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Estaba echado yo en la tierra, enfrente el infinito campo de Castilla, que el otoño envolvía en la amarilla dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente abría el haza oscura, y la sencilla mano abierta dejaba la semilla en su entraña partida honradamente
Pensé en arrancarme el corazón y echarlo, pleno de su sentir alto y profundo, el ancho surco del terruño tierno, a ver si con partirlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo el árbol puro del amor eterno.
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Poeta
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INFINITESIMAL
Como en las escultóricas fronteras del infinito. Mas Hablan las espirales con soltura. Claro En la emoción del regalo. Que En los tigres susceptibles. Nunca Imagen tres veces receptiva. Más claro En la paradójica presencia. Que nunca En los fotográficos halagos.
******** Desnudas. Accesorias nubes de una gota. Desolada. Abundante rebelión del gato. Desordenado. Animando plásticas orugas. Desnudas. Desoladas. Desordenadas.
In Fini Tesimal Mentenamorado
En los himnos, de las fragancias. Fronteras de las ortigas. En las circundantes. Preguntas caminos. Como hay ahora. ¡Fábricas de los criterios!. En los cánticos estériles. In Fini Tesi Malmente. Repetidas mil bondades.
Como Museos de las novedades. Como Muestras de los invisibles. Caminos Salpicados de martillos.
De pianos enanos. Guitarras miniaturas. Infinitesimal camino. De Legendarias partituras. ¡Sinfonías!. Al contacto de los años. Impensables. Pinturas de vértigos y abismos. Entre. Los. Amores. Inmediatos. ¡De los fósiles recuerdos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Menguantes marionetas
En las dunas están los hipopótamos entre los ecos secos y trepando a los cabellos de los cables rojo reuniendo, cables y más cables, varas, años, lentes en las faldas fulgurantes dientes de los ojos más. ¡Trepidando al suelo labrador de la muchacha!.
Con El Mágico burdel circular. Del timbre almendro insomne, devastado cazador. En llamas húmedas al pegar. La boca estrecha al pasadizo recipiente de figuras diferentes, dimensiones. Del nitrato caliginoso del escritorio.
Agrupando. Desgarradoras escalinatas. ¡La caña, aliña, escape ahumado el garrapatear!. Estando El Cobre bajo el adobe, cerrada necesidad. ¡El humo herido se desploma!. Desmantelando. Los domésticos cuidados, ilusiones duras de la nada. Del desenmarañado duelo, sin desenfreno. Por el claro y cuadrangular helecho, por el enjebar del qué fue objeto. Congénere a veces de la congestión. Las menguantes marionetas. ¡Despanzurran despalillando al mismo teatro!.
En la fría caldera sin brecha, por el amor de la madera plastificada en las calles, al causar desmayo, junio y julio, el cesáreo estiércol estipulado. Marionetas. Aunque. Lluevan transeúntes trágicos abstractos. A pesar de las hileras de dolores en rodajas.
Menguantes. Apogeo del baile acusando a los panteones. Con todo el pulso de sábanas y tundras. Marionetas. ¡Jamás!. A cargo, del nombre, peligroso, pelirrojo. Vio a los ecos hipopótamos lejanos. ¡Con la venda ciega y sin precio!. Menguantes. En cualquier ventanilla de vainilla, a la caza de la rapiña, misma que cultivan, en los sueños, diarios con su lenguaje almidonado, y la mirada fija en el precio.
Al final ¡Solo conato de concoideo!. ¡Solo conculcar y desgolletar!. Con las arañas, cada bisonte, al muérdago ajolote. ¡Solo prueba de almohada!. ¡Solo corsé del enredijo!. De marionetas menguantes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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