Oda a un cerillo
Yo no sé. ¡Cerillo! Si llevo Enroscada una serpiente, un Ángel caído... ¡Qué tú cerillo... Enciendes! En el fuego Perdido de una llama. Por la mañana, una montaña. Yo no sé.
Caído han los ángeles. ¡Del cielo!. Azul, dolor, muerte, sangre, abundante, ser, infinito... ¿Y yo?. No sé, nada, cerillo, nada, junto al pez, de tu paz. De tu llama, perdido. ¡A la izquierda!. Es como un cero, siempre. Nada, nada. En el océano de mortales. ¡Derechas chuecas siempre!.
Número Sin valor ¡Para luchar! ¿Con ésa, retorcida, cruel, curva de círculos derechos? ¡Qué ciegos, ojos, no ven! ¿Dónde? El valor ha volado ¿Vuela, acaso, muerto ya? Justo, alado Y en el fuego Perdido La llama, muere, ser, infinito.
¿Y yo?. Amo, cada serpiente, cada pluma Con la Justa sangre... ¿Qué me muere?. Sí, no vivo, justamente, por el fuego. ¡Verdadero!. De ti, flama.
Y... ¡Cerillo! ¿O, eres, unillo... Unido? Unillo, simple fantasía Incomprensible, absurdo. Injusto, solo soledad. Unida entre infinitos. ¡Unido!. Sólo. ¡Como yo!. Enroscado... ¡A mí, cerillo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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