Por mí, la flor en las bardas y la rosa de Martí, por mí el combate en la altura y en la palabra civil; para mí no hay negro esclavo, para mí no hay negro vil, por mí no hay perro judio ni hay español gachupín. El bravo ataca el sistema y respeta al paladín, el Cid abre herida nueva, no pega en la cicatriz y es pura la niña mora como las hijas del Cid.
Por mí, ni un odio, hijo mío, ni un solo rencor por mí, no derramar ni la sangre que cabe en un colibrí, ni andar cobrandole al hilo la cuenta del padre ruín y no olvidar que las hijas del que me hiciera sufrir para ti han de ser sagradas como las hijas del Cid. ------
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Poeta
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