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A.S.O.M.B.R.A.D.A.
En la sombra del aire rosado, espera. ¡Disciplinadamente!. La mañana, costumbre, indispensable. ¡Del agua qué teme medirle!. Los pedazos de noche sencilla. En el rostro de moribunda colmena. En los alados cereales de panes. En la sombra la luz aprende, la hora de la traslúcida muerte, la carga amarga del menosprecio. Encendido el paisaje adormecido. En la angustia fósil del pecho. En la luna prisionera del ojo. Por la vertiente de vidrios masticados.
En la sombra crepitan los grises. ¡Corrosivos elefantes herreros!. De la sed inundada del tejado. Cuando el césped emborracha el viento. Cuando la luna cultiva alfileres. En el vino, camino, al enigma. ¡Desfilando los anhelos desvestidos! ¡Asombrada, oh sí, asombrada, asombrada!. Por todo eso que la ignorancia permite. ¡Con el perdón!. Seguro, infalible, sombreado. ¡Qué a la pólvora hace añicos!. Y viento al tiempo. ¡En el edén!. ¡Qué quiere!. Parecer lo que no es. Por el amor, sí, por el amor. ¡Sí, sí!. ¡Qué nunca aún se ha dicho de ninguno!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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OJALÁ UNA VEZ...
Tal Vez Sea Necesario...
Una vez, de la casa la sonrisa. Célebre. Creativa, al filo de una calma vaga, resplandeciente, la magia lúgubre de media noche, florecientes, las piruetas de tormentas, inanimadas víctimas, transformada horda del claro hervor del vespertino grillo, mientras los cereales compran bicicletas.
Luxación, asimétrica y monstruosa, por el débil y cansado, áspero camino, balbuceando apenas, burbujas oxidadas, tiernos, los zapatos prometidos, los guantes dulces, abatidos, en tristes campos en rebanadas áridas, semillas, en un delfín en reflexiones embebido, oráculo, inclinado sobre una roca, humilde, y un viejo y raro jazmín de bolsillo, y audaz cangrejo, por un libro de secretas miradas de musgo, en lo siniestro diestro, en la olvidada ciencia, de los adobes pajas.
Las abolladas boyas, del cayado callado, las vestiduras cabeceando, sombreros, casi dormidos, diacríticos acentos, prosódicos, a lo lejos de los labios oyóse de súbito un leve arrullo de golpe, como si el humo temblara feliz, y vibrando suavemente tocaran, los rostros, tocaran la frescura que sumergida sobrevive, las letras que mecen palabras, los ojos perfumados ayeres, las canciones música, y la humanidad a todo hombre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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