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HONDANAL PROFANO
Con huella adúltera altanera, un anhelo su aguijón paga, en la osada planta derramada, su fina resonancia ha perdido. ¡Al morir le importa poco!.
Labrando sus venturas eternos lutos, en la moldura brilla la luz del marco, labradas estrofas solo hay en torno, en ascuas sobre el carbón convertido. ¡Quiere la tristeza su remordimiento!.
En la clara tempestad al viento mueve. ¡No necesito saber más!. Del olvido, en la hoja que caen los versos, de vuelo presto y calma ausente. ¡Más me duele no escribirlos!.
Coged pues, esa alegría y haced flores, en la carne de mi mundo lloro, con el párpado al romper las alas. ¡El milagro se esfumó con ilusión!. ¡Con la dulce esperanza enferma!.
Sin armadura por la sal ladra, el arcano can en su infortunio, y en el cabello de agua campanitas. Por todas partes, erguido el gorrión. ¡Desayuna piedras donde anduvo!.
En tanto la rueda sacude en la tormenta. ¡Quemando a la nieve donde yace!. Sin manchas ni granos de uva. Inmóvil la luz en los cristales. ¡La noche hondo anida!.
El paisaje antes tenía cielo, en las historias póstumas. ¡Goteando las flores de pena!. Las nubes cerraban sus pestañas, llevándose la espuma de las plumas.
¡Ya mi blanco será obscuro!. Consumiendo al esperar la arena, por mantener al pensar en su corola, y la naranja sin azahares. ¡Bromeando la pasión de primavera!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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APODÍCTICA MERMA
En el teclado un espejo se ha peinado, las pupilas fugitivas en un silbido, tan oval como cautivos los cristales, su recompensa recibido habrán, dicen.
Porque en vano el aire sembró lo mismo, con la brisa de la noche en una mano, de las flores sosegadas sin atavío, solas, recatadas, en la cúpula del frío.
No preguntes… Solo he visto poco, y de ello, los últimos huecos del aire, dicen vestir al silencio hecho ojos, y con alfileres devorar las noches.
Ahí, las mariposas están furiosas, aunque ningún volcán se ha descuidado, ni aún la penumbra, se angustia, tanto como las ventanas han creído.
Más allá, las cuevas se arrodillan, se destruyen los números del río, los rumores cubren los ascensores, y las avispas imitan los caimanes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LOS ESPEJOS Autor: Jorge Luis Borges Argentina 1899-1986
Nacido en 1899 en Buenos Aires, estudió en Ginebra y vivió durante una breve temporada en España relacionándose con los escritores ultraístas. En 1921 regresó a Argentina, donde participó en la fundación de varias publicaciones literarias y filosóficas como Prisma (1921-1922), Proa (1922-1926) y Martín Fierro en la que publicó esporádicamente; escribió poesía lírica centrada en temas históricos de su país, que quedó recopilada en volúmenes como Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929). Borges es uno de los escritores más importantes del siglo XX, no solamente a nivel nacional en Argentina, su país de origen, sino mundialmente. Su obra incluye cuentos, ensayos y poemas. Ejemplos: https://www.youtube.com/watch?v=IPXEFJCHjl8 https://www.youtube.com/watch?v=Qcqy5JnL05U https://www.youtube.com/watch?v=xJxAQRgNCd8
LOS ESPEJOS
Yo que sentí el horror de los espejos No sólo ante el cristal impenetrable Donde acaba y empieza, inhabitable, un imposible espacio de reflejos
Sino ante el agua especular que imita El otro azul en su profundo cielo Que a veces raya el ilusorio vuelo Del ave inversa o que un temblor agita
Y ante la superficie silenciosa Del ébano sutil cuya tersura Repite como un sueño la blancura De un vago mármol o una vaga rosa,
Hoy, al cabo de tantos y perplejos Años de errar bajo la varia luna, Me pregunto qué azar de la fortuna Hizo que yo temiera los espejos.
Espejos de metal, enmascarado Espejo de caoba que en la bruma De su rojo crepúsculo disfuma Ese rostro que mira y es mirado,
Infinitos los veo, elementales Ejecutores de un antiguo pacto, Multiplicar el mundo como el acto Generativo, insomnes y fatales.
Prolongan este vano mundo incierto En su vertiginosa telaraña; A veces en la tarde los empaña El hálito de un hombre que no ha muerto.
Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro Paredes de la alcoba hay un espejo, Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo Que arma en el alba un sigiloso teatro.
Todo acontece y nada se recuerda En esos gabinetes cristalinos Donde, como fantásticos rabinos, Leemos los libros de derecha a izquierda.
Claudio, rey de una tarde, rey soñado, No sintió que era un sueño hasta aquel día En que un actor mimó su felonía Con arte silencioso, en un tablado.
Que haya sueños es raro, que haya espejos, Que el usual y gastado repertorio De cada día incluya el ilusorio Orbe profundo que urden los reflejos.
Dios (he dado en pensar) pone un empeño En toda esa inasible arquitectura Que edifica la luz con la tersura Del cristal y la sombra con el sueño.
Dios ha creado las noches que se arman De sueños y las formas del espejo Para que el hombre sienta que es reflejo Y vanidad. Por eso nos alarman.
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Poeta
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ENCARNÁNDOSE
Ninguna voz alumbra, esta vieja pluma, donde vuelan amargas las tintas cayendo, los ofendidos abejorros y los cristales opacos.
Lo saben las ventanas cerradas, abriendo en el techo pétalos caninos, comiendo las frágiles auroras temblando, con las manos que pesan el viento, al pasar absorto el huerto, yerto extraño en la estatua viva.
Así flotaban las letras temiendo. Así flotaban las palabras en el río, herido por la brisa enarenada, en las ramas plateadas de agujas oxidadas, por el deber agonizante del fruto, en el campo de mudez humedecido, y los bosques secos en un plato.
Quiere escribir porque a las hojas duele, el otoño de paja y hojalata dulce, como despierta el silencio del diente, tan lejano en el reloj parado.
Quiere escribir al mar embotellado, enrojecido, anciano y libro ignorado, por el rayo en el sombrero de piedra, con la verdad que asesinan los vocablos.
Es una oruga de hule que huele a miel, que duele al eco enterrado, entre los cristales que manan inclinados, por quebrar al horizonte las pestañas.
Puede la tinta sepultar las mariposas, escondidas bajo el ojo del camello, y desvestir los lagartos de madera, en las heridas del tapiz o las lechugas.
Porque los dedos encerados ayunan, arriba del cementerio de mosquitos, y doblando la esquina indiferente, turbada entre las ruinas nuevas, y las arañas de los viejos licores, y las bibliotecas de polvo y harapos, a lo lejos cosechan el olvido, que dibujan al mundo del hongo, las mordidas del vuelo desplumado.
Mira, la razón se pudre lenta, en los cajones desgarrados del cepillo, en las hierbas que comen luna, en los helechos que tiñen lana, en las manzanas que cuentan cuentos.
Mira, mira, como encarnan las miradas huecos, afeitando las arenas en barriles, aceitando los años en un siglo, de millones y de vendas y cadenas, encarnándose al anzuelo, mira, mira. ¡Qué el cielo te está mirando!..
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FANTÁSTICAMENTE
Aquí la luna teje un lago en las cuerdas del aire que al volcán escucha el bosque desacorde.
Allá una estrella sueña en las mariposas miel que al halcón acaricia siendo nieve tibia.
¡Qué grandeza de gota!. Abriga la humedad inmensa ¡Qué baja al sol sin quemarse! Asombrando la luz inmóvil.
Y en el fondo los cristales. Brotan, brotan una noche, al cielo reverdeciendo, multicolor fantasía.
Aquí allá. La grandeza cabe en una gota. Luna cuerdas volcán bosque. ¡Si solo hay fantasía!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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I.N.S.T.A.N.T.E.S.
Pasaba el tiempo inconstante, por un reloj descompuesto, en el cielo boca abajo, hiriendo la eternidad de un segundo, al sentirse primero en la luna, del agua que refleja el alma, seca más allá de las retinas, ahogadas de cristales las ventanas, llenas de instantes los siglos.
Por una luna de plata, el corazón teje pulseras con agua, con rabia quiere secarlas el viento, el viento del agua de plata, quiere invisible hacerse, quiere la manzana comerse, con el corazón algas frescas, con el melón algas dobles, con el monte de tiempo en tiempo.
De tanto en tanto la piel palpita, con la plata de miel chorreando, con la paloma que al cielo vuela, la plata de nube a nube, escribe al corazón con ojos, con la luz ardiente y turgente, de las praderas ligeras, del rosa al rojo se quema, de tiempo en tiempo los relojes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A.R.T.E.R.O.
Cuando miraba el viento El tren corría Por las sombras del abismo iluminado Por las estrellas del sueño ciego El tren corría Cuando saltaba el ocaso.
Artero, artero, el triste tren Va vagando por la región extraña, porque sus ojos doblaron las rodillas, porque sus hojas plantaron las estrellas. Artero, artero. El tren está triste.
Artero y triste el tren está, en la blanda incrustación de consonantes, en la banda incursión de catafalcos. El tren pasa por el valle de los cristales. El tren pasa, artero artero. En la consciencia torcida. De los pérfidos baluartes. En la caricia atrevida. De los pórticos prolíficos. En la mirada perdida. De los efímeros furores. Artero y triste el tren está.
Por el viento que miraba. Saltando el ocaso artero miraba. Y el tren ya no corría, ya no corría. En las sombras ciegas estaba. Y el viento artero y el tren ya no miraba. Ni a las estrellas del abismo...
Y el ataúd en el pecho de traje nuevo. Donde la luna se desviste de albura. Donde la noche se apaga de gris. Donde la danza se amarra de luces. Y el ataúd en el lecho de trampa vieja. Viaja entre las cenizas olvidadas. Viaja entre los mecánicos gemidos. Por los muslos subterráneos. Por los marcos camareros...
Ar Te Ro
Donde Solo nadie sabe Y nadie nació ayer De los muertos fusiles fermentados De las muestras fusibles fabricados Nadie, nadie. Solo nadie sabe Cuando miraba el viento Y el tren corría Por la sombra Del silencio ¡Estremecido!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FRAGOR INSÓLITO
Será en el ayer El ruido de la montaña perdido en la noche Porqué al desdar habrá entrevisto. ¡Qué retorna en la luna débil!. Insólito fragor. De los cristales ahumados. En los pétalos del silencio...¡Cómo cubos plenos!. Esferas agudas, incólume incultura, arrugada nube. Y lo qué entrevea cada cuna. Del humo simétrico. ¡Con la destreza del jade!. Insólito.
¡Dónde la edad se moja volando!. Al fragor del trigal. Con un pequeño anhelo embotellado del filo frecuente. Ayer será, dicen qué dijo, me dices. En la cosecha del rocío ermitaño. Y tal vez entreviesen la tormenta, piensas decirme. Como cada mes fugaz en la mañana. En el cobertizo qué hubieron contradicho. Lo que anuncia una cabaña tímida y tibia.
Del ruido de la noche barrida. Por la risa de los pinos abundante. ¡Dónde se ha perdido el último sabor frío! Por más qué contradiga la calle sigiloso... Dices, pienso. ¡Con el olor del tiempo blando!. ¡Fragor insólito!. En las aves del pañuelo café. Del vaso verde césped. Un huésped, solo. ¡En la sombra qué vibra evidente!. Aún antes qué contradigan las arañas... Del tiempo. Con la mirada del vaso suficiente párpado y retina. Aun después qué contradijeren las telarañas. Ignorantes.
Por el fondo del cabello alegre, al desencantar el descontento. ¡Insólito!____ Como se ha perdido. un cuadro, en el cubo. En el ruido, en la ruta incierta, en la puerta infeliz, al fragor. Del trino imagen, de auroras esbeltas, murmullo frondoso. ¡He quedado, como el forjador de las quimeras malogrado!. ¡Dices!___Qué digo: En el insólito fragor, olvidada la marca inicial. En la montaña de noches donde el silencio anida.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Exterioridades...
Cabalga el alba la tarde tenue. en la silueta que duerme. al horizonte qué acecha. los topacios qué recuerdan. de la lluvia de cristales. ¡Tenues rosales en su sed!.
En el frío del ensueño derretido, cuando el infinito es nombrado, en la estatua del fuego intacto, por la frescura del hielo mudo, entre la espuma del grito roto. ¡Cuando la sonrisa es escombro!.
Ex Terior Idad Es
Cabalga. El espejo silencioso. Invisibles. Superficies. Del reflejo. ¡Suspendido!.
Ex Terior Idad Es
En el fuego. Pintor del aliento. En los náuticos orígenes. ¡Trémulas burbujas!. En los gestos diestros. ¡Cáscaras cabalga!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FÚNEBRE CINISMO
Al huir Al final Haciendo Víctimas Al cielo Al aire Haciendo Víctimas Al principio sin destino En las tragedias del callejero teatro escriben...Los anillos acuñando...Los silencios Insuperable rastrear de los gusanos... ¡Hexágonos anuales!... Del mismo engendro. Fúnebre cinismo, del minucioso escándalo una moral, hidroeléctrica manipulación en despoblado luctuosa exponencial incertidumbre sin duda vieja novedad del viraje retórico inquietante de la tabla finisecular expresiva... Cinismo disponible de lúgubre docencia Siniestra fuente de trabajo del subsuelo
Venenos del honor y la consciencia Polución del pensamiento y la memoria
Desecho de valores intercambiables Cinismo disponible de lúgubre docencia
Por allá Al descubrir el desastre Y al encumbrar el fracaso En la eternidad vertiginosa del interior en tregua exiguo del exterior desconocido enorme Un suelo exponente que no rehuye teñido del tremendismo torrencial. Del vértigo proliferante. Del rítmico descrédito. Del atónito descontrol. ¡El desprecio de la vida!. Apresa...La misma muerte. Apresa...Cualquier aliento. Apresa...El olvido en la memoria. La indigna partida de los miles infestado.
¡Fúnebre!. Por la muerte sepultada del instante el cementerio de la inercia fue testigo denigrante sin parentesco de la violenta lata de sardinas y la macabra luz de la inconsciencia del banco de peces en cuarentena. ¡Cinismo!.
Fú Ne Bre Cinismo Fu Ne Bre Porqué... Una mañana abría la neblina dormida, el instinto de la arena buscando,
las paredes del relámpago salvaje, y el perfume del cristal desesperado,
en la delicadeza de los túneles, del bálsamo cansado imborrable.
¡Fúnebre cinismo fúnebre! Por estar al río quemando nieve. ¡Tétrico patético!. Por estar al río secando núbil. ¡Siniestro elegíaco!. Al purificarse endemoniado. ¡Lóbrego macabro!. Al ratificarse engatusado. ¡Fúnebre docencia!. En las trenzas de la sombra. ¡Cinismo didáctico!. En las trancas de la siembra.
Fu Ne Bre Ci Nis Mo Por la fuerza falsa de la ausencia. Acompañante Del Olvido Es La Esperanza Débil De Las Mañanas ¡Verdadera contaminación de la consciencia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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