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NOS ESTÁ MIRANDO
Nos está mirando, observa cada paso, absorbe cada suspiro, regala cada sentencia. Se alimenta de recuerdos, crece de miradas, rompe la luz, acrecienta el dolor.
Sus ojos están adiestrados, sus pies idolatrados. ¿Quién asistirá a su funeral?.
Aun ahí está rondando. Sin que nadie lo sienta, manipula los zapatos blancos.
Autor: José A. Monnin Limpio-paraguay Derechos reservados. 27/04/2013 [email protected]
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Poeta
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CEMENTERIO ESPIRITUAL
Esperar tras la puerta. Encerrando ideas, matando noblezas. Sudar de frío, castigar al laberinto de húmedas tristezas. Aun el fantasma gira de miedo, y todo se torna desierto. El campo destierra, a los muertos, los huesos gritan en soledades, las alabanzas caen al suelo, como lluvia sin destino.
Los cementerios han quedado vacíos, los féretros han abierto las puertas del otro mundo. Cementerio espiritual, los necios querrán saber de la verdad, y todos al descubierto sus almas verán. Sigilosa, las sombras darán las costillas a los perros del infierno. Escarnio de cerebro marchito, la piel será testigo de tu verdadero castigo.
Mientras espero tras la puerta, cazando espectros. Las nubes anuncian su llegada, y los ojos de la serpiente brillan en los cráneos malditos de los poetas ya idos.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 08/02/2013
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Poeta
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SED MAESTRA
Sed Maestra Del Agua... Del desértico aliento. Del barro sin fuego. Del aire atrapado por una red de secos ecos.
-¡Sed, Durst, sete, séde, soif, thirst!- Trajeron unas montañas lagos y lagunas, sueños almendrados de rojo, y unas dulces gaviotas, rotas sus alas de gladiolas, espumas de sábanas duras, donde estaba el cántaro dormido, y despierta una tierna lámpara. El caballo, el tigre sonreía, en un águila sentada y ágil, por el cuadro de picos y acasos, donde tenía un ojo la luna entre lagunas, azucaradas, en el cuello de un pequeño manantial, y la luna sonriendo, estaba, más pequeña aún, en un cielo tan frío, que tuvo, que fue, que dejó de desgarrarse, y empezó por perfumar alfombras en el césped, y desahogar en sangre los amores de las orugas, y ceniza la brisa de los cementerios antiguos.
¡Sed maestra!
Amiga, de los vacuos enemigos, una espada de algodones, despierta, que los montes, salados todavía respiran, y las praderas con las hierbas están en otro sitio. ¡Maestra, sed, del agua! No importa ningún ocaso, ni acaso, en los huertos de duraznos tristes, y que estés dentro de los nogales comiendo una cereza, llena de agua, de fuego, de tierra, de mar, de dulcedumbre!. Y que ames mucho tiempo, el cabello sano, del recuerdo como a un niño, en el cielo arenoso, sin amarrar el canto de la tarde fría, sin dejar la cabecera del viento, que tenía, un torbellino tierno, un huracán naciendo, una perla inmensa, y una plumilla en la razón al escribirlo, en la lengua, del invierno riguroso y la sílaba arrugada, donde vivimos cien años, en las leyendas de un inocente siglo, una década viciosa, un sentirse ahumado, un agrio ambiente, dentro de un cuchillo, dialogando tenedores con cucharas.
Despierta, la calle calla. La esquina, escucha. Obscuras lámparas alegres, insectos revolotean. Y luego la basura dice: Incorpórate un poco. El aullido de los botes es a crédito. Y hay una larga mañana enredada entre ballenas y charales, lengua, la morada, un archivero, una memoria, que deja hormigas, en las palmeras, esmeraldas escarlatas. y enrojecido al horizonte, en el vertical espanto, y un licor de lirios. Ya la pereza tendrá su forma, Ya vienen los pájaros que anudan las cordilleras. Ya van hacia las hojas las guitarras con sus pianos, consumiendo en guirnaldas la franqueza, y al esqueleto que se inflama por la roca, y al... ¡Tan bueno era!. y al temblor de manos. y al labio seco. ¡Sed maestra!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TRANSFORMACIONES
Donde estuve, estás y habrá otros. Edificios, distancias y hormigueros, transcurriendo desde arriba.
Cementerios y llegadas, donde estuvo, él mismo. Hay otra vez, otros.
Nuevos y distintos. Castillos sudando trigo. Mina, panes y pradera.
Color de distancia y casa, de hormigas pescando ataúdes, y como entonces, edificios.
Sin herencia, borrando arena, al sol y lejana playa. Como cavando olas.
Sin duda, hombres hormiga. Como desde arriba parecen. Ciudades, bosques, sierras.
La puerta alba y calles. Donde habitamos y estamos. Estás y habrá otros.
Edificios, hormigueros después. Cementerios otra vez, otros. ¡Tiempos!... ¡Como cambia todo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Velándome sigo Velo por mí en los cementerios, de los siglos fermentados, y calcino soles pobres, como lodo rojo...
Camino vestido de sabores amarillos Los anillos repetidos Las sortijas melodiosas Y contigo entretejida con distancias.
En la humedad de una sonrisa viajo, palpando libres y latido,s atrás de cien destinos. ¡Arriba de mañanas interminables!.
Abrí mi cripta presuroso. ¿Dónde quedó mi ceniza?__ ¡Pensé! ¿Dormirá aún mi polvo?__ ¡Me dije! ¡Estaré siendo tiempo!__ ¡Creo! Cerré la cripta lentamente... ¡No hay ceniza, ni polvo, ni tiempo! ¡No pienso, me dije, nada creo! Solo-Seré-Siendo-Poco de nada.
¡Hoy me velé, me sepulté, me dije!. En el ahora que no existe. En el eterno mañana. ¡Lleno de constantes instantes!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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