Endentecer. En la sonrisa quebraja. Atenacear. En el quitasol redova. Insípido vástago del fardo. Más allá. Entre la maleable magnitud magra. Más acá.. En el tortuoso verdemar. En tal... Reverberarse opaco. Sobre Los Cielos Reduciéndose a la nada en verbos. En las cavernas inspiradas. ¡Hechos huéspedes del texto!. En la superficie imágenes negadas. En la razón despreocupada. Son Sólo Un ¡Letargo largo!. Al extremo del instante. Endentecer Y Atenacear Ecos Del Silencio. Paisaje tembloroso de lúgubre subsuelo. ¡Entre pantomima panegírica y patético patíbulo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AQUIESCENCIA ARANCELADA...
Por la yarda núbil. Por el acre hueso. Por la libra codiciosa.
Aquí, se queda aquí, en el vaso transparente, que vive de las uvas secas, en los cascos de los caballos y las torres, que viven de los fantasmas, en las fábricas de las largas fantasías, y las alturas de los recuerdos, que un día caerán, sin la miseria, ni lámparas de aceite, cambiando himnos de serpientes, batidas, arrasadas, de su propia escama, y venenosa ufanía.
¡Aquí es arancelada!.
Como el silencio se desploma, en la ciudad, tribal, de hombres terribles, donde la razón ha sido destruida, y cae desde si misma abismada, como el silencio. ¡Se desploma!. ¡Aquiescencia malvada!.
Que descansan bebiendo los inviernos de néctar puro de rica plata nieve, de ventanas cerradas, de abiertas puertas, mesas solas, y desnudas camas, de cristales, de plásticos, de oraciones, harapientas y miserables dioses, de vencidas guirnaldas y laureles entre dobladas estructuras podridas.
¡Aquiescencia desvergonzada!.
La honestidad del escritorio es, la misma lengua del infierno íntegro. La virtud del vidrio es, la conjunción de hienas, hiel y solo hielo. La gran sorpresa es, la paternidad corrupta del vecino del siempre. Con el entonces que entrará, por la salida del cercano cementerio. Y podrá bajar el viento, donde reina la paz del crédito perenne. Y donde los grilletes misericordiosos, son gentil desgracia.
¡Aranceles de letargo!.
Entre los frutos de las calles estrechas, anidan las mismas lenguas, de asno, buitre, camaleón, escorpión y gusano.
¡Aquiescencia arancelada!.
Están hasta en la misma casa, de la pérdida del tiempo y la esperanza, En el nivel de la procesión fatal, derramando la ignorancia verdadera. En el trono de la inocencia tierna. dulcemente sepultada por palomas.
Las palabras del fondo cierto, solo muestran los cadáveres del sueño. Y desde entonces las plagas desayunan virtualmente.
Y hablar con la verdad. es el delito de mentiras, de corbatas inmortales, de algodones puntiagudos. Y Aún Hay Muchos que intentan comprar la paz con el oro. Mucho de lo que atrozmente sepultan con acero. Vestido... ¡De lenguaje pintoresco, rufianesco y vano!. Aún Hay Muchos. Entre las legítimas ausencias, de lápidas, graciosas.
Y no existen más escalones a la cima... Donde, donde, donde...
Ya las balanzas perdieron todas las cabezas huecas... Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PASTOR DE ROCA...
Hace a la orilla de las rocas. Mucho eco. Tiempo, entre extrañas palabras. Un estrepitoso embudo. Pastor, de musical, círculo encantado.
Un Pastor Hace mucho tiempo. Un pastor hace. ¡Tiempo!.
Estaba en calma el mar. En ramo verde seco el pozo. De pasar ha todo, se decía, En la mar, que... ¡Va!... A dar su voz. ¡Vivimos mientras andamos!
¡Olas de nubes!. Soles de hielo. Luz negra... Aves peces, vigoroso, firme y recio. Ostras nueces, lánguidos, lacio y frágil.
De Roca Porosa A veces____ ¡Todo cambia!. Siempre____ ¡Lo mismo es!.
