Bebida de teclas
En el piano,
ella nacía amarilla,
hoja con las mejillas del viento,
amable fragua de un anhelo.
¡Sin el velo de soles enjoyados!.
Y la fuente desnuda de la playa.
Telar de teclas tales son las perlas.
¡Qué mueren magros mangos!.
En el siglo glosa de reptiles.
¡Bebida del cadavérico milenio!.
Abanico de corales jugando a lirios.
¡Con el licor de sábanas dormidas!.
Y el día mojado de púrpuras espinas.
¡Bebida de teclas, tocaba cada tecla!.
Una luz violeta por el otoño inalterable.
Y atrás... La ventana... ¡Qué glacial momento cambia!.
La corteza del colmillo enseña la pezuña.
¡Qué azul sabe el mal del exterminio!.
¿Qué siniestro laberinto beberán los higos?.
La higuera, la vida y las sandalias del alma.
¡Un verde enrojecido--- Un invierno abrumador!.
Con el reloj profundo del silencio.
Y el viento en contra a toda luna.
En la gran soledad de huérfanas cunas.
¡Hay sonámbulos escombros de mil instantes!.
¡Bebida de teclas del tirano de perdones!.
¡Perdones asesinos de conciencias!.
Amantes hules de ciegas entrañas.
¡Cómo brillan y se reproducen abundantes!.
Lagartos hambrientos de monedas.
Con los brazos cruzados al fondo de una concha.
En el tic-tac, embriagador del cambio.
En el piano aterciopelado de dulces esmeraldas.
¡Sembrando los castillos bajo la arena!.
Con el premio de árbitros amargos.
Y cadavérica la conciencia diaria.
Con el dolor infinito bajo el suelo eterno.
Bebida de teclas son las plumas de las arañas,
en el blanco huerto de una higuera rubia.
en el piano telar de una memoria infame.
Herido el cielo la libertad carnal.
Esponja retorcida entre los muertos.
¡Encadenadas y sudorosas sombras!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez