Poemas :  Oda al olvido incoloro
Oda al olvido incoloro

De mañana
por el sol
petrificado
derribando
las murallas
del recuerdo
impermeable por el agua
perdida
en cuanto gota seca hialina en diagonal
en cuanto laguna oblicua entre zoquete
en cuanto mar altisonante y barroco
en el subsuelo.

Perdido
entre palidez
sin sombrero ni paraguas
con chaleco
de guerrero diminuto
nave desdentada
por ennoblecerse abribonado
en la ígnea extensión
del tedio encerado
nácar de primavera.

En la nimiedad
un churumbel
fortuito
remoto
de pronto
esfumada
la tintura
vibración
por
la
niebla
saturándose
de huecos sobre tiempos
secos años dentro
del camino sin cifras
por
el vidrio
plano
entre charcas y lagunas,
No sé
¿Quién?
Está cribando al cedazo.
¿Cuándo?... El suelo tortuoso empezó a gritar
era o no así
repitiendo
hasta
el cansancio
el relámpago.

¿Gris memoria extraviada?.
Por las campanas
que lloran
la muerte insepulta
palpitando
en las hojas
de los ecos
impacientes
por
el
mar golpeado
ennumerando
las burbujas
del polvo triturado
y sin aliento, soñoliento
y sin amartelarse, truhán
en la fimbria de franqueza
por el suelo
oprimido
en la sed
sucesiva
de la sangre descabellada
de la telaraña
de la frente
sin saberlo
el hueso
en el letargo
abejas inmóviles
hormigas sin negocio
bebiendo indiferencia
por las calles
y los campos
hechos añicos
del grano obscuro, germen intemperante
inexorable
caída
de nuevo ... No sé, soy invidente
al horrísono ambiente de orfandad
incólume
vetusto retorcimiento, rumboso el tiempo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Fantasmagórica negrura
FANTASMAGÓRICA NEGRURA

Después de la agria disputa de la tarde
con la noche, había pensado en los sufrimientos
que por la madrugada esperaban, la carrera,
temerosa, al contacto de la luna, y las estrellas,
palpando las obscuras intenciones de los buques,
angustiados que iban a ser sacrificados, dulces,
en las playas invocando la razón más fácil que
la exclusividad de la envidia, como un trofeo de
caza detrás de la presencia que lo aspiraba, y lo
expelía al ritmo entrecortado, como un autómata
en la pesadilla dando órdenes, en la calle que no
escondía, más el rostro agrupando cifras con una
gran nitidez, como si percibieran el interior confuso transparente, que estaba dislocado en partes donde todo el escenario se inundó de remolinos.

Las alas de una nube silenciosa, pasaban impasibles
con la vista indicando un vuelo circular después
de recorrer el primer folio, con una lupa para el
examen de autenticidad en la lluvia, que se siente
deslumbrante, y traza una espiral que desciende por
el cielo, en la extraña actitud de una ventana sin
levantar las cortinas, por el zarpazo de las siluetas, negras pletóricas tétricas y sórdidas.
___¿Y después?... Me dicen las envejecidas ausencias en el viaje marchito sin cesar en el miedo enterradas.
Acabamos de resumir que hicimos en tantos años del
atardecer, en el campo capaz de pedirle prestada la sal al mar, alargando el asombro del azúcar, usada untando las palabras idénticas a las frutas en almíbar recorriendo, un vacío inagotable, sin esperar respuestas suficientes, en el vértigo encarnado, que fue aprovechado al despertar en un antiquísimo momento posterior.

__¡Sí, después!...
Después se arrepintieron de ello, es cierto, pero el coraje faltó a los mejores deseos, que tenían sus dos extremos quebrados hablando precipitadamente duro en seguida de un trago corto, y enérgico sobre los que tantos años habían acumulado su hollín, en diagonal ordenado, mostrando preferencias por los escaparates
soñolientos, mucho más pequeños que el estrépito cayendo en seco. un poco a la deriva en la soledad orquestal excesivamente distraída por el clima templado con sus intermitencias metálicas cuando.
¡Cuándo cruzaban las réplicas del silencio, exacerbado al fondo!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta