Al amparo gemebundo de la noche Tachonado de recuerdos vehementes, En la solitaria y angustiante soledad Mi corazón te busca, Entre los sueños Que aun danzan petulantes, Febriles, en mi mente
¡Y alzo mi voz! (Reclamando al horizonte Una culpa que no tiene), Señalando con mi índice el camino, El rumbo, Por el cual ante mis ojos vi perderse, La silueta de un amor interrumpido.
¡No encuentro paz, consuelo no hallo Para calmar éste dolor atormentado! Cuyas huellas no se borran, Se acrecientan, Con el paso de los años y el peso de la vida Que pasa llevándose la savia de mi cuerpo, Y deja solo ramas secas, sin olor, sin amor.
¿Por qué sufrir? ¿Por qué llorar? Cuando el amor fluye en derredor, En el viento que toca tu cara, Con el canto de las aves.
Levanta la mirada, aguza el oído La mañana brilla y canta para ti, Con un arco iris en el cielo, pone Gotitas de amor en tu corazón.
Sé como la brisa matutina, corre libre Y llena tu alma de colores y de olores, Por las praderas de la vida que esperando Están, llegues a tu punto de partida.
Deja los pesares, ponle fuerza, voluntad Verás que solos a tu vida llegan, Los anhelos que creías perdidos, Encuentra paz en tu interior. Sé feliz.
A través del cristal del universo Que separa el cielo de la tierra, Sobre la luna, yo puedo divisarte Caminando sonriente, con tu vestido Blanco y tu pelo color de las estrellas.
Ahora que estás cerca del cielo, Pienso que tu alegría ha de ser más, Escuchando la música celestial que los Latidos de mí corazón, hicieran para ti, en Tiempos que ya, de tu memoria se borraron.
Yo no estoy triste, porque puedo Disfrutar tan bien de tus alegrías, Al final, Eso era lo que yo quería, Mi alma goza contigo, con cada paso Que das, cuando atrevida pisas las nubes Y asomas tu cara, niña de ojos morenos.
¡Cómo quisiera que estuvieras conmigo… Para volver a ese nacimiento de agua, al pie De la montaña, donde pájaros en alegre vergel, Odas al amor trinan, del alba al atardecer!
Tu cuerpo impregnado de olor a montaña, A hierbas del campo y flores silvestres, Con tu vestido floreado y tu dulce sonrisa, eran Propicios para que te rondaran los pajarillos.
Con tu exótica belleza la naturaleza palidecía, Tus ojos verdes, tu piel blanca, tus labios rojos Tu pelo negro; lucias un cromatismo raro que Empequeñecía la pradera, las flores y la noche.
Y te amé con ese amor infinito que te lleva a Conocer la luz del cielo y la hoguera del infierno, Más allá de todo poder y de la razón que, ser Prudente en el amor aconsejaba.
Yo me quedé soñando extasiado con tu efluvio, Sin darme cuenta que te ibas desdibujando, Diluyendo en el tiempo, en la espera de vivir Juntos, lo que tanto querías y nunca llegó.
Delalma 16/08/2020
Volver al romanticismo luego de muchas lunas pasadas.
Los recuerdos hoy duelen más Que los clavos de Cristo, ¡ay! Más que una corona de espinas Y mucho más, que 40 latigazos.
No hay sufrimiento más vil e infame, Que sufrir por un amor que se dejó morir. No son tres días de duro padecer, son ya Diez años y aún tú me causas dolor, abeja.
Yo mismo me condené a quererte, por la Eternidad y fiel a mi palabra cumplo con Lo prometido. ¿Qué brazos rodearán tu cuerpo? Mas yo aquí, solo, vivo cumpliendo mí condena.
Tú volaste en busca de la miel, porque de mí Solo conseguiste beber hiel, te comprendo Y me resigno. ¡Qué caro estoy pagando por Ofrecerte el corazón y no habértelo cumplido!
Cuando te hayas ido, sellaré mis ojos Para que no escapen de ellos ni una sola Lagrima por ti, porque a pesar de todo Voy a sufrir cuando te vea partir.
En mi garganta morirá un grito desgarrado Pidiéndote que no te vayas, Y se ahogará mi llanto en su propio llanto, Para que no sepas que te sigo amando.
¡Ay amor!… ¡amarte en esta vida quién pudiera! Y no sentir jamás el frío del adiós, Que llega al alma inesperadamente, Dolor mortal, cuando uno se enamora.
Muchos años juntos en la fronda y en la fragua, De la efervescencia de la juventud Al reposo de la madurez, Cada etapa una vida y en cada vida Mil historias que contar.
Parece que fue ayer cuando apenas si empezaba, Mi historia a escribir, con la mirada fija, Desafiaba el porvenir. Pero ahora, en ésta parte del camino Me dio caza el que venía. ¡ja!
Como un loco corrí en busca de algo que no pude Alcanzar, lo peor de todo es que nunca supe, Tras de qué corría, pues todo lo tuve. Mil cosas en mi vida aprendí Pero de nada me valen ahora.
Como la espuma de cerveza se fueron los años, Entre amigos, amores y jaranas. La vida para mí siempre fue un juego. “Si el dinero no te da felicidad… ¿Para qué trabajas?”
Yo no le debo nada a Dios, ni a la gente, todo lo Gané con mi esfuerzo y si lo gasté… “No hay mal que dure cien años…” Y hoy menos que nunca. “Disfruta de tu esfuerzo u otro lo hará por ti”.
Hace mucho que nuestros cómplices de antaño Nos abandonaron, El sol dejó en el cielo densos nubarrones Y en los ojos, aguacero.
Esa luna llena del milagroso mes de Octubre, Que presta nos acompañó, Hasta la alcoba de mi casa para contemplar, Tu fase de niña a mujer, se ha ido.
La noche está vacía, sin estrellas en el firmamento, Solo Venus de nosotros no se olvida, A la distancia brilla el astro Con una sonrisa roja, igual que tus sublimes labios.
Un día más a tu lado para poder amarte, para poder mirarme En tus grandes ojos tiernos, Para seguir de ti enamorado, acariciando la plata Fina de tu larga cabellera.
Cómo anhelo en mis noches sin ti, Sentir tu cuerpo húmedo resbalar Por la piel ansiosa de mis manos. Sedientas de las uvas de tu cuerpo.
Cómo anhelo tus besos de fuego Encendiendo la cruz de mis deseos, Que esperan cual leños secos, el chispazo De un rayo para desatar su flama contenida.
Cómo anhelo tener esa pasión desesperada Que no esperaba noche para poseerte, Ni le quemaba el sol resplandeciente, cuando En la alcoba, sus rayos penetraban.
Con el paso de los años Mis amaneceres se han vuelto ya sin prisa, De aquellos ríos que corrían por mis venas Solo remansos ahora quedan.
De aquellos rescoldos que vivían en mi pecho Y que al verte, ardían en abrasadoras llamas, En su calor se fueron consumiendo Hasta convertirse en blancas cenizas.
Como el cenizo que ahora lucen mis cabellos, Sin embargo yo te sigo viendo y queriendo Como cuando tenías diez y ocho años, Los cabellos negros y el cutis perlado.