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SAHUMADA ENSOÑACION
En el césped. Plumas finas al olvido tejen. Por las otras vertientes del humo el agua. Bajo el roble abierto flor invierno. Añora la cuerda el canto tanto. Estaño para salir en piernas cañas. Tiernas más, tiernas menos.
¡Más a menudo, el mundo espesa!. El sombrero de abejas doblando dedos. ¡Hilo!... Que falta al tiempo tienta. Tinto al caliente aliento. Suavemente giratorias. Por el viento al abismo, secas, pajas deja. En la casa cicatriz al espejo. ¡La nieve se derrite, la nieve lejos!. Porqué la tierra ronda. La pena de azul sal dulce suena. ¡Una taza verde!. Amable al frente quema. La flama en filo enfriada. Al gris que la sorpresa desvanece. Estimulada de la realidad plana. Al extraño pecho, alas del aire.
¡Por ser de la reja un gajo!. Las sombras de la tierra.¡Después del cielo!. Centinela de otros bajos, al frente quieto. ¡Tan inútil qué no sería difícil, no creerlo!. Porqué al mismo, al mismo firmamento acaricia. Lo mismo al mar magro, que al hilo amargo.
Por el momento en su acústica, dureza grácil. En la nada, de las vertientes, polvo al aire. Brisa de la vida, en las calles, que prados pierden. Ensoñación sahumada, ensoñación ahumada.
¡Vivos los colores!. Del corazón pájaros. ¡Vuelan ondulando!. El polvo en cataratas. ¡El rato roto rota! Del paisaje.
¡Los sueños qué nos sueñan!. Despiertos, en las calles, olas. ¡Espumas en las hojas!. Nunca menos qué mañana. ¡Del humo espesa la nieve!. Las cuerdas en tanto que menudo añora...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR EL ÁPICE
Por el ápice arbitrio, abierto el cono, inverso hostil, discrepa la campana dulcemente. Al dejar caer la cautelosa contrapuertarena. ¿?. Por el oro gradual de las palomas, que se desprende del sembrar eritrocitos, y llenar con la bajeza cualquier humillación de cementerios. Por el buitre cóncavo, y glutinosidad cristal del universo. Donde hay un agrado contrariado en observar la desigualación, Donde hay arena que resbala inepta y que cernida declina. Y, que a punto de caer, argumenta azuzarse. Donde hay un amor distraído que se arremolina, Con una prisa cromosómica de gato. Con la lentitud atroz del papel. Y lo que es del todo humano. ¡Hilo por el ápice!. La arena de los siglos es la misma... ¡Desértica humanidad perdida del ahora!.
Del milenio agusanado, del siglo del escarabajo, de la década vacía. Por el quién de todos conocido Por la cualidad de la vergüenza. Por la soberbia geológica. Del milenio miel de hieles, del efímero transcurrir de los billetes.
Infinita historia sin arena, sin desierto. ¿A dónde va la sequía?. Y quién podrá plantar y sembrar, dioses alegremente. ¡Con el hilo de un ápice!. Para lograr que luego le perdonen cada grano, cada muerte, cada día. Ante las llanuras aluviales, depósitos invulnerables, carentes de consciencia, de luz mortecina, amor infrarrojo, pasión, ultravioleta. En la cibernética cicatriz de las arañas. Por la eternidad que se abisma sola.
Y no se detiene, redonda, ni cuadradamente líquida, de la nunca caída despuntada. Por El Grito De la arena que es infinito. Silencio de mar melódico.
¡Y del ápice que apila la tempestad al mástil! Donde se va la vida, el frío envidioso, el remordimiento, grácil, sin el frágil calor, la vida, el sublime dolor, el deleite embriagado de matorrales arrogante. Donde Se Va... ¡Lo qué pudo haber sido!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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