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Se não fosse o meu neto, eu nunca teria me aproximado tanto de um gato. Não que eu não goste do felino... Mas justamente por saber da minha preocupação com os animais, eu sempre evitei criá-los. Quando meu neto perguntava porque eu não criava um cachorro, eu dizia que era porque não tinha condição. Dizia que um cachorro precisava de espaço e de muito cuidado. E quando a gente resolve criar um animal, tem que dar muita atenção. Dizia para ele que, criar um cachorro, não era só colocá-lo em casa, e pronto: está criando. Não adiantavam os meus argumentos, pois ele sempre insistia. Às vezes citando um animal que ele viu alguém criando. Quando não era um animal “doméstico”, o meu “discurso” era maior.
Daí o meu neto mudou de estratégia: em vez de pedir, ele já chegou em casa com um gatinho... Disse que, quando ele vinha da escola, uma senhora que criava muitos gatos, deu-lhe. E já chegou providenciando uma caixa para colocá-lo. Imaginem o rebuliço aqui em casa... De um lado minha esposa, dizendo que não queria saber de gatos, que o bicho suja tudo, e que isso, e que aquilo... Do outro lado o meu neto, dizendo que cuidaria do gatinho, que faria isso, faria aquilo... Juro que não me lembro onde eu fiquei nessa hora. Devo ter ficado do lado de fora. Então ficou acertado que no dia seguinte, o gatinho seria devolvido à antiga dona. Aconteceu que no dia seguinte, além de ter obrado no banheiro, o gatinho (feio) amanheceu tremendo e vomitando...
Aí foi aquela agonia: o que será que ele comeu? Dá leite pra ele! Ele vai morrer! Dá um chá! Chá de quê? E lá vai a agonia... Minha mulher brigava de um lado, por causa da sujeira do gatinho, e se apiedava do outro, por causa do estado dele. A minha filha, que estava em casa nessa hora, aumentou o lado da piedade. Esse rebuliço todo ganhou até um poema: “O Gatinho Está Doentinho”. O certo é que, nessa confusão toda, o gatinho (feio) acabou ficando.
Com toda reclamação de minha esposa, por causa da sujeira que o gatinho fazia no banheiro; com toda minha gozação, dizendo que ele era até educado, pois ia satisfazer suas necessidades no lugar apropriado (quem acabava limpando era eu); com toda preocupação de minha filha em comprar vasilhas para o gato comer, vasilha para fazer as necessidades dele; com todo dengo do meu neto; o gatinho (feio) foi crescendo e transformou-se num bonito gatão. Resumindo: o gatão (Pepe) morreu envenenado. No mesmo dia meu neto trouxe outro “gato”. Eu vi logo que era uma gata, mas fiquei calado. Quando minha mulher descobriu, começou a reclamar. Entre fica e não fica, a gata ficou (Lara). Lara engravidou, e teve três gatinhos. Dois nasceram mortos, só um vingou Vivi (Vivi é o diminutivo de Vitória). Lara apareceu grávida outra vez. Minha esposa começou a dizer que botaria ela para fora... Resultado: Lara sumiu... Ninguém sabe o que aconteceu. Minha esposa ficou com remorso, achando que foi por causa das ameaças que ela estava fazendo. Nós percebemos que Vivi ficou sentindo o desaparecimento da mãe por algum tempo, mas depois se acostumou. Agora ela reina absoluta. Minha mulher, que não queria saber de gatos (principalmente de gatas), agora a enche de carinhos. Até ovo de páscoa para Vivi, ela comprou. Quando eu olhei, espantado, ela me disse: O que é? Ela também tem direito! Que mudança...
A.J. Cardiais 07.04.2012 imagem: a.j. cardiais
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Poeta
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O amor é uma chama que precisa ser cuidada e alimentada pelos amantes.
Quando cada um procura conservá-lo, ele dura.
Mas quando é um só fazendo “este serviço”, a pessoa acaba se cansando, cochilando e deixando esta chama apagar.
A.J. Cardiais 19/02/2013
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Poeta
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TERNURA Autor: Paul Géraldy Francia 1885-1983. Poeta y dramaturgo nacido en Paris. En 1908 publicó los primeros poemas, seguidos en 1912 por "Toi et moi", un conjunto de poemas livianos de corte romántico, inspirados por su gran amor, la bella cantante de ópera Germaine Lubin. Su verdadero valor literario se refiere al teatro, especialmente en las obras "Aimer" en 1921, "Le prélude" en 1938 y "L'homme et l'amour" en 1951. Esta obra es versión de: Ismael E. Arciniegas
Ternura
¿Me amas? ¿Qué estás haciendo? Ni una palabra dices. Aproxímate a mí. Deja por un momento lo que te ocupa ahora. Ven a sentarte aquí.
Tendré mucho cuidado. Trataré que tu falda no se vaya a arrugar. Quitemos los cojines, si acaso te incomodan, y vente aquí a sentar.
Picaroncita. Dame las manos. Que tus ojos se fijen bien en mí. ¡Si a comprender llegaras cuánto es lo que te quiero!... Mírame más... Así...
Debes ver en mis ojos que te entregué a ti sola entero el corazón.
¿No lo estás comprendiendo? Tan grande es esta noche, ¡tan grande es mi pasión!
Pero no lo comprendes, no puedes comprenderlo... ¿Cómo que dices " sí"? ¡Qué corazón tan bueno! ¡Qué amable! Y qué ternura siento ahora por ti.
Sólo es para que puedas ahora darte cuenta... Pero ¿oyéndome estás? Sólo es para que sepas... En fin... De que te quiero bien te convencerás.
Vuelve hacia mí los ojos. Mírame enternecida porque llorando estoy. Nada como tus ojos y tu frente... ¡Qué dicha, pues de ellos dueño soy!
Inclina la cabeza del lado de la lámpara... así te quiero ver. ¡Y déjame las manos, como si banda fueran, en tu frente poner!
Gran ternura condensan tus ojos y tu frente en mi triste vivir. ¿Dices que es cierto... es cierto? Te adoro, y bien quisiera hoy hacerte sufrir.
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Poeta
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Estrellado Polar...
¡Antes de nacer!.
Dicen que le dijeron, más allá del cansancio. ESTE Un poco más que pésimo, si fuera el primero, algo más que excelso, si fuera el último. OESTE ¡Genial!. Hasta haber escrito la primera letra. NORTE De la ofensa y el disgusto, que con sutileza de gusano, vierte... Nada preocupa, antes bien, debe verse con cuidado, si de ahí proviene, un solo gusto, por una sola letra. SUR ¡Pobre de ti, estando, allí desorientada, toda brújula, se esconde!. El aborto. Del jumento. Aún respira... ¡Míralo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALAS.
Alas El viento se llevó aplaudiendo. Alas. Un suspiro violeta.
Palabras bajo el agua. Alas. Luz en el corazón. Fuego en el alma.
Alas. Palomas en los hombros. Flores en la espuma. Alas. El tiempo por el viento.
En el perfume musical de cada brazo. Raíz del cielo. Terciopelo de la tarde. El mar en las pupilas. Dibujando frutas del amor. Manzanas doradas, mangos de plata, fresas brillantes. Largos momentos de sueños. Pasión añil.
Alas. Compañía de mármol y granito. En las alas. Memoria de joyas. Protección. Cuidado, Apoyo. En las campanas las cálidas caricias.
La misma vida compartiendo. Los dolores y risas. Alas, alas. Las alegrías y las lágrimas.
Cuando el viento aplaude. Alas. En las violetas del agua. Los suspiros de fuego.
Van al corazón del alma. Porqué eran invisibles las manos. Alas.
Del dormir con las alas en las nubes. Las plumas.
Al volar soñando. Al dormirse sin ser ángel del buen tiempo. En las alas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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EN ÉSTOS DÍAS... En éstos días tan metálicos, como redondos, carnavales clavados, complacidos y embelesados, maderos... En éstos, colgados arbustos, vivimos, porque cuando era mayor, los domingos, eran en pocos lugares, sudor y fatiga, mal vistos.
Más, en estos días, hay indignos trabajos, luz, fuego, negrura, entre turbio silencio, desgastado, estruendoso, desaliento, ordinario, desconsuelo, revuelto, desorden lustroso y cuidado.
Cuidado ruido roto, cristal quejumbroso, ayer como hoy mañana seguirá, el domingo hecho un lunes, dispuesto a encontrar, un empleo útil del tiempo, del sueldo ausente caído, de la ventana en un grito.
En estos días al salir, me pregunto: ¿Será seguro el regreso, de la nieve, del frío suelo, cuando llega la noche, qué invade en una pesadilla, el miedo, espantando los sueños?.
Una vez atrás, un montón de años, en éstos días nunca hubiéremos, pensado, ni siquiera perder los detalles, acudiendo asustados, colchones impulsos de armario, en las hojas, de los diarios árboles secos, y decididos, en ponernos a salvo, de lo prohibido decirse, una vez en voz alta, pesadilla quizá, en el despertar.
De la muerte terrible, del pasado pueblo y carretera, en la puerta. Del mes entrante, en éstos. Días. ¡De fin de mes!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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