“Benji, . . . puro corazón.”
Nuestro Padre, Dios, fue quien guio su voz con todo el aliento le inyectó talento.
Para abrir conciencias infrahumanas, necias, la razón es sable de fuerza insondable.
Su mente recinto, credo, laberinto, no dejaban dudas prédicas agudas.
A todos los suyos habló sin barullos, por ser sus hermanos les tendió las manos.
Con ese ser tan capaz reales metas de paz, alumbrada dignidad ir en pos de libertad.
Por preclaros ideales de puros hombres leales, dignidad y valentía, así, su vida ofrecía.
Mataron a Benjamín, ofrezcámosle un jazmín a su corazón herido, por ahora sin latido.
Cumplió su misión, no hubo sumisión, será recordado, soñado, adorado.
Le Barón ha muerto que florezca un huerto, deseos de justicia su ángel acaricia.
Al prócer, una oración, luto hay en la Nación, llanto, ira, un lamento, agonía y sentimiento.
Ha de andar en su jardín alumbrando Benjamín, allá, por azules cielos a la luz de sus anhelos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 19 de agosto del 2009 Reg. SEP Indautor No. 03-2010-032412383400-14
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Poeta
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