Y tras la sombra vana, el sol, empero, va. Hasta el precipicio hallar, sin, correr, siendo. De los altos montes y frondosos, rodeado. Los que con asombro miran, solo, luz, íntima. A donde los pasos inciertos, encaminan. ¡Desfigurados!. Preguntábase. Rocoso. El mar junto. ¡El pastor a sí!.
¿Qué se hicieron los fuegos encendidos?. ¿Qué las verduras y las ternuras?. ¿Qué se hicieron?.
¡Sus olores desvestidos!. Con. ¡Sus amores investidos!.
¿Las músicas, a dónde, se fueron?. ¿A buscarlos, dónde, iremos?.
¡Oh!____ Pastor, pastor, de rocas. El cielo rocoso y tormentoso, a veces del paisaje, oleaje, solo es el boscaje.
Un carruaje, una montaña, mañana en la playa de una rena y reno del invierno entre una roca nevada en la orilla de los segundos y últimos minutos, rocas al pastor.
Carne de roca en el alma, luz del vaivén y nublado, doblando tiempos encarnados.
Llevaba ya ingenuos deseos por las mejillas el corazón empedrada popa macilentos , barcos en los pantalones, alzando. En el tiempo ecos y rocas... El vuelo meditaba con recio ánimo el ritmo lento de los vapores y el glaciar del divino estribor y mundos novelescos obeliscos.
En las rodillas, una fiera rezaba buscando la llave con el horizonte bajo las bonanzas idas devoradas bañadas islas torpes violetas balanceos en las albas desoladoras.
Un Pastor Hace mucho tiempo Un pastor hace. ¡Tiempo!. En las rocas y de rocas. ¡Tiempo!.
En las rocas ovejas, abejas embalsa madas, húmedas ó menos todo él, día, roca, millares en masa mes a mes más locura y más enferma las almas al borde ingratas noches, quemaduras, vértigos, habitación de snudas trenzas las espaldas crudas tristezas crepusculares, huracán en rojecido por el gemir embalado de sus corderos y ataduras frágiles.
El Pastor de roca Entre la rueca Rueda por las orillas y los huecos. Hilos, ecos, piedras y más piedras. Recordando.Los relojes del boscaje. Moviendo de los árboles las copas. Qué...De fatal impulso siguen el destino. ¡Aborregados!.Del río claro verde sobre, él, margen. ¡Carbonizados!. Las cenizas entre flores ocultas. ¡Enlapidados!. Por la rápida tormenta uno mismo. ¡Apedreado!.
Hace Mucho Ese pastor Miró los dentros En él Sinfín De ¡Sombras y escombros!. En La Historia de su pueblo. Encorderadas piedras. Y Ahora Seguirá como ese día. Por el eco ¡Trepidando!. Estos tiempos Lo han... D e j a d o. ¡Para siempre... Petrificado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VÉRTIGO PERVERSO
Con el sabor alacraneando entre pupilas. Nobles nieblas ablandan los hilos, cráneos, perpetuos vinagres, alegres humos. De madera escandalosa y frenéticos delirios. De metálica ternura y sublimes engaños. Cráteres innúmeros anidando escombros. Nombres nativos agrios agravios.
Vértigo, vértigo. Vértigo perverso, perverso.
Lecho de sed y pulcro sepulcro. El dormir embotellando insomnio. El vivir emblemático inquieto. Leche de sal y hueco hueso. Con el perfume culpable herido. Con el perverso culto oculto. ¿Cuál edén será tu infierno?. Vértigo perverso, perverso vértigo. Vértigo, vértigo.
Solo hay remedios imitados. Promesas de polillas carcomidas. Ignorancia de pantanos enamorados. ¡Promesas decapitadas y cunas!. ¡Furias dormidas en los techos!. Magníficas pulseras de iracundos. ¡Latidos que tiemblan emplomados!.
Vértigo, vértigo, vértigo. Perverso, perverso, perverso.
¡Carnaval!. De capricho indiferente. ¡Emoción dispersa incierta!. Matanza bienhechora en plenilunio. Luto eterno en cada hueso y casa. Cosecha de tormentas y sospechas. ¡Desnudas almas y heridas permanentes!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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