HONTANAR EXECRABLE
Palpé al olvido y su memoria.
Quieta la sed y su recuerdo.
Por el agua frágil.
De las grietas caprichosa luz.
De la ignota marejada lenta.
Por las calles ondulantes.
¡Dónde se entinta una ausencia!.
Del súbito peligro atenuante.
¡Indeseable en la belleza inocua!.
¡Oh, alfaguara de futesa!.
¡Oh, entonadera de nonada!.
Adarga abundosa de escoria.
¡Cuánto embijar y achubascarse!.
Zalamero zángano zarandeando zopencos.
Del papel incumplido.
Vi el sabor y sus colores.
En los cabellos, fieras, indiferencias,
mesas solas, hambres desnutridas,
enrojecidas nubes en el suelo,
y techos de azul podrido,
en el cántaro curioso,
por la esterilidad y su fruto.
Del borbollar afrentoso.
Un tifón, un ciclón, una tromba,
son menos que poco comparados,
del mal al peor arrobo embozado,,
por el guirigay de corbata y saludo.
Y el gracejo por lo luctuoso embetunado.
¡Fontana de fruslerías!.
De
Plano pleno planchando platos.
Del
Salado dolor, salado recuerdo, salado ausente.
¡Alado y desendemoniado... Dudoso ingenio!.
Que vuelve y en ello se pierde,
allá el aire huyendo gris,
allá el camino inquieto,
entre la mayor honradez multiplicada encizañada.
Con absoluta lealtad, fingida, concavidad, de honor manando.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez