Desayunándose
En el banquete de los lechos.
Cada mosaico derramaba columnas.
En el estanque de las luces.
Cada marioneta recogía claveles.
Los triángulos, los arcos acariciaban.
Las flechas, las canciones alegres.
Cuentos de plateados abanicos.
¡Cuerpos de verticales parpadeos!.
Cada cual escalaba lunas crecientes.
Cada cual mecía soles mediante.
Los templos acuáticas esfinges.
Las primaveras... ¡Entre dedos y dados!.
En los antiguos amaneceres puros.
Entregándose paraísos de mil carnes.
¡Por el germen secreto de tersa magia!.
¡Y... A lo lejos... Peinaban sueños dorados!.
Nacieron sublimes las memorias.
De blandos círculos desnudos.
En la mañana peregrina flama.
¡Por el mármol mística legión!.
Los amantes intactos implantes.
¡Diseñaron líquidos baños de sol!.
Con las dunas distintas y plácidas.
¡Los estremecidos silencios alegres!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez