Poemas :  VIAJE
VIAJE
__Wole Soyinka ( Nigeria )
1934


Novelista, dramaturgo, conferenciante y poeta.
En la guerra civil Nigeriana fué encarcelado de 1967 a 1969. En 1986 se convirtió en el primer escritor africano y primer escritor negro que obtuvo el Premio Nobel de literatura. Tiene publicados varias novelas y colecciones de poesía.


Viaje

" Aunque llegué al final del viaje,
Jamás sentí que hubiera llegado.
Tomé la carretera
Que sube despacio la cuesta de las preguntas, y que me lleva
Incluso a descender a la tierra que conduce a casa. Yo sé
Que mi carne está limpiamente mordisqueada, perdida
Para el perturbado pez entre las vainas susurrantes-
Yo los dejé atrás en mi ruta

Y así también con el pan y el vino
Necesito la repartición de derrota y carestía
Yo los dejé atrás en mi ruta
Jamás sentí que hubiera llegado
Aunque amor y bienvenida me atrapan en casa
Los usurpadores pasan mi copa en cada
Banquete como en una última cena. "
Poeta

Poemas :  EL ULTIMO TRATO
EL ULTIMO TRATO
__Rabindranath Tagore ( India )
1861-1941


Fué pintor, filósofo y notable poeta. Su obra literaria es amplia. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1913. Fué nombrado Caballero por el Rey Jorge V en 1915. Este es versión de: Zenobia Camprubi de Jiménez esposa del poeta Juan Ramón Jiménez. (Editorial Aguilar).

El último trato

Una mañana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.
"¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío
y se volvió sin mí en su carroza.

Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía
y yo vagaba por el callejón retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro.
Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.

Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció
y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.

El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente.
Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
Poeta

Poemas surrealistas :  Por el eco afónico
POR EL ECO AFÓNICO...

Por
El
Eco del embudo. ¡Aparece silencioso!.

Silencioso, silencieux, silenzioso, still, ruhig.

Afónico
Por
El
Eco.

Lo que una espada deja en la punta,
como un lirio,
malamente,
el salvaje misterio de velos finos,
despacio,
en que con torpe mano,
la carne absurda se forma,
adrede,
hace de un tronco su luctuoso manto,
presto,
en el éter fúlgido y sereno,
demasiado,
a su capricho un infinito de azulada esfera,
enseguida,
y luego baña el surco su silvestre aroma,
medido,
y ante su obra humedece al espejo rojo,
agradeciendo,
y se arrodilla, se empecina, en la orilla de la luna,
y se pregunta, se interpreta, en la pendular espuma,
dudándose.

¡Dudándose desnudo!.
Y
por eso la ribera las leyendas finge,
de joyas duras sobre la caja,
invariable,
entre tu desnudez intacta y la mudable muerte sometida, súbdita y primera,
tartajosa,
entre su figura descarnada,
y la flor del beso del rocío,
marfil indomable,
espabilado,
entre el pincel de plantas trepadoras,
y el profundo licor, aliento hundido,
taxativo,
entre la dura boca en la espalda impaciente enarbolada, una llamarada ahila.

En las formas, en la carretera, que subyugante agrupan,
reales a un fantasma, una incógnita viajera,
de la mente, de la brisa, en el pecho,
carmesí,
de ridícula melena hirsuta ahogada invención,
y hecha del ídolo ya, sacrificado,
en su altar que cariñoso mece
atmósferas trémulas,
del eco ronco.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Apesadillado
Apesadillado

Una vez volví del futuro,
debajo de una mañana,
iba y dejaba mil soles, mil muertes, mil vidas,
yo cargando solo desconocidos rostros,
por los dedos de cien estrellas,
la luna en el espejo,
como una pedregosa carretera,
iluminaba mínimos cometas,
cuando
espada en mano, nacía solo mi niebla,
y llegó
al cielo solitario
el Rey del soplo extraño,
en su carroza, sol del siempre y del nunca.
¡Me vendo!. Obscurecían deslumbrantes sinfonías, diciendo.

Antes del original principio,
antes del honor mausoleo,
antes regio de cualquier mañana.

La luz te vendo,
la misma risa.

Pero...
A la vida monstruosa suplica,
azules venas vanas, porqué así, así deber ser.


Y
Así cadavérica quedó,
la consciencia del barro barato, del aliento ajeno, del hoyo.
Nada gime,
igual,
y...
Grité...
¡Silencio, silencio, calla por piedad!.

Y en la cercana lejanía,
el Rey sol cogió de la mano nubes atormentadas
y me dijo: "Escucha, luz hay en la ceniza, luz de noche congelada "
y el astro con sus estertores mortales, volvió renacido fuego.


Pero sólo había enmedallado la negra noche del inconsciente humano,
de nada lleno, ni pleno, al ritmo del quinqué desahijado deshojando auroras,
de nada le valió todo celeste centelleo, de la frágil y temblorosa razón,
y su poderío yace mezclado dentro del vientre de la moneda sangrando,
y se volvió,
sin mí, sin rostro, ni rastro, mi muerte, tu vida.

Como
cualquier pesadilla
en su carroza.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta