Pensar de Orión
Si
El huracán enloquece
Por
Tener más de lo que necesita.
¿Que le queda?.
¡¿Cómo inmóvil, rueda, el raudo vacío?!.
Piensa
A veces en sus rayos y truenos
El viejo Huracán (Maya)
En
La constelación
Transformado... En el más allá.
Aire
en el purgatorio
incapaz de defenderse
del hambre y de la sed
con la insatisfactoria relación maligna,
incompleta,
entre las cosas que dañan,
la tortura del alma de cañones candorosos
en los pobres cuerpos
que envilecen una a una las mismas horas zurcidas
y a las almas de vestuario verdadero
y del poder cerrar la cera, flama, vela.
Donde
se afanan las cuarentenas nerviosas
se retocan a los pobres
de solemnidad barata
vivificándolos.
¡Cómo híbridos huracanes!.
De
Tropical perturbación.
Y atmosféricos latidos en el noble pecho humano.
Y
Las nubes se dispersan
En la bóveda de jade,
y son cada vez menos,
detrás de los horizontes, solemnes y más pobres, desapareciendo tardes,
lo que ya es bastante grave, gira del regreso, débil por el suelo,
que un solo hombre todo un año marcha,
o una sola mujer por el día galopa,
y ambos contemplen cuantas gentes
van por las riquezas muriendo,
sin tomar reposo aún bajo mil techos
distraídos del horizonte.
Híbridos, huracanados, en el hueso pisciforme.
Donde lo montes,
se levantan,
y suben a las cumbres escarpadas.
Prisioneros de los estandartes al octavo compás inundado de rincones iluminados, pretendiendo, apresar la luna, semejantes a una corriente que pasa,
por el agua pensativa, oculta entre bambúes, donde sauces silenciosos observan,
los lagos donde la luna se refleja, y que salen, de este sueño que cuentas.
Y piensa, dice, sueños crea...
¡Que la ortogénesis es incontrolablemente interna,
válvulas de amores, perfumados odios de sillas, y
salones destrozando, platos, en las juergas de claveles,
y como él, de una pierna, cojo, el rayo con el trueno,
en una dirección determinada del perdido rumbo inmóvil!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez