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PARSIMONIOSO PARÉNTESIS (Texto Neosurrealista)
El cadáver del tiempo yace en el silencio sin pena ni pan de olvido de pana en las perplejas telarañas del espacio perdido en la luz.
Por la esencia de la sombra, que su pensamiento esconde, entre el brillo de los imposibles tejiendo a la eternidad sus mejillas. Allá donde las flores sueñan impacientes los jardines, en mapas de par en par, las paredes a todo color, durante un año de segundos diminutos, entre los viejos relojes que viajan por carretera, con el crédito de una pisada publicada, con las botas de alta definición.
Con la calma que duele al verde por ser rojo con el olor de presente y el pesar renovado en cada pasado reciente.
Por la derrota que olvida su recompensa en la orilla, de añales de observación, y en la especulación ligera, que compra en las esquinas de un suspiro influido, por las variables constantes, del alcohol lleno de frío. Por el pasado que ha ocultado su rostro, en el retorno perdido que conmueve, dibujando a las noches estrellas, en cuatro supremas ilusiones azules, mediante la fuerza del exterminio, del cielo que sueña enrojecido.
Por la manzana que devora serpientes virtuosas corriendo en la luz envenenada con la ignorancia condenada en los días dibujados de noche.
En las ciudades y los anaqueles, que se pandean por miles de curalotodo, en los anuncios de cualquier cosa, y la candidez de los compradores de los indómitos ríos, que levantan un arpón, mientras los pescados escuchan un águila durante el deshielo, que se resquebraja por las nubes traicioneras en las cabañas de vanguardia, metidas en problemas con los sicomoros y las linternas de pollos, para aliviar el bárbaro destino, de la sinceridad en el techo.
Parsimonioso paréntesis incauto del caballete de perfil fino que abarata las madrugadas por el exquisito fenecer de la estadística audaz.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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RONDANDO
Embriagado El Ron Dando vueltas en las copiadas originalmente.
Ya Las cansadas quejas ruedan. Bien qué... ¡Mudos nudos desnudos!. Mal qué... Pétalos helados en la dureza frágil. ¡Dónde la vida se precipita!. Hasta de la misma omisión el insulto.
Del Amor Prístino. Rehén... Ronroneando a cuatro gatas. Acelerado el verdor marchito. ¡Rondando!. Por lozanear arimez. Entre el pululante esvarar. El aliento. Más íntimo hollando. Con el auge del vaticinio un latrocinio laureado. Por La nueva peste lisonjera. Espaciosa. La silla almidonada bien sabe:
CUM SURGUNT MISERI, NOLUNT MISERERI
Rondando La mecánica y rastrera postrimería. Del quintaesenciar al quinqué. En la palidez desfigurada. Al acrisolar la turbulencia. Del crepúsculo naciente. ¡Amalgamando!. Todo Avenimiento desabrido. Yerto estandarte en la bóveda lánguido. ¡Raudo reptante y asurcado!. Porqué... La tormenta derrumba el firmamento. Estrafalario escobajo. Horizonte de agoreros. ¡Inflamado!. En la travesía del mantear. En el periplo del guasearse. Entre limaduras de repasata. Plácido, el panteón espera. ¡Enviciándose!
Dando El Ron... (Tal vez solo eternamente). La manzana dulce del olvido, por los recuerdos mismos. Las memorias. Del Imposible Del vivirse mortalmente herido. Y Todo porqué el futuro. ¡Nos ha olvidado!. Y ¡Oh, verdad de los tiempos!.
CUM VITIA PROSUNT, PECCAT QUI RECTE FACIT
Y Entre el dirimir escabroso. Solo Al recuerdo adherirse. ¡Ferruginoso!. Por apurado listel oficioso. De la memoria. Y Del Rescoldo ajarse.
¡Qué rueda y rueda muerte tras muerte!. Así Rondando El cereño suspirar briscado. Así Rondando El opíparo labio escaroleado. Sobre El saldo insoluto. Del crédito Más qué... ¡Pompa depravación robliza!. Rondando. ¡Al exorar, orar, llorar, raerse al alma!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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CON BRIAREO ALADO
Pensaba... En la mitológica realidad. Sin cuentos, solo cincuenta cabezas. Vecinalmente espinosos y hambrientos. ¡Más metálicos que cualquier mina!. Y Pensaba ¡Con cien brazos!. Imaginando qué nada tuviera de realidad. ¡Pero fallaba!. Ahora, además vuela. Con Una Pregunta tan gigante, como su vacío.
¿Quién necesita una espalda traicionera?. Una frente de alfas en cinismo. Con Briareo Alado Una pintura, dos, tres, pedazos inconscientes. En la repetición mórbida vida. ¡Una palmadita en cuchara hambrienta!. Empleada pétrea y paz funesta.
Y Con Briareo alado En su rudimentaria y cósmica tortura. Empleado tenaz de la penuria.
Y Hace algunas décadas. ¡Sintiéndose ujier!. Y ultrajante tras los óleos.
Más turbio, el ánimo, sigue una gota. ¡La bota, cotidiana, en conserva, exterminando!. ¡La misma piel de que está hecha!. ¡La mirada, vulgar, del hocico peluche!. Más claro, el rubí oscuro es monolítico. Briareo, piensa, alguna vez sólo al soñarse.
Entre. ¡Gemas patéticas de manchas!. En Fragmentos, ínfimos, efímeros. ¡Briareo tan microscópico, usa telescopios!. Alado... Vuela bajo el océano, a crédito. Donde la cordura, tiembla herida, hilando féculas, y huesos.
¡Collar, disfrazado, de bondad!. Y Copulando, engalanado y sinuoso. Los Vestigios de trémulas orugas. Son De la consciencia pantomima. Después Del mortecino, último de las barajas. Una ¡Demencial cañería ambulante!. ¿Qué haremos, si alguna vez lo pensamos?. Desarmados hasta el ínfimo hueso. Desnutridas, miasmas hay en las sillas. Y con Briareo alado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Información útil es... https://es.wikipedia.org/wiki/Briareo
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ALLÁ CERCANO
Hubo una vez, que vino, añejo, un allá de aspecto manso. ¡Tinto recuerdo de miel!. Enfrascado, interminable, relámpago, con el poder agridulce de un mordisco.
Allá Cerca No.
De un allá cargado de esperanza. ¡Justo estremecimiento del querer!. Al anochecer un rubor ligero, luminoso fluir bugambilia, espaciado, en blanda frescura.
Cerca No Allá.
Un allá, venerado, en la cicatriz, de un domingo no deshecho entre los lunes, lidiando, vengativo, el frío, periódico, en el asiento del ferrocarril un peregrino, chismoso, de falsas intimidades.
Allá No Cercano.
Al cabello que sacude. ¡Todavía verde!. La piel de la champaña. ¡En una lata!. Más allá cercano.
¡Cerca la cerca, qué acercando, cerca!.
Ese allá de futuros prestados, al negar, el ánimo que naufraga océanos, gratificantes, del paraíso mediocre. ¡Lujo de servidumbre y doradas nimiedades!. ¡Un allá, del alarido de la raza!.
Un allá. Cercano, allá, cuando menos sea esperado. ¡Allá se acercará y cercará!.
Verdadera residencia de los mendigos, de las monedas repartiendo medicinas, doblando cautamente, la sequía cada vez, cada vez, menos tortilla, y más engaños, dulces golosinas, más nada de más.
Cerca, cercando. La cerca se acerca. Tan allá, muy allá, desde su desierto. ¡Dónde hubo uvas, jugo de secos higos!. Infinitamente. ¡Unión, ustible, urticácea, humareda!.
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Así la historia, culpable de la calle, al fondo, sería de nuevo un recuerdo, menos lento, más enorme, minúsculo allá, ligero, al volver goteando los ojos, la
cabeza inclinada, las rodillas, las escalinatas, el allá sorpresivamente, borrado, pidiendo al espejo reflejos, imposibles, anteriores al supermercado, de verdolagas grises, carnosos quelites, espinosos, calabacitas hijas de armadillo. ¡Y nopales semilludos parientes del cangrejo!.
Canto, canto. ¡Nuevo canto!. (Pálido sabor de transgénicos olores). ¡Allá nadie se muere de hambre!. Nunca, nunca. Sin embargo.... (Nadie... Pensaba... ¡Asustado!). ¿Nunca?.
Aunque... nadie ...convivía con hambre, el hambre lo amaba, ella, con lenguaje. ¡Sabor gruñir, se negaba a ignorarlo!. En verdad. Nadie.¡Era tomado en cuenta!. Y nadie, satisfecho, deseaba aquél allá, allá cercano que lo cercaba. ___ ¡Pero acá!... En este lado___ ¡Sí vivía!. Para él, para su hambre que lo amaba, y aún vivía.
Pero Nunca, detrás de sus castaños, ojos, de ajada piel morena, se fue al otro lado, y nunca regresó, con dinero en cada palabra, extraña, entraña de un lenguaje, mezcla de marmasa, acasia, lobelina. ¡Qué cicatrizaba!
Y nunca, se regresó, pero. Ahora con un vacío mayor. ¡El mismo engendro del... original hueco!. Vestido, con las huellas de ayeres inexistentes, dando brincos, al encuerarse con las raíces en la garganta seca. Allí, atado a las paredes de allá.
Cercano allá, que cerca acercando, cercas. Pero nadie, se sentía feliz, invertía en acciones del cielo, etéreo, ingrávido, primordialmente metálico, desfilaba el alma enferma, donde la bondad misma se compraba, y el verdadero mal, se transformaba en absoluto bien, por un buen precio, a crédito y con toda la razón armada. Lista para usarse.
Pues había una vez, leído esta historia, de mitos y leyendas, del todos fueron felices, y colorado frijolito en labios de buitres, desayunándose una lombriz en abundante cosecha de rapiñas.
Allá cercano, allá cercano.
Hubo una vez que ya no vino. De un añejo allá. Nunca, satisfecho, de caminar ausente. Nunca con trabajo y dinero a crédito, en un pedazo de cuerpo el alma había, enfermado, y terminó invadiendo, infernal mente, la menor esperanza de la higuera. ¡Clonando olivos en el más allá cercano!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Muros invisibles
Se construyen mares nuevos. Día con día, cada vez más altos. Bajo el tiempo, nuevo, pedregal de pieles. Atrás del blando espacio___¡Repentino. Espesos____¡Caos de los fragmentos!. Amor humano inmóvil. Ayer de los mañanas. Ayer partícula ardorosa. En el nuevo retroceso del milenio. En el vago siglo de inocente década.
Muros atrapados en el ahora. Muros amorosos indiferentes. Muros adorados instantáneos. ¡Invisibles, invisibles!.
Hab Itan Tes De las nubes del bolsillo. ¡Muros invisibles re-no-va-dos!.
¡Cuánto amor hay por la muerte buena!. En la bondad a crédito per cápita. En los cadáveres verdosos de los ecos. En la piel de los dioses de las carnes. ¡Invisibles!. Los mares de muros se construyen. ¡Cuánta nueva historia resumida!.
Muros interiores____Piel del sueño. Amor adiamantado____Aliento del humanoide. ¡Párpados vigas pajas pestañas huérfanos invictos!. Del fracaso que se muere. Del ocaso que se mece. ¡Petrificada, la memoria, petrificada!. Como vivir y en vano vivir, en vano. En la eternidad fugaz del siglo. ¡Con el sutil amor de la moneda!.
Nuevos___Muros___Invisibles. En Los egolátricos plumajes amenazantes. ¡Aman!. Para educar a los temblores. ¡Temerosos!. Y edificar el aire de los gatos. Esclavos del queso y los ratones. Para honrar a los glaciares. ¡Campanarios!. Y cultivar ceniza en cualquier hombre.
Sí...Sí... ¡Con toda libertad paraíso del vacío!. En cualquier parte. Vamos, vamos. En La Danza gris de corderos asesinos. En El Canto amable de las cavernas. Y Alabar la tempestad del cementerio. Y Glorificar la muerte a cualquier precio. Todos, todos. ¡Solo de la soledad acompañados!. Invisibles___Carbones de los huesos. Diamantes____De los huecos muros. ¡En el hambre de minerales esperanzas!.
Pide cada terror a gritos al tibio miedo. La tercera. ¡Dimensión del inframundo!. Con la libertad. ¡Qué habita solo en las lágrimas!. Uni co len guaje. De los nuevos muros. ¡Invisibles!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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