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L.A.P.I.D.I.F.I.C.A.D.O.
¡Dame!. Silencio, los labios de tus ecos, a veces, te veo, en la piel, quejándote, flor, en espera, de lo que pudo ser, después, sobre las alas de mil pretextos, dentro de la edad, olvidados, en el perfume de la noche, aguda, del agua que me duele, arenosa, en el espejo escondida, sombría, por la ausencia del mundo, magro, amarga larga viveza demorada cautelosamente indiscreta hoy.
¡Dame!. Despacio, los relámpagos de asombro, del cuarto, saliente, resbalando, infinitas, mil ausencias, apodícticas, dudosas, estés donde estés, incierto, seguro, en la madrugada por los tejados herida por el verde de los pinos llorando el río, por la estéril catarata, del trigo confundido por la noche, al despertar, sobresaltado, reseco, el eco, por el impulso, perdido, extraviado, en la paz quemada, inexistente, solo, creída precipitadamente, meditada en serio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AMORDIDAS ALUCINACIONES...
Los hongos danzan en la niebla dura, en alada ave "ab" bajo el boscaje, encajándose como cajeta.
Amordidas...
Dando, quitando y ausentando toda esperanza. Y ya, ya. Lentamente, menta el aliento. Con una enlechada luna, nocturno luego el queso.
Estaban. En la mitad del momento. Un silencio en añicos cayó. Ese inmenso instante interrumpiendo. Un vidrio, un medio muerto, entero. ¡Orgasmático, automático, robótico!.
Con una mordida manzana, reposará desmañanado higo. Alucinante manzanar prohibido era. Era una alegría perpendicular polinizada. En la vieja filogenia. Ya no ahora, ó tal vez, siempre por el futuro. Tejiendo telefónica inalámbrica. Turbina. Sos.¡Advección causal de. Y por... Atmosférica presión recalentada. Piel terrestre.
Amordidas electrónicas arañas. Encendidos boscajes de Venus. encajados, cajetas, acordeones.
¡Pri-mero des-armados y después acri-billados!. En la vieja constitución del hueso. En la constitución del humo, frrrágil. Pan-teones enroscaaados, el pastel partido. Por Una Araña enredada. Araña el cuerpo vacío. Y podrida el alma, en cada lengua, voz de olvido.
Por una araña enredada, baila luego y teje un ratón.
¡Alucinaciones amordidas manzanas!.
Alegre, campo magnético suspirar. Alegre, campo eléctrico soñar. De capilar a capilar. ¡Vulcanizados!. Todos... Ebonita de caucho corchetescos.
Amordidas ni las manzanas gozan. Alucinantes después arrugadas veces.
Y... Sobrel amor despegado, adherido luego al lecho.
¡Todo queda, como un como!.
Aquélla catarata que sube goteando. El aire detenido. El ritmo plano de pleno una planta seca.
Amordidas electrónicas, enmanzanados. ¡Cuidados!. Porqué, porqué...
De cien arañas confusas, infuso luego el dedo alumbra. Y Por una razón especula, enmudeciendo luego la memoria. ¡Amordidas, alucinaciones de panteón privado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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