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AVIDRIADO EL RESQUEMOR (Texto Experimental Neosurrealista)
Con las patas en las ventanas están ahogando a los desiertos con los patos y las sequías sobrepoblando los panteones...
Bien abrigados para realizar sus compras de huesos, urnas y ataúdes, frente al peligro como una típica estrategia defensiva del tamaño normal de un reflejo que puede engullir diez espejos dispuestos a reconocer la inseguridad de la vida, refugiados en su viejo cadáver casi de manera rutinaria atando su canoa al semáforo más cercano, dada la multiplicación de las divisiones.
Con la ira del gusano y la ceniza en camisa desvistiendo las respuestas en las palmas y manos de un dátil desayunando falsas mentiras engañado...
Por el bienestar de las intensas nevadas, casi sepultadas en el hogar victimado, por las ausencias que caminan lento, y trabajosamente hasta el buzón, que no imagina lo que siente el hielo, al permanecer tanto tiempo habitando la consciencia fósil, con las innovaciones más recientes, en la protección del polvo de seis metros, y tres gotas de kilómetros buscando al diminuto momento, del vidrio herido.
Dónde el silencio camina dando al recuerdo su música escondiendo todo lo ignorado volando del nunca al jamás...
Por dar la felicidad segura, que de tantos elementos es el gusto responsable, de las funestas consecuencias, que transforman las ausencias en presencias sostenidas, por lo lejano del triunfo que lucha desesperado del rumor enamorado al ser miserable sólo aborrecido por la flora en bicicleta, y la fauna de los trenes rosas, añadidos al tornado, que rugía como un mosquito en cuarentena bajo el umbral del baño vulnerable.
Anhelando salir del precipicio con la leña sin envidia verde brujuleado y sin el mapa ¡Porqué nada es como dicen...!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MEMORANDUM INGENUO
Una mirada se detuvo en el vacío, en espera de lo nuevo, lo viejo. Nadie llega, con desesperación de terminar, no fuimos ninguno, esperando ser otro. No fuimos arena, esperando ser desierto. No fuimos soledad, esperando ser tumulto.
Porqué indignos son los silencios, de ser oídos, por el pelo sordo del bolsillo, y el monedero que halague y destruya, y escape y albergue la ingratitud, cruda del hielo ebrio, diciéndome y diciéndome:
Tú, cuyas lágrimas secan el mar, en el desierto latir de la luna, y acribillas el grano del anhelo, entronado en pantanos enjoyado.
No esperes que tus recuerdos mueran, en las penas lejanas, causadas, infames.
El dolor baña éstas nubes, el sufrimiento mueve al viento, abajo y encima del suelo, mezclando pasado y presente, hasta en la miel que compras, con la hiel bajo la piel, y los escombros de la consciencia.
¡Sí, y sólo sí!. Te existió alguna vez, en algún lado.
Por eso dices que digo: Que ésto te envío...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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